Expectativas de paz en La Macarena: relatoría de un conversatorio

Expectativas de paz en La Macarena: relatoría de un conversatorio

Varias personas de este municipio del Meta han expresado sus inquietudes, temores y esperanzas frente al proceso de paz en La Habana

Por: Jardín Botánico de La Macarena
julio 01, 2016
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Expectativas de paz en La Macarena: relatoría de un conversatorio
Foto: localidades.org

Desde el inicio de los diálogos de la Habana en 2012, en la Sierra de La Macarena, las promesas del fin del conflicto armado (por lo menos en su versión estado Vs. Farc-Ep) han sido matizadas por las contradicción que implican la negociación en medio de la confrontación. Si algo define la naturaleza de la ansiedad regional ante la futura firma de los acuerdos, no son los retos que representan las esperanzas de la paz, sino el miedo que significa utilizar la imaginación y la creatividad para pensar un futuro, cuando la guerra misma ha limitado –y mucho- esas posibilidades de imaginación para la gente. No solo se trata de una tensión sobre “cómo imaginar cuando ya no hay imaginación posible”, sino también cómo pensar el futuro a partir de categorías que los acuerdos de La Habana ofrecen para la construcción de un país en paz: democracia en los territorios; justicia, verdad y reconciliación;  garantías de que la violencia no tendrá repetición y de que las fuentes de la violencia (el narcotráfico, una de ellas) serán prevenidas. Una nueva situación en donde las armas dejarán de ser usadas para defender ideas políticas  y no servirán mas para tramitar y/o contener las movilizaciones sociales.

Hace unos meses, cuando recién se empezaba a hablar de la implementación de los acuerdos de paz en los territorios, un líder campesino de la región planteó que el punto central del asunto: en la Habana el estado y la insurgencia firmarán unos acuerdos, a construcción de la paz es aquí, y nos toca a nosotr@s. Con el propósito de contribuir a este debate, en el municipio de La Macarena, Meta, tuvo lugar el Primer Conversatorio para la Construcción de Paz realizado en la sede urbana del Jardín Botánico. El encuentro fue organizado por “Jardín de Ideas”, una iniciativa de habitantes del municipio que “se piensan la paz”. Este primer evento se realizó para recoger las inquietudes que tiene la gente frente a la firma de los acuerdos, publicarlas y hacérselas llegar a la mesa de negociaciones.

Los y las asistentes al evento plantearon algunas preguntas que dan cuenta del tipo de expectativas y prevenciones que hay en la región: ¿qué pasará con el orden social existente en las veredas, quién velará por la seguridad de las comunidades, cómo se prevendrá el “ingreso” de grupos de delincuencia organizada? ¿llegarán grupos paramilitares (como los que se anuncian en San Vicente del Caguán) o acaso aparecerá una nueva guerrilla con otro nombre?  ¿podrá la gente dejar las casas solas para hacer los trabajos de finca? ¿Las comunidades que viven dentro de las zonas de parques serán expulsadas, cómo se garantizará la vida de los y las excombatientes, cómo podrá asegurar el estado que no sucederá de nuevo el genocidio de la Unión Patriótica?

A la par de estas preguntas (sobre las cuales esperamos la Mesa se pronuncie), algunas preocupaciones fueron compartidas. El verano pasado (enero-marzo de 2016) la guerrilla no ejerció ningún control frente a la tumba y quema de bosque. Mas de 10mil has. fueron deforestadas, muchas de ellas a las márgenes de carreteras construidas por las comunidades en áreas de reserva (La Macarena-Vistahermosa), o por las comunidades y el estado sin contar con los permisos ambientales del caso (como lo es la carretera La Macarena-San José del Guaviare). La conciencia ambiental, concluyeron personas asistentes, es algo sobre lo que hay que trabajar, no solo en el marco de salvaguardar el ecoturismo como alternativa económica para la región (pues el “turismo de potrero” o “potreroturismo” no será jamás una alternativa), sino también por el papel de la Sierra de la Macarena para el equilibrio ecológico de de la Amazonía, de la Orinoquía y de los Andes. Quedó claro que en La Macarena “la construcción de la paz” pasa por el trabajo de concientización, preservación, recuperación y cuidado ambiental.

Las características y condiciones de este papel, aunque son fundamentales para el futuro de la humanidad, como discurso ambiental es interpretado por las comunidades rurales como un pretexto del estado para sacarlas de donde siempre han vivido (como son las áreas de Parque), y como una obstáculo para adelantar formas tradicionales de producción: tumba, quema, siembra y pastos.  Pero tales tradiciones no solo resultan insostenibles, sino que la perspectiva actual del estado al respecto es improcedente. Uno de los asistentes señaló que sin la debida atención del estado, sin la tecnificación de la producción ni el desarrollo de alternativas viables, para la gente la única opción rentable es la tumba y quema. Una representante comunitaria narró la experiencia de su vereda, en donde reivindican su derecho a la independencia y donde dan cuenta de prácticas agroecológicas susceptibles de ser compartidas.

Representantes de las Asociaciones Comunitarias confirmaron el apoyo al proceso de paz y a la concertación con el estado para el manejo ambiental de la región. Anunciaron que el pasado 12 de junio llegaron a acuerdos con representantes de la Unidad de Parques, Cormacarena y la ONU para garantizar la efectiva sustitución de los cultivos de coca. La creación de los Consejos Locales para la Paz, anunciada por el gobierno nacional, fue planteada en la discusión como escenario propicio para adelantar todas estas iniciativas. Representantes de la Alcaldía Mpal. de La Macarena demostraron su disposición para conformar dicho Consejo.

Uno de los puntos centrales del conversatorio se dio en torno al conocimiento de la gente frente a los acuerdos de La Habana. Puesto que mas de cinco décadas de guerra civil han dejado huellas que, hasta el momento, dificultan la posibilidad de éxito de la aun incipiente “pedagogía para la paz”. Los problemas hacen referencia a la profunda desconfianza a las promesas del gobierno, la incredulidad ante la voluntad de paz de la insurgencia, el recelo de las mismas comunidades a construir sus vidas sin el tradicional control de los frentes guerrilleros (en términos de seguridad y convivencia, resolución de conflictos y movilización social) son situaciones que han hecho que las iniciativas adelantadas por el estado, la insurgencia y las organizaciones sociales no hayan calado, aun, en amplios sectores de la población.

Así las cosas, el segundo encuentro se hará en torno a los Acuerdos de La Habana, para contribuir a un mejor conocimiento del proceso.

 

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