Samsung Electronics cuya marca de celulares es líder mundial, es además del conglomerado más grande de Corea del Sur, la 14va empresa más grande del mundo según el listado que realiza la revista Forbes para 2023. Esto, a pesar de que, durante más de dos años, estuvo sin presidente, dirigida únicamente por un grupo de ejecutivos de alto rango, un vacío de poder que se corrigió en octubre del año pasado cuando el heredero del imperio Samsung, Jay Y. Lee (cuyo nombre coreano de nacimiento es Lee Jae-yong,) pudo finalmente ser nombrado presidente de Samsung Electronics.
Jay Y. Lee, fue acusado en 2017 de entregar grandes donaciones a fundaciones manejadas por Choi Soon-sil, un amigo cercano y confidente de la depuesta presidente de Corea Park Guen-hye, a cambio de favores políticos. Lee y sus colegas fueron acusados de sobornar a Park, para facilitar la fusión entre dos compañías de Samsung, una combinación que buscaba fortalecer el poder de Lee sobre el imperio de Samsung.
El Consejo Directivo aprobó el nombramiento citando el incierto entorno global para los negocios del momento actual y la necesidad apremiante de contar con una mayor capacidad para rendir de cuentas y estabilidad comercial. El regreso del legítimo heredero a Samsung fue visto como "una fuerza estabilizadora" a la economía coreana que ha resentido los efectos de la inflación, la guerra en Ucrania, y los problemas con la cadena de suministros en China por el Covid.
La estrategia seguida por Jay Y. Lee en la agonía de su padre lo llevaría a la cárcel
El padre de Lee, Lee Kun-hee quién murió los 78 años en 2020 era hijo del fundador Byung-chull, y presidente desde 1987, fue el responsable de que Samsung Electronics pasara de ser una destacada compañía local de electrónica de consumo al mayor fabricante de teléfonos y chips de memoria del mundo en apenas dos décadas. Se esperaba que su hijo Lee, quién ese entonces era vicepresidente de Samsung lo sucediera, puesto que era líder de facto desde 2014, cuando su padre sufrió un infarto que lo dejó inhabilitado hasta su fallecimiento.
Jay Y. Lee, intentó mediante sobornos a evitar el pago futuro de impuestos cuando su padre muriera, pues esto lo obligaba a vender acciones diluyendo su participación. Según la fiscalía, Jay Y Lee orquestó en 2015 la fusión de dos divisiones: Samsung C/T Corp dedicada a la construcción y comercio, con Cheil Industries Inc, dueña de varias propiedades de entretenimiento. La compañía fusionada le reforzaría a la familia Lee el control sobre Samsung Electronics. Jay Y necesitaba completar la fusión ante las objeciones de algunos inversionistas, mediante la aprobación de un accionista mayoritario, el servicio pensional nacional, bajo el control de la presidente Park Guen-hye.
En febrero de 2017 fue arrestado en Seúl, acusado de entregar sobornos por valor de casi 30 millones de libras esterlinas a la presidenta Park y su amiga cercana Choi Soon-sil. La presidenta fue destituida después de que se produjeran movilizaciones en su contra a nivel nacional, y Jay Lee fue condenado a cinco años de prisión por soborno, malversación de fondos, ocultamiento de activos en el extranjero, encubrimiento de ganancias de actos criminales y perjurio. La fiscalía solicitaba doce.
La detención del heredero de Samsung Jay Y. Lee dejó la compañía dos años acéfala
Tras pasar más de un año y medio, salió de prisión en 2018, y en un nuevo juicio en enero de 2021, la pena le fue reducida a dos años y medio, donde el tiempo cumplido en la cárcel contó dentro de la nueva sentencia. Aun así, la toma de posesión de Jay Y. Lee no estaba asegurada pues la ley coreana impone una prohibición de empleo por cinco años a personas que cometen delitos económicos. La solución involucró al presidente Moon Jae-in, en agosto 15 de 2021, en el aniversario de la independencia coreana, el heredero de Samsung obtuvo un indulto presidencial, por lo cual sus crímenes fueron perdonados y se preparó todo para su ascenso al trono de Samsung.
Un perdón presidencial que no es anormal en Corea donde pesa la influencia del conglomerado más grande del país manejado por una familia. Los conglomerados familiares o chaebols, han sido beneficiarios por un acuerdo alcanzado después de la Guerra de Corea entre los gobernantes y líderes empresariales autocráticos de Corea del Sur, con el objetivo de convertir al país en una potencia económica de rápido crecimiento impulsada por las exportaciones. En el pasado, su padre, Lee Kun-hee fue condenado dos veces a prisión culpable de delitos de corrupción y evasión de impuestos, y las dos veces, en 1996 y 2008, fue indultado por los presidentes del país.
Jay Y. Lee es el nombre más rico de Corea del Sur y el 225 del mundo, con una fortuna estimada de USD 9.100 millones según la revista Forbes. El año pasado prometió que no pasará el control de la compañía a sus hijos, rompiendo la tradición del modelo empresarial chaebol que se seguía desde su abuelo Lee Byung-chul, el fundador de una pequeña tienda de comestibles en la década de 1930, que se convirtió luego de tres generaciones en una de las más valoradas marcas mundiales, Samsung, responsable de casi el 20 % del PIB de Corea del Sur y de los celulares más vendidos en el mundo.
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