La idea está avalada, aplaudida y soñada por catedráticos de movilidad sostenible con el servicio público integral y la bicicleta. A mí no me incomoda, pero es innegable que su proceso de contratación, diseño y puesta en marcha, tienen un velo de oportunismo económico de alguien y que la férrea lucha por parte del anterior secretario de movilidad, pese a sus inhabilidades, es suspicaz y sospechosa.
Pero veamos la macro tendencia vial de Bogotá, personas con un creciente núcleo familiar y poder adquisitivo, aunque muy pequeño, caen en las redes de los vendedores de vehículos nuevos y usados: “Usted lo necesita, su familia lo necesita, no sea uno más embutido en el bus”.
Ahí nace la imperiosa necesidad de tener carro o moto: “Libertad de decir en qué me voy”, pero olvidamos el mínimo detalle de las vías. Esas que no han tenido un crecimiento acorde al incremento de vehículos automotores y sumándole las corruptibles obras de reparcheo y/o ampliación.
Por descarte o interesante negocio nacieron las limitantes al uso del vehículo particular y la imposición de mágicos servicios integrales de transporte público que después de varios años no se cumplen.
Ahora que ya no habrá pico y placa -si uno paga, claro- implementan unas cámaras de fotodetección con todos los ingredientes para llenar las arcas del distrito, pero:
- Con límites de velocidad irrisorios en cierto tipo de vías. Justo en las más rápidas si no se encuentra un hueco.
- Con señalización pequeña a la más mínima distancia y tapada por otras señales.
- De última tecnología, ¿pero negras?
- Con agentes de tránsito atacando los otros frentes viales (barrios y bahías).
- Con un descarado interés por ponerles en marcha sin la debida y clara autorización del Ministerio de Transporte.
Como usuario de las vías en mi propio medio de transporte, no pierdo nada viendo dónde están ubicadas y tratar de cumplir, pero hay muchos factores externos. No se trata de ir contra la cultura vial, pero sí pienso en mi propia seguridad. me mantendrán en zozobra por recibir muy tarde una carta del distrito (si llega) y dentro un cuasi comparendo que no cumple con la establecido por la ley informando que:
“Mi vida fue salvada”
Qué ironía. Y por haber hecho eso me tendré que rebuscar cierto monto de dinero para agradecerles.
