Guerra y hambre: lo que nos faltaba
Opinión

Guerra y hambre: lo que nos faltaba

Declarar que el informe de la FAO es “chimbo” es irresponsable, las alarmas que prende no pueden sencillamente descalificarse

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febrero 01, 2022
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Por mucho que se quiera defender al gobierno es imposible desconocer que además de todos los problemas hoy tenemos una combinación no solo perversa, sino que se retroalimenta y exige una acción estatal de emergencia. Estamos nuevamente en una guerra que se extiende día a día de manera peligrosa, dolorosa y costosa para muchísimos colombianos que ya sufren el precio de la marginalidad en que han vivido. Arauca, el Cesar, Norte de Santander y muchos otros se enfrentan a una confrontación que, aunque sea una lucha de poder entre organizaciones ilegales, su impacto inmenso sobre la población sí obliga al Estado, y al gobierno en particular, a actuar de inmediato. Pero el ministro del Interior está desaparecido, y el de Defensa es cada vez más insulso e irresponsable. Y el presidente Duque sigue con sus declaraciones inocuas.  La causa de estos nuevos brotes la sabemos: no haber aceptado el proceso de paz y plantear la etapa del posconflicto, que tiene estrategias reconocidas y aplicadas en muchos países que han vivido procesos parecidos a los de Colombia. Pero este tema se subestimó, se estigmatizó y ahí están las consecuencias.

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El ministro del Interior está desaparecido, el de Defensa es cada vez más insulso e irresponsable. Y el presidente Duque sigue con sus declaraciones inocuas

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Pero, además, declarar como lo ha hecho Juan Lozano que el Informe de la FAO "es chimbo" para defender al gobierno es irresponsable. Es bueno recordar que cuando empezó la pandemia a principios del 2020, Julio Berdegué, director de la regional de la FAO para América Latina, organizó un encuentro virtual e invitó a personas de distintos países de esta región a analizar el tema. Uno de los puntos más importantes anotados por él se refirió a lo incomprensible que era que un país como Colombia, ya en 2019, presentara alarmantes cifras de inseguridad alimentaria. Insistió que con nuestro nivel de desarrollo esta situación era inexplicable y requería acciones inmediatas. La pandemia agravó una situación que ya era grave y que se sabía dónde se localizaba regionalmente. La muerte de niños por inanición en la Guajira es un tema crónico que nunca se le ha prestado la atención que requiere. Lo mismo sucede con los robos del programa PAE de alimentación escolar que sigue igual o peor como foco de corrupción.

Más aún, las encuestas del Dane Pulso Social han llegado a afirmar que la población que no tiene tres comidas diarias, es decir, es pobre extremo, en muchas ciudades ha llegado a superar el 30% y algunas han registrado cifras muy superiores. Es decir, el hambre en la pandemia que ya era un problema ignorado y alcanzó cifras injustificables en Colombia, que se supone es un país de ingreso medio alto, como lo anota Fedesarrollo.

No se puede negar que, en pleno gobierno de Duque, que por fortuna finaliza en pocos meses, Colombia tiene: choques económicos, entre ellos nada menos que una inflación de alimentos del 13 %; desplazamiento forzado que se recrudeció; conflicto interno que escaló; y una inmensa inestabilidad política con uno de los presidentes con menor aprobación de la historia. Esos son los argumentos que la FAO presenta para prender unas alarmas que no pueden sencillamente descalificarse.

Tapar el sol con las manos en este tema no solo es absurdo, sino que tiene un inmenso costo social imperdonable. No es persecución política, ni el resultado de funcionarios ineptos, el que Colombia sea el único país de Sur América que figura entre los de mayor crisis alimentaria en el mundo. Lo peor es que demuestra que nunca ha tenido la prioridad que merece, pero que en este gobierno se ignoró deliberadamente, y que se agravó inmensamente durante la peor crisis económica que ha vivido este país.

Por consiguiente, en vez de calificarlo como "chimbo", lo que se requiere es que por fin este país le otorgue a la seguridad alimentaria la prioridad que se merece y que la alimentación escolar no sea una de las mayores fuentes de enriquecimiento de los políticos corruptos de este país. A propósito, si no estoy mal, la Mineducación anunció en su momento que se crearía una nueva organización institucional para atender esta crisis. Donde está, que pasó, existe o no. Esta es la discusión, no es descalificación de la FAO para un gobierno que no puede estar peor de lo que ya está.

E-Mil [email protected]

@CeciliaLopezM

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