¿Hipocresía mediática en la masacre de Orlando?

¿Hipocresía mediática en la masacre de Orlando?

'Lo sucedido el 12 de junio en la discoteca Pulse es una problemática más profunda que la homofobia'

Por: Kevin David Fernández Lenis
junio 14, 2016
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¿Hipocresía mediática en la masacre de Orlando?

En las últimas 48 horas he visto al mundo conmocionado por el tiroteo ocurrido en Orlando, que cobró la vida de 50 personas. Debo confesarles que como ser humano, y como homosexual, es un evento que me parece bastante doloroso porque sé lo que es tener que vivir con el alma llena de mierda, como alguna vez le escuché a un amigo, mientras te aceptas a ti mismo y aun así tener que aguantar que el mundo te caiga encima y te señale todo el tiempo. Y ahora, que te quieran matar.

No obstante, he podido reflexionar que lo que pasó en Orlando es, en realidad, el síntoma de una problemática mucho más profunda que la simple y llana homofobia, como lo ha querido presentar la parodia mediática que se ha construido al rededor. Demos una mirada a la historia y podremos encontrar que no hace falta ser homosexual para ser perseguido, acosado, asesinado, criticado e inclusive masacrado.

No es necesario irnos tan lejos, es un ejercicio que podemos hacer mirando únicamente el pasado, e incluso el presente, de nuestro país. Recordemos que Colombia está ubicado entre los 10 países más violentos del mundo, y que su historia ha sido construida con sangre y violencia. Desde nuestra creación como nación hemos sufrido desplazamientos, violaciones, masacres, guerra y todas las miserias humanas que se nos ocurran. El precio han sido mujeres, niños, negros, indígenas, campesinos, homosexuales, personas de izquierda, personas de derecha, etc. Como podemos ver, lo único que hace falta para ser perseguido y masacrado es existir.

Pensemos que hay un problema mucho más profundo que manifiesta sus síntomas en los fenómenos de violencia que se presentan en nuestra civilización. La sociedad nos ha venido llevando, poco a poco, a que cosifiquemos al ser humano y veamos en su persona un objeto que podemos utilizar mientras nos es útil y luego desechar, como si fuese cualquiera de los objetos-basura que consumimos actualmente. Adicional a esto, recordemos que vivimos en un mundo que es manipulado por ciertas personas (sin pretender caer en explicaciones de conspiración ni nada por el estilo) pero para nadie es un secreto que los medios de comunicación son lo más parcializado del mundo y son el medio óptimo para la instauración de una sociedad de control.

No podemos permitir que nuestra compasión hacia el otro, y nuestro comportamiento moral, sean producto únicamente de nuestras pasiones y de nuestra sensibilidad, porque son lo más manipulable del mundo gracias al show mediático que de algunos eventos se hace. Por ejemplo, recordemos que nuestros campesinos siguen luchando contra una política agraria absurda, que Haiti luego de seis años de haber sufrido un terremoto sigue como si todo hubiera pasado ayer; y nadie volvió a mirarlos, que en la Guajira mueren aproximadamente 25 niños al mes por hambre y sed, que los intereses económicos por petróleo es lo que está cobrando la vida de inocentes en el medio oriente, que en el África más del 70% de la población de cada país vive por debajo de la línea de pobreza, etc.

Todos estos sucesos también son dignos de despertar compasión pero no lo hacen porque no tienen cubrimiento por los medios de comunicación, o porque no suceden en países del primer mundo, o en lugares “importantes” de los países del tercer mundo. Me gustaría hacer la invitación a cada persona que lea esta pequeña reflexión a que recuerde que el mundo es un reflejo de nuestras acciones, y que la humanidad se ha vuelto una miseria precisamente por toda la mierda que alberga cada ser humano en su propio corazón. Ya no podemos seguir utilizando más la excusa, es que eso no depende de mí, es que no está en mis manos.

Quisiera traer a colación un principio fundamental de la cosmovisión de los pueblos indígenas de norteamérica “aho mitakuye oyasin” que significa "por todas mis relaciones, o todos somos uno". Necesitamos comprender que todo lo que pase con el otro es porque está pasando con nosotros mismos. Llegó el momento de sentir que necesitamos del otro, por diferente que parezca, que tenemos que amarlo en su persona, no en sus diferencias ni en sus apariencias. Revisémonos internamente para saber cuál es la cuota de amor, o de odio, que damos diariamente al mundo en nuestras acciones cotidianas, ya que ambos son como una bola de nieve que se van sumando hasta convertir el planeta en un lugar de amor, o en un basurero lleno de mierda.

Quisiera terminar este pequeño escrito recordando una de las formulaciones del imperativo categórico de Kant: “obra sólo de forma en que desees que tu máxima se convierta en ley universal en el reino de los fines”. En qué mundo quieres vivir depende 100% de las acciones que hagas para construirlo.

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