Una repentina enfermedad acabó con la vida de Gregorio Oviedo, destacado abogado colombiano y exdirector del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía General de la Nación. Su nombre, aunque parecer no ser tan conocido por la opinión pública, sí es de gran envergadura, no solo porque lideró varias importantes investigaciones, sino también porque era esposo de la directora de la Sociedad de Activos Especiales (SAE), Amelia Pérez.
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El fallecimiento de Oviedo deja un profundo vacío en la intríngulis del poder judicial en Colombia. Oviedo contaba con una carrera sólida, marcada por el compromiso con la verdad en un contexto adverso. En 1997, como director del CTI en Medellín, encabezó una investigación que tocó las fibras más profundas del poder armado y político: reveló los nexos entre la organización narcotraficante conocida como La Oficina, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), y sectores de la clase política y empresarial.
Uno de los episodios más reveladores de su gestión fue el allanamiento del Parqueadero Padilla, un operativo que permitió incautar el organigrama militar de las AUC cuando se preparaban para convertirse en una fuerza paramilitar de carácter nacional. También se hallaron registros contables que demostraban cómo empresarios y compañías privadas financiaban estas estructuras armadas. Pese a la contundencia de las pruebas, el caso fue archivado. El Estado no avanzó y Oviedo quedó expuesto.
La factura fue altísima: 14 de sus compañeros del CTI fueron asesinados por grupos paramilitares, en uno de los peores atentados contra funcionarios judiciales en el país. Él fue el único sobreviviente. En 2002, junto a su esposa, la entonces fiscal de derechos humanos Amelia Pérez, se exilió en Canadá, tras recibir múltiples amenazas y sin garantías de seguridad. Desde el exilio, la pareja cargó con el duelo, la soledad y el trauma, pero nunca renunció a su compromiso con la justicia.
El retorno de ambos a Colombia muchos años después fue un acto de valentía y esperanza. Amelia Pérez reconstruyó una carrera destacada en el sector público y se convirtió en una de las candidatas más fuertes a la Fiscalía General. Sin embargo, las posturas públicas y los trinos críticos de Oviedo hacia sectores del poder judicial y político se convirtieron en un obstáculo para su aspiración.
La trayectoria de esta pareja ha sido tal que, incluso el día de la muerte de Oviedo, el presidente Gustavo Petro evocó el exilio y dejó un sentido mensaje donde destacó la prominente carrera del prominente abogado.
“Expreso mis sentimientos de pesar y solidaridad a su esposa, la Presidenta de la SAE, Amelia Pérez, a sus hijos y toda la familia”, señaló el mandatario.
El abogado Gregorio Oviedo, esposo de Amelia Pérez, directora de la SAE, falleció en la clínica Country debido a una repentina enfermedad.
— Gustavo Petro (@petrogustavo) May 12, 2025
Oviedo fue el director regional del CTI de la Fiscalía Antioquia que desde 1997 dirigió la investigacion y realizó el operativo conocido… pic.twitter.com/Ij00AV4zZk
Además de su destacada labor en la lucha contra el paramilitarismo, Gregorio Oviedo desempeñó un papel crucial en la modernización de las técnicas de investigación criminal en Colombia. Durante su gestión como director del CTI en Medellín, promovió la implementación de métodos más rigurosos y científicos en la recolección y análisis de pruebas, lo que fortaleció la capacidad de la Fiscalía para enfrentar estructuras criminales complejas. Su enfoque innovador sentó las bases para una transformación en las prácticas investigativas del país.
Tras su exilio en Canadá, Oviedo continuó su compromiso con la justicia desde el ámbito académico y privado. Se desempeñó como profesor invitado en la Universidad de Salamanca entre 2002 y 2004, compartiendo su experiencia y conocimientos en derecho penal y criminología. Posteriormente, fundó un bufete de abogados en Colombia y participó en diversas mesas directivas de organizaciones privadas, incluyendo la Asociación Gremial Colombiana de Comercializadores de Gas (AGREMGAS). Su trayectoria profesional refleja una dedicación constante a la promoción de la legalidad y el fortalecimiento institucional.
Gregorio Oviedo fue, sin duda, un hombre incómodo para el poder, pero bueno en lo que hacía: investigar, destapar verdades y sostener la dignidad de la justicia en medio de la violencia y el miedo. Su nombre quedó inscrito en la historia como el de un funcionario valiente que se atrevió a llegar hasta donde muchos no quisieron mirar.
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