Eso de ser “pilo” sí paga
Opinión

Eso de ser “pilo” sí paga

Aunque uno alcance a creer, como en Macondo, que los pobres no tienen una segunda oportunidad sobre la tierra del olvido, en veces, y esta parece que sí, se encarga de corregir esa creencia

Por:
agosto 04, 2016
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Este de las madres–padres de medio millar de muchachos de Sucre, no era otra vez el largo, inconsolable del desplazamiento y de la barbarie de las armas que inundo, hasta el naufragio en el dolor y el oprobio, a muchos en nuestro departamento.

El suyo que vi, y acompañé con el mío y el de tantos más en un acto de reconocimiento al Programa Ser Pilo paga, era el nuevo y reparador de la esperanza arrebatada por las contingencias de la pobreza y de la guerra que los proscribió de todas oportunidad que sobre la tierra pudiere edificarse para ellos.

Era aquel, el de estas madres–padres, el llanto de alegría de una esperanza mil veces truncada y mil veces convertida en sangre, en lodo, en pobreza que retoña y da los mismos frutos amargos, regando un árbol nuevo.

Abonado con la simiente que germina la paz para que sus hijos y los hijos de sus hijos, dejen de ser los hijos predilectos de la guerra, sangre de cañón de la inequidad  y el despojo fraudulento de sus derechos, en los que la guerra los ha convertido y condenado históricamente.

En víctimas sin dolientes de las inequidades y desequilibrios estructurales de la sociedad colombiana, cuyo blanco certero e impactante son esos desvalidos y desplazados de las oportunidades de reivindicación de derechos básicos inherentes a su naturaleza y condición.

Entre los más, el de la Educación, quebrantado una y todas las veces por el Estado en su aplicación, desarrollo y permanencia; en la implementación de políticas públicas que lo hagan efectivo, inclusivo y dinámico en ese vasto universo de desvalidos que lo demandan de continuo.

Aunque uno alcance a creer, como en Macondo, que los pobres no tienen una segunda oportunidad sobre la tierra del olvido y la soledad devastadora de la incuria, la historia, en veces, y esta parece que sí, se encarga de corregir esa creencia y consecuentemente el yerro de la inequidad y la exclusión que trae consigo.

Que, en casos como el de la Educación Superior, alcanza en nuestro país coberturas inferiores a la media internacional, mucho más  negativos dichos índices en gran parte de los departamentos que lo integran, con el consecuente impacto que dicha brecha trae para el desarrollo y el progreso, el aparato productivo,  la equidad y la inclusión social.

Esta, la inclusión social, el índice más satisfactorio, en mi parecer, de cuantos persigue el programa Ser pilo paga, instituido en 2014 por el presidente Santos, y cuyo fin es brindar educación de alta calidad a los jóvenes con menos recursos económicos y excelentes puntajes en las pruebas Saber 11, por medio de créditos condonables y apoyos de sostenimiento.

Con resultados que impactan positivamente la cobertura con calidad, el crecimiento de la demanda, la reducción de la deserción y un escalamiento positivo de la movilidad social, Ser pilo paga se erige en herramienta efectiva, y ojalá en política pública, para paliar esa brecha social que se ha encargado de ahondar el sistema educativo colombiano, en vez de contribuir a cerrarla desde la promoción y ejercicio de la inclusión, la cobertura y las oportunidades reales de acceso a ella.

En Sucre, mi departamento, con un índice de cobertura
en educación superior distante de la media nacional, es entendible que Ser pilo paga sea motivo de alborozo y gratitud

En Sucre, mi departamento, con un índice de cobertura en educación superior  distante de la media nacional, 19 %, en donde a los jóvenes, desplazados por la pobreza y la guerra, ni siquiera les era dable soñar con ingresar a la universidad y menos a una acreditada de alta calidad, es apenas entendible que Ser pilo paga sea motivo, para ellos y sus madres–padres, de alborozo y gratitud con el presidente Santos y la ministra Parody, por haberles posibilitado el camino de la redención y la inclusión; de la equidad y las oportunidades por mérito y competencia.

Una Colombia afirmativa por la paz, sin duda dispondrá de mayores recursos para una Educación Superior inclusiva, de calidad y con  equidad para todos.

Porque, Ser Pilo paga.

Poeta
@CristoGarciaTap

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