"¡Fui Guardiana de la Ciclovía a mucho honor!"

"¡Fui Guardiana de la Ciclovía a mucho honor!"

Una exintegrante rompe su silencio e invita a quienes se sientan abrumados de trabajar en este sistema a retirarse

Por: Cindy Alejandra Tarquino Pérez
marzo 09, 2016
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Aunque las redes sociales nos otorgan toda la libertad para expresarnos, también nos convierten en un blanco fácil para los ataques de personas que se ofenden ante una postura contraria a la propia, y defienden tesis a veces carentes de argumentos por medio de ofensas y ataques. Pese a esto, me permito manifestar mi desacuerdo frente a la cantidad de publicaciones en pro del desprestigio de uno de los programas que más orgullo nos genera como capitalinos: la Ciclovía de Bogotá.

Quisiera iniciar mi humilde opinión presentándome a quienes se tomen el tiempo de leer la misma. Soy Cindy Alejandra Tarquino Pérez, una mujer abogada de profesión y guardiana de corazón. Igualmente, una persona consciente de que representa un riesgo para mí y tal vez para mis allegados plasmar lo que pienso, pero que el día de hoy me atrevo a hacerlo porque tengo conocimiento de causa y porque considero que en mí reposa algo de autoridad moral para hacerlo; dediqué con esfuerzo y amor un poco más de 5 años de mi vida al programa Ciclovía.

Desde enero de 2015 dejé de pertenecer al programa y desconozco a las personas que últimamente se han dedicado a propagar una imagen negativa de Ciclovía. Pero si los conociera, me gustaría tomarme un salpicón preparado por don Milton --el vendedor de la estación de servicio de la Av. Primero de Mayo-- y socializar puntos de vista de la manera más sana y tranquila, para --de ser posible-- ayudar a llegar a soluciones que aclaren el panorama de los inconformes. Sin embargo, así como hay espacio para el inconformismo y sus comentarios críticos o criticones (dependiendo de donde se mire), pretendo hacer valer también mi espacio para comentar que para mí no hay nada más distorsionado y ofensivo que captar la atención de quienes pasean por la web, exponiendo como verdad absoluta lo que representan  las miserias de trabajar en la Ciclovía”. Por esta razón, me permito exponer otra mirada respecto a la organización interna del programa, los requisitos de presentación personal, comunicación interna del equipo, prestación del servicio a lo largo y ancho de la capital, el manejo de orden cerrado, y el pago de cada jornada, acompañados de mi experiencia y perspectiva como contratista que fui, alejada de cualquier interés en particular o 'lambonería' como pueden pensar algunos, porque ya no hago parte de la entidad y en nada me beneficia lo que quiero manifestar. Quienes rodaron conmigo, saben que cuando hablo de Ciclovía habla más mi corazón y mi agradecimiento por todo lo que me ofreció.

En primera instancia, quisiera aclarar que todas las personas que quienes ingresamos como contratistas somos mayores de edad. Por lo tanto, ante los ojos de la ley tenemos plena capacidad para celebrar contratos (de prestación de servicios en este caso) o de no hacerlo, pues en este negocio jurídico es decisión del contratista suscribir o no el mismo. Me permito manifestar que antes de firmar los 5 contratos (uno por año), a mí se me permitió leer la totalidad de los documentos y estuvo en mis manos la decisión de firmar o no hacerlo. No tuve a ningún Gerente o Delta a mi lado coaccionándome para firmar. En ese orden de ideas, indicar que los Guardianes “no saben que se están metiendo a la boca del lobo” cuando ingresan al programa, es una ofensa al leal saber y entender de todos esos jóvenes que por requisito de la resolución en la que consta el proceso de selección de guardianes de Ciclovía en Bogotá, deben ser estudiantes de una carrera técnica, tecnológica o universitaria, es decir, personas con el criterio suficiente para determinar y decidir sobre su respectivo contrato y la suscripción del mismo.

Ver: Las miserias de trabajar en la Ciclovía

Por otra parte, en esta exposición piramidal que se hace del organigrama de Ciclovía, se anuncia que los Gerentes son personas que “aceptaron la tortura por el reconocimiento”. En este punto cabe aclarar que no fui gerente aunque participé en uno de los procesos de selección para serlo, pero desafortunadamente no logré la meta. Por lo tanto, no puedo hablar a partir de mi experiencia pero sí a partir de la experiencia de personas que iniciaron el proceso conmigo y que llegaron a gerenciar una ruta o un programa especial. En ese orden de ideas, informo a quienes desconocen el perfil de un gerente, que ellos y ellas son personas que no conciben su labor en Ciclovía como una tortura ni satisfacen su ego a través del reconocimiento; por el contrario, son personas que jornada tras jornada sirven a la ciudad y a sus compañeros con la mejor disposición, que aportan al programa un poco más que un guardián promedio, que por sus ideas y propuestas si quiera desde el tramo más lejano resaltaron entre el equipo, que a pesar de estar cursando una carrera, tener familia y pareja que atender,  con esfuerzo y dedicación salieron triunfantes en un exigente proceso de selección que sí alcancé a conocer, para llegar a dirigir un grupo de Guardianes y potenciar el programa jornada tras jornada, e inclusive entre semana en las reuniones propias de su cargo.

En último lugar, o en el primero dependiendo de la perspectiva que se mire, se encuentra la coordinación compuesta por los Deltas “quienes controlan al lobo”. Claramente controlan un lobo, un mounstruo de 4 décadas de vida en el mejor sentido de la palabra, o acaso ¿es muy fácil coordinar un programa que moviliza a miles de capitalinos con la responsabilidad y el peso que conllevan más de 40 años de existencia? La verdad no me interesa magnificar a nadie en particular, pues los Deltas con los que trabajé de manera más cercana no están en el país o en el programa, pero quienes conocen lo que representa dirigir un equipo de trabajo pueden dimensionar la carga que esto representa y la complejidad misma de satisfacer necesidades externas de los usuarios e internas del grupo de contratistas. En este punto quisiera mencionar como anécdota, que a ese grupo de la coordinación que se pretende satanizar como personas que poco o nada les interesa el bienestar de los Guardianes, pertenecieron Ricardo Huertas y Bibiana Rivera, quienes el día que me accidenté por la imprudencia de un usuario que me causó una luxación en el año 2012, llegaron casi al tiempo que mis papás a la clínica, preocupados de manera sincera como padres por su hija. Y no fui la única a la que han acompañado en momentos difíciles, conozco situaciones en las que funcionarios de esa coordinación han acompañado a Guardianes en una clínica, en inconvenientes con PONAL y hasta en un cementerio dando el último adiós.

Por otro lado, se aluden los requisitos de presentación personal y la forma de referirse a los compañeros del programa. En este punto también se debe aclarar que desde el primer día que se ingresa al proceso con la aspiración de pertenecer a Ciclovía, se informa de manera clara y concisa este tipo de requerimientos. Desde el inicio se indican los requisitos mínimos que el contratante está en capacidad de exigir en aras de la uniformidad que conlleva al reconocimiento por parte de los beneficiarios del programa, pues pueden preguntar a un usuario habitual de la Ciclovía la percepción que tiene de los jóvenes Guardianes. Probablemente todos coinciden en esa imagen de pulcritud, seguridad y uniformidad que se ha transmitido a lo largo de los años; a su vez, el tema de adjetivos posesivos considero que ha sido manejado como el de uso de códigos para optimizar la comunicación y no para denigrar a ninguna de las personas que trabajan en Ciclovía. En mi caso, era más fácil que por radio me llamaran como “Mi Gamma” y no como “Cindy Alejandra Tarquino Pérez”; personalmente no me sentía menos por referirme a “mis” compañeros como “Mi Gamma”, “Mi Gerente”, “Mi Delta” y hasta “Mi SS” con cariño y siempre con respeto.

Así mismo, quisiera recordarle a José (el del ejemplo), que todos los Guardianes y Gerentes deben contar con la disponibilidad para prestar sus servicios en uno o en otro extremo de la ciudad, pues como comenté en el punto anterior, en el inicio del proceso de selección se acepta esta condición de presentarse en cualquier punto de Bogotá en donde sea requerido. Nuevamente me permito hablar en primera persona, como una exguardiana que viviendo en Kennedy pertenecí y apoyé TODOS los corredores de Ciclovía, y aunque suene increíble varias rotaciones, apoyé el corredor de la calle 116 y Av. 9 que queda a aproximadamente a una hora de puro pedal desde mi hogar con la misma disposición que el corredor de Bosa que queda a 2 minutos de mi casa.

En cuanto a la denominada “estrategia militar” de Carta a García al igual que el famosísimo “sentido común, el menos común de los sentidos”, me gustaría llevarlos al plano de la reflexión, porque más allá de ser una estrategia de sometimiento como pretenden venderlo en el artículo, quienes adoptamos Ciclovía como una escuela para la vida, asumimos esos conceptos e ideas en forma de apoyo para nuestro desarrollo como personas y como trabajadores. Sé que más de uno ha salido de aprietos a nivel personal o a nivel laboral, pues en Ciclovía aprendió a cumplir antes de quejarse y a pensar ágilmente para la obtención de soluciones y resultados eficientes. Cada cual interpreta lo exógeno conforme a la exteriorización de lo que hay en su interior; cada cual puede ser tan villano como víctima en una historia que decide contar y depende de sí mismo si toma lo mejor de cada experiencia.

A nivel de insatisfacción por el pago, me permito invitar a los Guardianes a que le den un buen uso a lo que se recibe por este trabajo de un día a la semana haciendo lo que muchos disfrutan que es montar en bici o de lo contrario busquen algo que satisfaga más a sus bolsillos que a ustedes como personas. Desafortunadamente algunos “resultan debiendo más de lo que reciben”, pero hablo en nombre de muchos agradeciendo a Ciclovía por ayudarme con los gastos de mi universidad: los libros, las copias, los buses y las empanadas de las medias nueves. Para algunos hasta el pago del semestre se lo deben a su trabajo como Guardianes.

Así pues, felicito la invitación que se nos hace al decir que hablen los que tengan que hablar, como exguardiana hablo y manifiesto que haber sido Guardiana de Ciclovía ha sido una de las experiencias más enriquecedoras del mundo, no es solo un programa insignia sino una escuela para la vida. Allá se aprende, se crece, se ríe, se sufre, se conoce, se construyen lazos afectivos que perduran más allá dela duración de un contrato, se abre el camino a oportunidades en el futuro y de una u otra forma se ayuda a construir ciudad. Hablo también como vocera de mi familia, es decir la familia de una exguardiana, porque cuando un Guardián existe, detrás de él o ella hay unos papás Guardianes y en sí toda una familia que de manera indirecta también madrugan domingo tras domingo. Porque así como la mía, sé que muchas familias tienen un padre Guardián, una madre Guardiana, unos hermanos Guardianes y hasta una abuela Guardiana; ellos también aprendieron a madrugar un domingo, aprendieron códigos, aprendieron a almorzar los festivos a las 3pm y ven en cada chico de amarillo rodando un domingo y poniendo vallas, el reflejo de un hijo propio. Así que SI recomiendo a Ciclovía como un espacio para trabajar y crecer como persona, para conocer amigos y para hacer de esta ciudad algo mejor; a su vez, invito a quienes se sienten abrumados con su labor allá que tengan la valentía de retirarse cuando sea el momento indicado, aunque yo pertenecí a esa legión de Guardianes que querían el programa y luchaban año tras año para permanecer en él, también es entendible que hay personas que a los dos meses de iniciar una labor deciden tirar la toalla, pero acá lo importante no es el factor temporal, sino el reconocimiento de los propios límites y retirarse con honor y orgullo saliendo por la puerta grande cumpliendo de la mejor manera hasta el final y no por la puerta del desmérito otorgado por un mal desempeño de la labor asignada.

Finalmente, como pertenecí a un montonón de gerencias especiales, me permito agradecer actualmente como usuaria de la Ciclovía que todo funcione como un reloj. Agradezco a los Guardianes de Operaciones que madrugan más de lo normal y terminan la jornada un poco más tarde para que el operativo funcione; agradezco a los conductores y operarios que son una cara invisible para muchos pero que “voltean” cargando y descargando a veces hasta 150 vallas en 40 minutos; agradezco desde el servidor social que me da paso hasta el vendedor de los módulos que me alimenta; agradezco al Gamma quien vela porque no falte ninguna valla en el corredor para que ningún carro ingrese a la vía y ponga en peligro mi vida; agradezco a los Guardianes de tramo que ponen desde 2 hasta 15 vallas dependiendo el lugar o el corredor protegiéndome de 7 am a 2pm; agradezco a los auxiliares y a las personas de otras entidades que apoyan la labor jornada tras jornada; agradezco a TODO EL PERSONAL, porque cada uno es importante desde la función que se le ha asignado.

Invito a mis Guardianes a que no miren un radio como la puerta de entrada al cielo para dejar de ser Guardián normal, levitar y convertirse en más que los demás. No hay nada más lejano de la realidad que esto, si usted llega a tener un radio NUNCA olvide que es UN GUARDIÁN, que también debe poner y quitar vallas, que también debe velar porque no ingresen vehículos al corredor, que también debe proteger el espacio público de quienes pretenden invadirlo, que también está en sus manos el seguimiento de los servidores sociales, que también debe atender a un niño o a un adulto que sufra un accidente con todo lo que le enseña su reacción en la reunión operativa, que también debe reportar las anomalías que encuentre en sus recorridos enérgicos, que también debe dar ejemplo en la vía. ¡No lo olvide, no por tener radio deja de ser guardián!. A su vez, si pasa de ser radio-apoyo a ser un guardián de tramo, no olvide que NUNCA dejó de serlo a pesar de tener un radio, que usted es el Gerente de su tramo, que no es una ofensa o un agravio pertenecer al grupo de Guardianes de tramo que son la esencia misma de la grandeza del programa Ciclovía, pues claramente sin ustedes la ubicación del material y la constante protección que nos brindan en sus desplazamientos no se darían por obra y gracia del Espíritu Santo y todo sería un total caos. Particularmente, acá cabe otra pequeña anécdota propia en la que después de pertenecer a varias gerencias especiales y ganarme el reconocimiento del guardián del trimestre, por cuestiones de la rotación pasé a ser el tramo 10 de Norte 2 y a pesar del asombro de varios compañeros por ese cambio que ante mis ojos era normal, fue mi decisión ser el mejor tramo de toda la Ciclovía, con la ayuda de 26 servidores sociales que tenía en ese entonces en la Av. Calle 116 desde la Av. Boyacá hasta la Av. Suba, decidimos armar comparsas y llevar mensajes de seguridad vial y entretenimiento domingo a domingo a los usuarios que tenían el placer de pasar por ahí y sonreír ante ese panorama que embellecían “mis” estudiantes. En tus manos de Guardián está la opción de sacar lo mejor para ser el mejor, o de dejar botada la bicicleta para lamentarse y atacar el trabajo de muchos que han dado todo por el programa.

En suma, a todos los inconformes los felicito por su inconformismo, porque el progreso se logra a través de la divergencia y no está mal estar en desacuerdo. El problema no es lo que se dice sino cómo se dice. Acá la invitación sería a todas las personas que supuestamente están en desacuerdo para que procuren espacios de construcción en donde intervengan todas las partes: el Delta, el Gerente y el Guardián, hay enlaces y canales de comunicación apropiados más allá de las campañas de desprestigio. Probablemente hay Gerentes más queridos que otros entre los Guardianes, y ahí puede estar la solución para manifestarse de la mejor manera y encontrar una salida a la preocupante desmotivación de algunos. De lo contrario, nadie está obligado a permanecer donde no quiere estar, quien quiera irse deberá hacerlo para evitar entorpecer el trabajo de quienes sí quieren permanecer. Sé que nada es como antes pues no hay nada más normal que el cambio, pero a pesar de que las formas cambian la esencia siempre se mantiene y está en sus manos el cambio tendiente siempre a mejorar, y que después de unos años pueda decir con orgullo que ¡Fue un Guardián con G mayúscula!

 

 

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