Javier Giraldo, el jesuita que lucha para que el crimen de Mario y Elsa Calderon no quede impune

Javier Giraldo, el jesuita que lucha para que el crimen de Mario y Elsa Calderon no quede impune

Era el director del CINEP cuando sus compañeros fueron asesinados en su apartamento de Chapinero hace 26 años sin que hasta ahora la justicia haya dicho nada

Por:
mayo 25, 2023
Javier Giraldo, el jesuita que lucha para que el crimen de Mario y Elsa Calderon no quede impune

Para los católicos tradicionales, un padre como el jesuita Javier Giraldo es mirado con recelo. Poco importa que se haya licenciado en filosofía y tenga un magister en teología en la Universidad Javeriana con especialización en la Universidad de París y que su formación académica y su vocación por la defensa de los derechos humanos haya pesado a la hora de fundar en 1988 junto a otros jesuitas el CINEP - Centro de educación popular-.

Este rol de estar del lado de gente vulnerable y golpeada y de defender con vehemencia sus derechos no ha sido fácil para el inquebrantable padre Javier Giraldo. Es mucho lo que ha visto y las luchas que ha dado para que los atropellos no queden en la impunidad, como fue el asesinato Mario y Elsa Calderon  y el padre de ella quien estaba de visita en su apartamento cuando llegaron a matarlos. Su mamá quedó herida

El recuerdo de Mario y Elsa sigue vivo en las calles de Chapinero

El 19 de mayo de 1997 cuatro hombres vestidos de negro se bajaron de un Renault 9. Iban fuertemente armados. Eran las ocho de la mañana. Amordazaron al celador del edificio del Barrio Chapinero, buscaron el piso 5 y entraron de una patada al apartamento donde vivían Elsa Alvarado y Mario Calderón. Ese año iba a ser de gozo para Giraldo. Lo habían llamado por esos días de los Estados Unidos para decirle que recibiría el premio  John Humphrey a la Libertad, un reconocimiento que grandes defensores de derechos humanos habían obtenido. A él no le gustaban los premios pero en ese momento, por la radicalización que se vivía en el país, era importante que, desde afuera, vieran que la labor de Giraldo no tenía que ver con la insurgencia como pretendían hacer creer sus contradictores. Elsa y Mario fueron sus amigos más íntimos, por eso, cuando se enteró por la radio que los habían matado en su apartamento, al frente de su pequeño hijo.

Giraldo había sido el más fiel compañero de Mario desde mucho antes de que él decidiera salirse de la orden jesuita para irse a pelear por los más necesitados, los más amenazados dentro de su país. Estuvo con él en Francia, cuando en 1980, ambos sufriendo las afugias del exilio, hicieron una protesta frente a la embajada de Colombia en París y la policía gala terminó reseñándolo. La razón de esa protesta era irse como el Quijote contra los molinos a gritarle al mundo que el gobierno del entonces presidente Julio César Turbay Ayala se había atribuido poderes de dictador feroz con su estatuto de seguridad. Estuvo con él en un templo de Paris aguantando hambre en una huelga que también tenía como objeto de odio a Turbay y sus políticas de extrema derecha.

Javier Giraldo y Mario Calderón fueron de los primeros que se interesaron por los problemas de la ecología en un país en donde mutinacionales explotaban sin importar los daños ambientales sus recursos naturales. Esta consciencia nación en ambos en París. Allí de la mano de un grupo de ecólogos anarquistas surgieron las ideas para crear el proyecto Sumapaz que, al final, terminaría matando a Mario.

Marchas campesinas que paralizaron el país

Con el gobierno de Belisario Betancur se le abrieron las puertas a Giraldo y a su compañero de tantas lides.  Ambos se fueron a trabajar a Tierralta, Cordoba. Giraldo tenía una capilla y Mario Calderón se metía hasta el cuello en la defensa de los campesinos acosados por las Autodefensas. La inteligencia militar lo fichó porque acostumbraba pedirle a Giraldo el jeep de la parroquia para ir a recoger los heridos y los cadáveres que aparecían en las laderas de los caminos. Un día amaneció asesinado uno de los amigos más cercanos a Giraldo, el también jesuita Sergio Restrepo.

En la mañana después del doloroso funeral, los dos amigos Mario Calderon y el Javier Giraldo se sentaron a analizar lo que había sucedido y no les costó muchas tasas de café para entender que los paramilitares que empezaban a controlar Córdoba, se habían equivocado, y a quien buscaban era a Mario Calderón. En días previos se había enzarzado en discusiones de duro cilindraje con militares que habían criticado su idea de hacer en el templo un mural recordando la tortura y humillación que sufrió antes de morir por dos balazos en la cabeza a  Bernardo Betancur, quien habia colgado la sotana para asumir las luchas populares.

El Padre Giraldo se mantuvo firme en sus labores y cada vez que podía y se lo permitía su intensa agenda en el CINEP, creando publicaciones tan determinantes como Noche y Niebla, la revista cuyo nombre correspondía a la ley que había expedido el Tercer Reich buscando la eliminación total de los judíos, una metáfora con la que buscaban comparar el continuo hostigamiento del civiles que empezaban a armarse y que luego se convertirían en ejércitos de paramilitares, acaparaban tierras, descompensaban campesinos y aniquilaban líderes sociales y ambientales.

Mario y Elsa pasaron su último fin de semana en su finca en el Sumapaz antes de ser asesinados. Sólo hubo un condenado por este crimen

Mario Calderón tomó distancia de su opción religiosa y terminó casándose con la investigadora  Elsa Alvarado, a quien conoció precisamente en el CINEP, por intermedio precisamente del padre Giraldo. Juntos asumieron la causa ambiental y se comprometieron  con la defensa del páramo de Sumapaz, la gran despensa de agua de Bogotá. Allí tenían una finquita, allí pasaron su última puente de descanso. Recién habían regresado a su apartamento en Chapinero cuando truncaron sus sueños las balas asesinas.

Fue en aquella finca donde Mario Calderón sintió la amenaza cerca. Una vez llegaron a Bogotá llamó a Giraldo a Cinep a compartir lo sucedido en Sumapaz. A pocos metros de su parcela en Sumapaz estaba apostado un retén del ejército que no sólo les hizo la requisa de rigor sino que le preguntaron por su dirección, sus teléfonos personales. Era todo muy extraño. La pareja había estado considerando irse del país.. El propio Giraldo les recomendó cambiar de residencia pero no tuvieron tiempo de reaccionar. Todo fue rápido y terrorífico.

Justo ese día se habían quedado en su apartamento en Chapinero los padres de Elsa, Carlos Alvarado Pantoja y Elvira Chacón. Los asesinas, tras  tirar la puerta, ya en el interior del apartamento hicieron poner de rodillas a los cuatro. Y fueron disparándoles.  Por algo parecido a un milagro doña Elvira, una mujer que tenía en ese momento 72 años, se salvó. Y el bebé, en el último minuto, fue empujado en el clóset y por eso se salvó.

Pasado el impacto inmediato y el dolor, el padre Giraldo tomó el crimen como causa propia y no permitir que quedara impune. Quería explicaciones. Habló directamente con el Comandante de la policía Rosso José Serrano. Empezaron las dilaciones. Les hablaron que todo se arreglaría con prontitud, que tenían los registros de los celulares que ordenaron el asesinato, que lo había ordenado un paramilitar llamado  Gaitán Maecha. Todo fue mentiras y Giraldo lo sabe. Nunca se supo quien dio la orden. Aunque si quedó claro que la operación estaba orquestada por los crecientes y cada más descontroladas organizaciones paramilitares que actuaban en muchos caso con complicidad de las autoridades, como podría haber ocurrido con la Policía de Chapinero.

Han pasado 26 años y sólo se ha podido condenar a un solo autor material del vil asesinato. Todo son rumores que apuntan a algo tan hetéreo como puede ser eso que llaman La extrema derecha.

Por su parte el Padre Giraldo no ha cedido un ápice en sus convicciones. Su voz contra los atropellos nada ni nadie la ha podido silenciar. Y mucho menos los oprobios de contradictores radicales como la senadora Maria  Fernanda Cabal quien siempre lo ha señalado como hizo en diciembre del 2022 cuando lo acusó de hacer santería y de haber acosado a dos líderes afro hasta llevarlo a la muerte.

Pero son también muchos sus seguidores y discípulos como el comisionado de paz  Danilo Rueda, Se  formó en su filosofía de crear espacios de encuentro sin temerle a las estigmatizaciones ni las  persecuciones. Para él, como para muchos es un consejero cuyo valiente ejemplo de vida siempre está presente.

 

Sigue a Las2orillas.co en Google News
-.
0
El Crepes & Waffles más bonito de Colombia con terraza incluida ¿Dónde queda?

El Crepes & Waffles más bonito de Colombia con terraza incluida ¿Dónde queda?

El paisa que fue sacristán en la catedral de Notre Dame de París durante años y murió en su oficio

El paisa que fue sacristán en la catedral de Notre Dame de París durante años y murió en su oficio

Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus
--Publicidad--