Ingeniero, usted es frentero. Voté por usted y le hablo de frente
Opinión

Ingeniero, usted es frentero. Voté por usted y le hablo de frente

“Que su cara esté en el tarjetón nos da la oportunidad de escoger entre un constructor de riqueza, y un destructor de todo”. Carta abierta a Rodolfo Hernández

Por:
junio 06, 2022
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Hace meses, en Bucaramanga, le dije a Edgar Gómez que me gustaba su candidatura, antes a Germán Calle, dos amigos en común que lo apoyan desde cuando nadie creía. Luego desapareció usted buscando al papa y se ocupó en otros menesteres; en esos días conocí a Fico, no me cautivó, y entendí que no ganaría porque no había novedad en su planteamiento, la campaña estaba mal concebida estratégicamente: su agresividad hacia Petro era inútil, lo fustigaba, pero no controvertía sus propuestas irrealizables. Después reapareció usted, una vez más su “ángel” campechano, su “charm” provinciano, y su forma descarnada de decir las cosas, ese hablar sin anestesia, tan inusual en “rololandia”, que me parece la única manera de ser honesto, me enganchó otra vez. Voté por usted y ganamos. Ganó usted…

Hoy, a 13 días de las elecciones definitivas, es evidente que la victoria sobre Federico ha causado cierto mareo en sus cuarteles, y hay que superarlo, porque amenaza su posibilidad real de ser elegido. No tengo claro qué ocurre. Algunos lo atribuyen a Ángel Becassino, genial como publicista, pero que, izquierdista como es, probablemente admire demasiado a Petro y se sienta incomodo atacándolo; posiblemente por eso, pasa de estratega en comunicaciones -en lo que es de lo mejor- a asesor político, para lo cual puede estar contaminado de admiración por el contendor, y falla. O tal vez simplemente usted, honesta e inocentemente, cree que “Gustavo es una persona bien intencionada que quiere a Colombia, pero Roy y Benedetti lo manipulan”. También puede ser que esté dejando de escuchar a los que saben mejor quién-es-quién en nuestra fauna electoral. Puede ser, ese no ha sido su mundo y es parte de su encanto, pero quizá deba oír más a quienes se han curtido en esas lides.

Le debo decir, de frente, que mi voto fue una combinación de seducción y precaución. Se lo voy a explicar: Me conquistó su falta de cálculo para ser crudo cuando responde, me sedujo su propuesta de ayudar a los colombianos, pero en grande, yendo a las tasas de interés absurdas que pagamos, a rebajar impuestos, a que se estudie gratis. Admiro que tenga los pantalones de no decir lo que la prensa quiere oír, como que no acabará el Esmad, o que sopesará con responsabilidad lo del fracking. Eso me da tranquilidad. No se ha prestado para repetir irresponsabilidades por dar gusto a nadie. Muy bien. Me gusta la combinación de su edad y su éxito. Siempre he pensado que lo único peor que no tener oportunidades es tenerlas demasiado joven. La experiencia es un activo que no puede suplirse con cartones. Admiro la historia de triunfo que es su vida.

 

¿Pero sabe? Me inquieta cuando habla de lo que hay que hacer en transformación energética, sin reconocer la revolución que el gobierno Duque ha hecho ya en energías limpias. O que ataque despiadadamente al Invima por chismes, una entidad que es respetada mundialmente como solo otras dos en todo el continente americano. Me causa escozor leer y oír cuando no es responsable con la lengua. Porque Ingeniero, una cosa es ser frentero y otra ponerse pendenciero, innecesariamente, con quienes hoy son sus aliados naturales.

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Ingeniero, una cosa es ser frentero y otra ponerse pendenciero, innecesariamente, con quienes hoy son sus aliados naturales

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Por ejemplo, decir que “el uribismo se acabó y hay que enterrarlo boca abajo” es una frase repelente que resta. Primero, porque no es verdad y queda usted como un grosero gratuito. Y segundo, porque quita más votos de los que pone, daña algo, pero no arregla nada y maltrata a muchos de los que, desde el 29 de mayo a las 4:45 de la tarde, abrazaron su causa bajo la certeza de que su presencia protegería a Colombia de caer en las fauces del totalitarismo fascista del socialismo siglo XXI que, aunque usted lo trate tan suavecito, nadie ignora que Petro ayudó a inventar y quiere implementarlo en Colombia, en versión 4.0, apoyado por bandidos de cuello blanco, terroristas de todas las pelambres, vagos, oportunistas, y también infortunadamente por intelectuales despistados como Alejandro Gaviria o gente decente que afirma —desde una bondad enternecedora— que “Petro no es malo y también representa el cambio”. Despotricar de quien no está en el tarjetón, no sumará a más jóvenes; no permita que sus mensajes en redes envenenen el alma, no caiga en el error de tratar de desmarcarse polarizando más.

Siga haciendo su alianza con el pueblo, manténgase jovial y dicharachero, siga sin pompa ni boato, háblenos en términos callejeros de economía, sea espontáneo, cuéntenos como va a ayudar a las empresas y al sector agropecuario, sea propositivo y siga seduciéndonos, pero recuerde Rodolfo: para eso no tiene que maltratar a Duque ni al uribismo, que sí existe, y también son colombianos. Se lo digo más claro: usted no necesita a Duque ni a Uribe, pero si precisa los votos de quienes antes votaron por ellos y se sienten orgullosos de haber encausado sus liderazgos. ¿Qué ellos quedaron atrás? Tal vez. Pero sus votantes no, son millones, y sin ellos usted no llega, ellos no ven en Petro una opción de cambio y quieren verla en usted.

Convénzase que tratar a su adversario con guantes de seda, en nada lo ayuda, porque hoy, no es usted quien le respira en la nuca a él, sino Petro quien respira en la suya, pero para desnucarlo y no dejarlo llegar. Usted necesita a todos los colombianos que no quieren que nuestra democracia sucumba ante el comunismo y el neoclientelismo de los ad-lateres de Petro.  Para contar con esos votos no tiene que darles nada diferente a respeto. Así que no caiga en la pendejada de ensuciar el agua que ha de beber…

No sé qué habló con Fajardo, pero fue un error. Peñalosa, John Milton y Char tienen más peso electoral que Fajardo, y Enrique Gómez más respetabilidad intelectual que todos, y con ellos no ha hablado. No pierda de vista que Fajardo fue la carta de Juan Manuel Santos, María Ángela Holguín su almirante en jefe, y el barco se les hundió, ¿para qué darle importancia? Obviamente no hay que cerrar embajadas sino medirlas, evaluarlas, y las que no produzcan resultados fusionarlas con otras, pero ese aporte de la excanciller por boca de Fajardo no valía el costo de la foto. Valiente gracia que los perdedores se vuelvan protagonistas, quizá buscando desdibujarlo para arrastrarlo a perder. La verdad, no debe reunirse con ninguno.

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Muestre más a Marelen Castillo, su extraordinaria vicepresidenta, resalte que es valluna, a ver si mejoramos votación allí

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En cambio, muestre más a Marelen Castillo, su extraordinaria vicepresidenta, resalte que es valluna, a ver si mejoramos votación allí. Ignore a Petro, pero encuere las falencias de sus propuestas impracticables sin mencionarlo, háblele a la costa atlántica de oportunidades, y al Chocó y a todo el Pacifico, de una especie de Plan Marshall especial, para que sus indicadores siquiera alcancen a los del resto del país. Los niveles de vida allí son una vergüenza histórica nacional. Incluya en sus metas la autopista del Vichada al pacifico, díganos como sueña el país…

Pregunte mil veces si su contendor va a devolver 24.000 millones, como hizo usted al no cobrar toda la reposición de votos que podría. Eludirá responderle y nada devolverá, porque ha vivido gastándose el dinero del estado. Pregúntele qué ha hecho con la plata de todas las reposiciones de tantas elecciones. Proponga reducir el Congreso a un esquema unicameral de 100 senadores. Acabe la gastadera en camionetas blindadas, pero establezca un fondo de seguridad que se las financie a quienes de verdad las necesiten. No anticipe ministros, pero vaya pensando en rodearse de gente que no llegue a aprender sino a ejecutar, y evite los lambones que son el fango en el que se atolla el liderazgo de los presidentes.

Créame Ingeniero, soy parte de la emoción nacional que sentimos los que votamos por usted encantados por la frescura de su valentía inédita para llamar las cosas por su nombre. Su presencia en estas elecciones simboliza lo mejor de esta Colombia donde es posible triunfar. Que su cara esté en el tarjetón nos da la oportunidad de escoger entre un constructor de riqueza y desarrollo, y un destructor de todo. Voté por eso, pero también soy uno de los que votamos como precaución para impedir la debacle. No sea complaciente con el destructor, él no valora ni merece sus piropos; avance, siga siendo usted, y no se deje llevar a la majadería de dejarse utilizar ni ofenda a quienes, por salvar a Colombia, ya están con usted. No se vuelva tibio, defienda sus votos, afiance el resto, y no permita que la campaña de los otros lo ponga a hacer lo que les sirve a ellos.

@sergioaraujoc 

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