Existe la idea de que lo que nos hizo humanos fue la creación de herramientas; capacidad tecnológica que no tiene que ver con si disponemos o no de instrumentos u objetos, sino en qué modo dependemos de ellos. Variaciones mutágenas que también han surgido gracias a cambios culturales* como es nuestra capacidad de digerir leche a edad adulta, presente desde que nuestro estilo de vida se asoció a la ganadería y donde la presión selectiva favoreció a aquellos que fueron capaces de explotar a los animales con los que convivían de manera habitual; singularidad que nos diferencia del resto de seres vivos y en la que la naturaleza es la que encuentra el camino para garantizar la supervivencia.
Alteraciones en la información genética que se pueden ver en el estudio de las enfermedades, en donde se observa que el sistema inmune va cambiando debido a nuevas enfermedades infecciosas. Asimismo, la selección natural ha mutado por una selección social, dado que ya no es tanta la necesidad de que nuestra biología esté adaptada al ambiente, como el hecho de estar bien conectados y que las relaciones con el grupo sean óptimas. Lo anterior, puesto que habíamos evolucionado para vivir al aire libre, cazar y relacionarnos con nuestro ambiente, pero a través del uso de la tecnología nos hemos acabado aislando, perdiendo la facultad de percibir las cosas y liberándonos de la necesidad de la proximidad física. Capacidad que ha hecho que perdamos la empatía con el medio ambiente, la naturaleza y el resto de seres humanos, y que nos permite hacer el bien o daño a distancia y a mayor escala.
Igualmente, en los últimos 10 años se ha producido una revolución de la comprensión del árbol de la evolución humana, debido al desarrollo de la paleogenética. Donde estudios del ADN han supuesto una ruptura con todo lo que sabíamos anteriormente. Estudios que utilizan métodos como el de la hibridación, que ha roto esquemas no solo biológicos, sino también sociales y culturales, suponiendo una revolución y una contextualización de la diversidad. Hibridación que se produjo con los neandertales, especie que siempre ha sido descalificada, por ser tosca, torpe y supuestamente inferior. Cura de humildad, que es una llamada de atención sobre la importancia de relativizar las diferencias. Sin tener razones para pensar que los neandertales fueran una especie menos inteligente que nosotros, ni peor adaptada al momento y a las duras circunstancias en las que vivieron durante al menos medio millón de años, en la Europa de las glaciaciones. Y que, sin embargo se extinguieron (30.000 años antes del presente), pese a que eran más corpulentos y musculosos, podían anticipar el tiempo solo mirando el cielo. sobrevivir en el invierno, buscar comida cuando estaba nevando y a que tenían unas órbitas oculares mayores que las nuestras y el área occipital del cerebro —que implica una mayor visión— estaba proporcionalmente más desarrollada que en nuestra especie: los sapiens. Aptitudes estas que no fueron suficientes para ellos.
Historia de la extinción de los neandertales (hombre del valle de Neander) que es un buen espejo para observar el triste destino de una especie humana inteligente, de complejo comportamiento social, muy parecidos a nosotros y cuyo destino fue desaparecer. Probablemente porque sobre la tierra no había espacio para otra, o porque somos —como muchas veces se nos ha descrito— la especie invasiva que hace de todo, que puede vivir en cualquier ecosistema y que por donde pasamos arrasamos haciendo estragos, midiendo las capacidades con lo que nosotros consideramos que es la inteligencia. Y adaptación, del medio a nosotros, hasta el punto de que estamos en una nueva era: el Antropoceno**, definida así porque hemos transformado el planeta a nuestra medida.
Evolución tecnológica que ha sido mucho más rápida que la biológica, transformando el mundo, pero aún siendo aquel humano de hace 200.000 años perfectamente adaptado para vivir al aire libre y hacer mucho ejercicio físico, con un estilo de vida totalmente sedentario que ha producido una disociación entre la biología y la tecnología. Que además, al no requerir el contacto físico para comunicarse, es indiferente al sufrimiento si no lo ve a su lado. Doble cara de la hipercomunicación que quizás nos hace fuertes, pero que individualmente nos ha podido empobrecer. Lecciones que nos ofrece la extinción de otra especie inteligente, que nos podría ocurrir a nosotros, en esta era en la que no está muy claro que el medio en el que vivimos vaya a soportar nuestra presión y abuso por mucho más tiempo.
*La historia de la especie humana es la historia de la supervivencia. Humanos primitivos que a medida que se desplazaban, se veían obligados a adaptar su dieta a las condiciones cambiantes del nuevo hábitat. Desplazamientos hacia climas menos templados, que fueron creando diferenciaciones físicas: pieles claras, estructuras óseas macizas y pelos uniformes, mejor protegidas contra la congelación y aptas para metabolizar la vitamina B en regiones de días más cortos y noches más largas. Nueva dieta que también provocaba mutaciones en el tracto digestivo y en el sistema inmune, necesarias para sobrevivir y luego prosperar, que a su vez se reflejaron en el desarrollo de los tipos de sangre (o grupos sanguíneos): 1. Ascenso a la cúspide de la cadena alimentaria, tipo O de old por ser el más antiguo (50.000 a 10.000 a.C.). 2. Cambio de cazador-recolector a un estilo de vida agrícola doméstico, tipo A de agrario y de adaptación (10.000 a 3.500 a.C.). 3. Fusión y migración desde África, hacia Europa, Asia y América, tipo B de balanza y asimilación (3.500 a.C. a 600 d.C.). 4. Mezcla de grupos disímiles, tipo AB de fusión (500 a.C. a 900 d.C.).
** Antropoceno o "Era de los humanos", época geológica propuesta por parte de la comunidad científica para suceder o reemplazar al denominado Holoceno (que se inició hace 11.000 años). Época actual del período Cuaternario en la historia terrestre, debida al significativo impacto global que las actividades humanas han tenido sobre los ecosistemas terrestres. Repercusiones que tienen en el clima y la biodiversidad, tanto por la rápida acumulación de gases de efecto de invernadero como los daños irreversibles ocasionados por el consumo excesivo de recursos naturales. Tendencias que se han calificado de “insostenibles”.
Concepto, propuesto por el holandés y premio Nobel de química Paul Crutzen en el año 2000, que advierte comenzó con la revolución industrial que se inició en Inglaterra (a mediados del siglo XVIII) y se extendió al resto de Europa y a otras regiones del mundo. Tomando como punto de inicio de la nueva época el año 1784, cuando el perfeccionamiento de la máquina de vapor por el británico James Watt, abrió paso a la utilización de energías fósiles.
María Martinón-Torres (Orense, 1974). Paleo-antropóloga española, graduada en Medicina por la Universidad de Santiago de Compostela. Fundadora de la European Society for the Study of Human Evolution, miembro correspondiente de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Galicia desde 1999. Directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH).
Peter J. D'Adamo, médico y escritor estadounidense, investigador sobre el cáncer de la Asociación americana de Medicina Natural. Fundador de The Journal of Naturapathic Medicine.
Yuval Noah Harari, profesor y escritor israelí, Universidad Hebrea de Jerusalén. (Sapiens. de animales a dioses).
