Estas músicas que van con uno (5)
Opinión

Estas músicas que van con uno (5)

Noticias de la otra orilla

Por:
diciembre 26, 2015
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Pacho Galán, no solo el autor de piezas clavadas por siempre en la memoria de todos los colombianos, sino una de las figuras definitivas en darle a la música costeña un estatus nacional e internacional extraordinario al lado de Lucho Bermúdez; el maestro Rafael Campo Miranda pluma delicada y certera para la composición de piezas clave de nuestra cultura musical; La Cumbia Soledeña del maestro Efraím Mejía Donado, desprendida en 1950 del grupo de Antonio José Pacheco, y desde ese momento no solo el grupo más estable y duradero quizá de toda la Costa Atlántica, sino una de las formaciones musicales más renombradas del país, con el desempeño de un verdadero magisterio folclórico y musical en la región, representándonos en múltiples eventos nacionales e internacionales.

Armando Galán, discreto y sabio como su padre, pedagogo y poseedor de uno de los mejores sonidos trompetísticos que se recuerden; Alci Acosta, institución romántica latinoamericana al lado de los grandes del género; su hijo Checo Acosta, joven que se ha mantenido por largos años ya en la cresta de la música popular costeña con fusiones y experimentos interesantes.

En Baranoa, además del gran homenaje que el maestro Julio Ojito le rindiera con su orquesta enfatizando que "En Baranoa me quedaré porque es la tierra de bellas mujeres…" se recuerda a ciertos héroes anónimos como el flautero Serafín Acosta, y a una larga nómina de músicos populares sin nombres recordables que han hecho parte de orquestas locales, regionales y nacionales pero que no figuran en los anales oficiales. Hasta que surge la Gran Banda de Baranoa, institución de grandes méritos educativos y de estimulación musical de juventudes, a cargo del joven director Hilton Escobar, que se ha ganado un merecido prestigio como banda espectacular en grandes eventos y paradas en ciudades de la región, del país y del exterior.

Polo Nuevo ostenta el orgullo de ser cuna de uno de los músicos legendarios de la música costeña: el maestro Julio Ojito que con sus composiciones y su orquesta a través de una larga trayectoria forjó un importante prestigio nacional. Se tiene como el músico que más páginas dedicó a los pueblos del Atlántico haciendo con su inspiración un verdadero mapa emocional de nuestro departamento, en el que están Polo Nuevo, Baranoa, Manatí, Sabanalarga, Soledad… Su talento y su talante lo continúa hoy con gran lujo musical su hijo Juventino intérprete del clarinete y del saxofón y dueño de una reconocida capacidad para la composición, los arreglos y la producción a nivel nacional e internacional.

 

Sabanalarga, tiene la curiosa historia

de tener dos grandes bandas musicales que cada una obedecía

a un partido político distinto: liberal o conservador

Sabanalarga, por su parte, tiene la curiosa historia de haber tenido dos grandes bandas musicales conformadas por músicos de primera línea y porque cada una de ellas obedecía a un partido político distinto: liberal o conservador. La banda de los liberales estaba compuesta por Gilberto Varela (bajo), Luis Carlos Reyes (trombón), Aurelio Gómez (bombo), Francisco Ariza (redoblante), Gerardo Gómez (clarinete), Jesús Avila (trompeta), además de Marcial Tovar y Juan Antonio Berdugo. En la de los conservadores militaban Luis Carlos Barros, José Antonio Barros, Próspero Barros, Jesús Cepeda, Latinán Alvarez, Santos Polo y Gregorio Berdugo, entre otros.

A mediados de los años 30 se recuerda también en Sabanalarga a la Orquesta de Walter Henríquez, conformada por Luis Carlos Henríquez (violín), Eustaquio Guerrero (flauta), Eliseo Guerrero (saxo), César Peña (tiple), Angel Salazar (violín) y José de los Santos Pacheco (guitarra), con solo 13 años de edad.

Pero es a mediados de la década del 40 cuando, en el marco de las grandes bandas y orquestas costeñas de la época, se organiza la Orquesta Ritmo Sabanalarga, en el formato de una semibig band de tres trompetas, dos trombones, dos saxos, bajo, banjo, batería, tumbadora y cantante, que recorrió muchos pueblos y ciudades de la Costa, especialmente Barranquilla y Valledupar con su propio repertorio de gaitas, cumbias, porros y mapalés. La conformaban: Carlos Sarmiento (trompeta 1), David Carrillo (trompeta 2), Jesús Ariza (trompeta 3), Gilberto Montalvo (trombón), Rafael Caballero (Trombón), Ulises Therán (clarinete), Luis Carlos Henríquez (saxo soprano), José de los Santos P. (batería), Miguel Cabarcas (timba), Aquiles Sanjuán (bajo), Luis Carlos Alvarez (banjo) y Felix Sarmiento, su cantante estelar.

Repelón reserva para la gran memoria de la música costeña y para orgullo de los 100 años de música en el departamento el hecho de haber sido el patio fundacional de la Gran Banda de Repelón que tantos éxitos legó a la música popular de nuestras bandas.

En Sabanagrande se recuerda el nombre del viejo Casalins, un violinista que recorría las calles del pueblo tocando los temas de nuestro repertorio folclórico con el violín, lo que pone de presente un viejo fenómeno de sabiduría interpretativa en muchos de nuestros pueblos americanos: la de tocar con nuestros rústicos violines o guitarras la música europea, o bien la de tocar la música folclórica nuestra con instrumentos europeos.

Y así cerramos este primer ciclo de columnas que esperamos retomar con nuevas informaciones sobre la música del Caribe colombiano.

 

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