El fantasma que ronda al Centro Democrático

El fantasma que ronda al Centro Democrático

"El fantasma de esa traición está latente. Los precandidatos del partido de Uribe están siendo medidos constantemente por los seguidores del jefe"

Por: Fernando León Manosalva
julio 24, 2017
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El fantasma que ronda al Centro Democrático
Foto: Semana

Por esta época preelectoral el fantasma de la traición y el engaño está presente en muchos lugares. En la mente de los electores y caciques políticos quedó grabada la imagen de aquel Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe Vélez, quienes se mostraban en el año 2009 como una fuerte dupla, que pretendía continuar las políticas de Seguridad Democrática que habían catapultado a Uribe a gobernar durante dos periodos. Por aquel tiempo, el maestro ayudaba con todas sus fuerzas a impulsar a la presidencia a quien creía su discípulo.

Nadie se imaginaba que el Ministro de Defensa Juan Manuel Santos, un año después de aquel 2009, le daría al presidente Uribe una puñalada trapera. Ya como presidente electo, con la banda presidencial en su poder, Santos se volteó, traicionó a su mentor.

En el Centro Democrático este episodio está fresco, y aunque han pasado los años, el fantasma de esa traición está latente. Los precandidatos del partido de Uribe están siendo medidos constantemente por los seguidores del jefe. Las bases fuertes del partido, quienes antes que miembros del Centro Democrático son seguidores de Uribe Vélez, no están seguras con todos los precandidatos, tienen sus reservas al respecto, las cuales dejan ver en uno que otro comentario en redes sociales.

Iván Duque, Carlos Holmes Trujillo, Rafael Nieto Loaiza, Paloma Valencia y María del Rosario Guerra son las cartas que las directivas del partido de Uribe ofrecen a sus electores. Todos están recorriendo el país, hablando con las bases uribistas y acercándose a otros sectores de la población.

A raíz de lo sucedido con Juan Manuel Santos, en las bases del Centro Democrático se respira un aire de sospecha, que no deja tragar entero, ni aplaudir a cualquier subida eufórica del discurso. El temor a una nueva traición se evidencia. Ellos quisieran que fuera Uribe nuevamente el candidato eterno de su partido, pero la realidad es otra, él no puede ser otra vez presidente, aunque uno de los precandidatos lo postulara como su vicepresidente.

Cada uno de los precandidatos tiene sus seguidores al interior del partido, pero también sus detractores. Muchos han sembrado en el campo político, lo cual ha hecho que sus rostros y nombres sean conocidos entre los ciudadanos, como Carlos Holmes Trujillo, María del Rosario Guerra, Paloma Valencia e Iván Duque. En el caso del exviceministro de justicia Rafael Nieto Loaiza postula por primera vez su nombre para un cargo de elección popular.

Cabe anotar que entre todos los precandidatos del Centro Democrático, Iván Duque ha logrado crear una imagen propia, lejos de los colores institucionales del partido y de la beligerancia de su mentor, aquella actitud combativa y tenaz que ha caracterizado al expresidente Uribe para enfrentar a sus oponentes. Esta forma pasiva y comprensiva de Duque ha calado positivamente en otros sectores por fuera del Uribismo, pues ven que él no es como Uribe. Sin embargo, hacia el interior del Centro Democrático muchos ven muy mal estas acciones, por lo cual dudan de la fidelidad de Iván Duque.

Lo cierto es que no se necesita tener una especialización en diseño gráfico, o manejo de imagen corporativa para saber que el anaranjado, que identifica al senador, dista del color insigne del partido CD. De hecho la página web de Duque no tiene nada que le identifique con el Centro Democrático o su mentor Álvaro Uribe Vélez. A diferencia de los sitios web oficiales de Rafael Nieto y María del Rosario Guerra que ratifican la identidad corporativa del partido, con el emblema y los colores azul, rojo y blanco que los representan como colectividad.

Todos estos hechos invitan a meditar en la siguiente pregunta: ¿Será que la estrategia del senador Duque para llegar a la presidencia de Colombia es establecer distancia de su mentor, ganar otros sectores de la sociedad y evitar que lo encasillen o pongan sobre él la etiqueta guerrerista que han puesto en Uribe Vélez y todos aquellos que hablen o se muestren como el expresidente?

Los asesores de imagen de Duque deben pensar primero en ganarse la confianza de las bases de partido para luego pensar en las aspiraciones presidenciales, pues a diferencia de otros candidatos como Ordóñez, quien ya se lanzó por firmas a la carrera presidencial, no tiene la etiqueta del partido conservador que le dicte lo que tiene que hacer.

La posición en la que se encuentra el expresidente y máximo líder del Centro Democrático Álvaro Uribe Vélez no es fácil por dos motivos. Primero, todos esperan que tome la decisión correcta al momento de señalar a quien todos deben respaldar, como si fuera él mismo que se postulara. Y segundo,  también esperan que no se equivoque otra vez.

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