El caso de la niña Paula Nicole, desaparecida en la zona rural del municipio de Buesaco, Nariño el 28 de diciembre del 2014 ha generado un impacto extremadamente sensible. Proviene de una familia muy humilde y con muchas carencias, lo cual descartaría como primera opción un secuestro extorsivo. Testigos vieron cómo se la llevaron de manera forzada en una camioneta al parecer con dirección hacia el norte.
Ello facilitó la captura de cinco de sus secuestradores. Sorprende que sean cercanos a la familia, con un gran conocimiento de todas sus actividades entre ellos. Al parecer ese quinteto es parte de una estructura de crimen organizado como ‘jaladores’ de motos y delitos afines. Sus versiones son muy inconsistentes y contradictorias. Afirman que la menor fue llevada a Cali y vendida a otra red de tráfico desconocido.
Pero lo que más sorprende es la afirmación de al menos uno de ellos relacionada con un posible plagio para el tráfico de órganos. Esta sí es una declaración descabellada y de posibilidad muy remota. En Colombia al menos no existe el tráfico de órganos humanos. Primero no hay mercado y segundo en caso de una posibilidad lejana, es casi imposible que delincuentes de esta calaña tengan la tecnología y la ciencia para el manejo impecable de órganos vitales que exigen unas extraordinarias condiciones para su manipulación y preservación. Esto está descartado y la investigación por esta línea, se desvía.
Otra posibilidad como la trata de personas (o de blancas) es también bastante remota. Una niña de cinco años no está en ese nivel, no representaría rentabilidad alguna para la delincuencia. Una cuarta opción haría referencia a reclutamiento para la mendicidad infantil que sí es rentable. Pero a estas alturas -- luego de un año-- esa teoría también se cae por el nivel de exposición del caso y la búsqueda casi como un asunto de estado especialmente en el departamento de Nariño donde hoy su mandatario Camilo Romero la ha tomado como causa prioritaria. Además, la recompensa ya debería haber dado algunos frutos.
Para resolver el caso, las autoridades y los sabuesos tienen una buena cantidad de partes del rompecabezas. Alguna claridad ya debe existir, aunque con ciertas dudas. Parece ser evidente la existencia de pleito entre delincuentes y la familia de la menor. Además que eran conocidos entre sí. Esto orientaría a una hipótesis de conflicto grave de ‘vecinos’ o hasta familiares, donde se buscan los puntos más vulnerables para atacar. El hilo se rompe finalmente por el punto más fino. Lamentablemente allí estaba la inocente Nicole.
El gobernador de Nariño Camilo Romero, en un acto de extrema solidaridad y sensibilidad ha visitado a la familia y ha subido la recompensa a 300 millones de pesos. Es una cantidad por demás muy representativa y atractiva que fija un precedente que no solo importan los hijos de los poderosos, los ricos y los políticos. Un interesante mensaje de un nuevo estilo de gobierno abierto y solidario donde también los más humildes y olvidados, tendrán prioridad.
Pero a estas alturas las esperanzas de recuperarla de la mejor manera se van perdiendo. Quizás la quinta hipótesis es la más certera y aterrizada lamentablemente. Los conflictos entre ‘socios’ y amigos, etc., además de mediar dinero o ambiciones entre personas de poco nivel cultural, terminan afectando a los más inocentes. Por ello en este punto, la recompensa no funcionaría.
Paula Nicole, donde quiera que esté representa un gran símbolo de la tragedia de una sociedad. Un icono del sur. Es una muestra de las víctimas de comunidades sin educación y falta de oportunidades. Esa niña es de un enorme valor, es un ángel que nos recuerda que los derechos de los niños están por encima de todos. Solidaridad total con su familia y que la suerte de este bello ser humano, sea muy distinta a la de Amanda Julieth (la otra pequeña secuestrada hace pocos años, pero vilmente asesinada el mismo día de su plagio).
