Historias de trochas y ríos con Alfredo Molano

Historias de trochas y ríos con Alfredo Molano

El cronista estuvo en el Oiga, Mire, Lea de la ciudad de Cali, charlando con María Elvira Bonilla sobre su oficio, su visión del periodismo y su última obra "De río en río"

Por: Manuel Tiberio Bermúdez
septiembre 06, 2017
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Historias de trochas y ríos con Alfredo Molano

Llegó puntual a la cita con sus admiradores y lectores. Tenía un conversatorio a las 2:00 de la tarde en el que hablaría sobre su libro De río en río. También llegó la moderadora de la charla, María Elvira Bonilla, dispuesta a ayudarnos a descubrir un poco más a este sociólogo, periodista, y escritor colombiano que se ha caminado y navegado este país por los más escondidos vericuetos, de arriba abajo, desafiando todo, para, desde sus libros, mostrarnos esa Colombia que no hemos querido comprender.

A las 2:10 minutos de la tarde Cali hierve, pero ni esa circunstancia, ni el partido de Colombia vs Brasil, impidieron que los lectores de Alfredo Molano llegaran hasta la Biblioteca Departamental, donde se realiza el Tercer Festival Internacional de Literatura.

El auditorio estaba colmado y Alfredo, de cabellos largos, impronta presencial; tenis blancos, que cuentan de su propensión a caminar, su infaltable jigra o mochila, donde carga su mundo particular, jean azul de descomplique, y camisa blanca, llegó al auditorio a compartir su palabra, su pensamiento, las experiencias de esos largos viajes que han quedado recogidas en más de una veintena de libros que la gente lee con gran interés.

Introdujo la charla María Elvira, señalando que muchas son las ocasiones en las que habían coincidido en algunos espacios, que habían tenido muchas charlas, pero que hasta hoy sería la primera vez que lo hacía en público para que el escritor contara sus vivencias y hablara sobre su más reciente libro: De río en río.

Molano habló de su renuncia a la academia, de su propósito inicial de ser un teórico de la sociología para cambiar la sociedad. Cuando llegó a hacer la tesis y comenzó a hacerla sobre una zona que desde niño conocía, los llanos orientales. “Me fui allí a tratar de hacer mi tesis, que tenía un nombre sumamente petulante: 'la renta presuntiva del suelo', es decir por qué sube la tierra. Pero la información que yo recibía de los campesinos, de los colonos, era deslumbrante. Sus historia de cómo habían llegado, cómo habían tumbado la selva, de las penurias, de sus amores, de las peleas. Esos tonos, esos colores, esa trama, me atrajo mucho más que la intención inicial de hacer una tesis”.

“Cuando llegó la hora de entregar la tesis yo tomé lo que me habían contado, hice unas historias de vida de la gente y las presente como tesis. Cuando la leyeron dijeron: esto esta raro, ¿esto de qué se trata? Y terminó en que nunca me aprobaron la tesis” y agregamos nosotros, le abrió un camino hacia las historias que hasta hoy no ha parado de contar.

En la voz añeja de Molano, las palabras cobran un tono especial cuando el periodista habla de una constante en su trasegar: trochas y ríos; las canta y los cuenta, porque por ellos ha caminado su trashumancia en busca de las historias que nos regala tratando de que entendamos esa patria que se ha empeñado en mostrarnos.

Habló sin prisa, sin poses, desde su oficio, que quiere y que lleva muchos años practicando, tantos que le valió el premio Simón Bolívar a la vida y obra. Habló del ejercicio de escribir y “de esa voz, que en el momento de la escritura aparece dentro de uno y, uno se la apropia, y la trasmite. Es algo —dijo— un poco misterioso, como una sensación se convierte en voz, en un llamado. Contó también que lo valioso de los trabajos con la gente, “es que no son ideas de la cabeza, sino que son sensaciones que se van creando gracias al vínculo con las personas. Recordó que la forma más alta de la literatura era escribir como se habla”.

“En realidad lo que yo he hecho es como seguir la trocha que los colonos van abriendo y esa trocha, viene del sur del Tolima, del Sumapaz, del Valle; viene de la violencia de los años cincuenta”, dijo.

“Yo como muchos colombianos desde hace mucho tiempo he oído hablar de Marquetalia. Y yo me preguntaba qué es Marquetalia, cómo es Marquetalia. ¿Es un pueblo?, ¿una trinchera? Y por necesidad para un libro fui a conocer Marquetalia, que queda a seis horas a caballo de Gaitanía hacia arriba. Y qué es Marquetalia: un potrero…hay ganadería, una escuela y la casa de la hacienda abandonada. Eso es Marquetalia”, dijo mientras la gente se reía del desenlace a tanto suspenso.

Habló de ser periodista de salir a buscar las historias, porque “el periodismo que se hace por internet o en los escritorios, es una pendejada”. Contó de lo difícil que es aprender a escuchar porque siempre se enjuicia, siempre hay en nosotros un juez cuando escuchamos al otro”.Señaló algunas sugerencias para el trabajo. “El problema es la primera frase del texto. Una vez lograda, el texto va guiando al autor. Abrirse al sentimiento es lo que hace al texto”.

Finalmente habló sobre el libro De río en río, del que dijo: “El libro no es una crónica completa, es una colección de pequeñas crónicas. ¿Y porque el lenguaje de la crónica y no el de la historia? Por una razón: Porque yo ahí podía dar mis opiniones. La crónica me permite expresarme. No es la voz del que me cuenta sino la voz mía. Ahí ya hay un cambio respecto a otros libros. El Pacífico, es una zona de refugio. Los negros se refugiaron en el Pacífico por lo parecido a sus selvas originales del África. El Pacífico es la zona protectora de indios y de negros pues ellos al escapar de sus esclavizadores armaban palenques y creaban pueblos. La colonización contemporánea del Pacífico ha sido empujada por la erradicación de los cultivos de coca y por la guerra que se ha dado en el oriente. La gente ha ido a refugiarse y a resistir en esa zona”.

A una pregunta de la moderadora sobre del deseo de Molano de formar parte de la Comisión de la Verdad, el periodista dijo: “Es que quiero seguir haciendo lo que hago. Contando la misma historia, escuchando lo mismo y tratando de proteger esas voces de una posibilidad que yo veo en formación, que es un poco la deformación jurídica”.

Para rematar Alfredo conto una anécdota. Para uno de sus libros hizo el mismo viaje que el libertador Simón Bolívar atravesando el Páramo de Pisba. En el camino encontraron a unos parroquianos tomando cerveza en una tiendecita que había a la orilla del camino. Molano, para acercarse a los hombres del lugar dijo: “Por aquí pasó Bolívar, ¿verdad?". A lo que los parroquianos, muy serios respondieron: “Sí, pero le lleva ventaja”.

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