Escuela de sicarios, no de sirenas (cuento)

Escuela de sicarios, no de sirenas (cuento)

Cansado del desempleo, aburrido, decidió crear una escuela no de sirenas sino de sicarios. Pero, no en moto, porque están muy caras. Más bien, en bicicleta

Por: Luis Carlos Muñoz Sarmiento
enero 26, 2022
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Escuela de sicarios, no de sirenas (cuento)
Foto: Pixabay

Especial para Las2Orillas

Voy a decirte algo: los pensamientos nunca son honestos. Las emociones, sí.
(Albert Camus)

Cansado del desempleo, aburrido, consternado, decidió crear una escuela no de sirenas sino de sicarios. Pero, no en moto, porque están muy caras. Más bien, en bicicleta. Claro, ya siendo más barata la cosa, muchos amigos se le sumaron a la causa. E hicieron aportes significativos: una ecuación: 50 amigos, 100 bicicletas, como para que el gerente sicarial fuera viendo con quiénes contaba.

De pronto, llegó a pensar que no habría tantos sicarios. Además, faltaban las armas. Entonces, dijo, ah, qué carajo, empecemos. Otra ‘vaca’: para las AK-47. Que ya no vendían los rusos, sino los gringos: es bien sabido que estos acaparan en asuntos de guerra.

Ah, eso sí, tocaba ir hasta Buenaventura a recogerlas y el gerente estaba en su finca, allá en El Acérrimo. O como se llame. Los 50 socios esta vez hicieron un aporte triple en AK-47. Y sin más, comenzaron a quebrar gente por toda parte, aunque mejor sería decir matando gente por todo lado. Solo en ciudades: la razón no era otra que porque estaban cansados de matar en el campo.

Razón no les faltaba. El método consistía en que cada sicario en cada cicla, seguía a su víctima que, por lo común, iba en carro. Imagínense si fuera a pie… entonces, al cometer el crimen solo tenía que huir en sentido contrario al del occiso y asunto resuelto.

Todo acabó cuando un alcalde quiso joder al dueño de la finca y ordenó hacer las vías en un solo sentido. Hoy, lo único que sobrevive es la plaga de demandas en la Fiscalía, reclamando rápida justicia como en el caso de ese peluquero testaferro de la mafia cuyo caso se resolvió en un día.

El Fiscal, ufano por la ‘hazaña’, decía que, si a él le hubiera tocado ‘cubrir’, más de lo que ya otros de bolsillo, el caso de Garzón, él ya lo habría resuelto. Ya habría mandado al pote al paraco no oficial que exporta carne por montones, tanto que se lleva 25 mil reses en cada barco. La carga va mezclada: carne de res y de cristiano (no Ronaldo, tranquilos hinchas) y dentro de ella mucho del único animalito que se come por la nariz: le dicen perico. Y no sé por qué pues yo soy muy ignorante en la materia: nunca pude con esos menesteres.

Debido a esto y a otras cuestiones muy delicadas, el gerente de la escuela está en absoluta decadencia. Ahora, se para en los semáforos a buscar votos y lo acaban de acusar de dejar sin empleo a mucha gente.

Qué ironía: a la misma gente a la que él en persona tanto empleo dio en épocas de gloria. Y de Claudia (no ‘de Colombia’ sino de Fosa Común), Judith y las mil más que él mismo dice que lo aman, así el resto lo madree, le eche piedra, huevos, tomates y demás, en cada corregimiento, pueblo o municipio al que hoy va.

Cómo no… O eso al menos él cree, ahora que le dio por hablar con las estatuas, cada vez que piensa, por la soledad del poder, tomarse un aguardientico, así el chisme diga que no es en copitas sino por garrafas.

Pero, como el chisme siempre va más allá, ahora dicen que su consternación y aburrimiento por el desempleo obedece al regaño que le pegó otro alcalde, el de Santa Rosa que ya no se sabe si es de Cabal o de María Fernanda, regaño por el cual, a propósito, por disimular hoy lleva mochila arhuaca al hombro porque así cree que es más fácil meter gato por liebre y no pasar como el gerente de una escuela de sicarios, la más grande que ha tenido Fosa Común, así no se haya puesto en práctica con motos sino con pinches bicicletas y todas hayan terminado arrumadas en una pesebrera de El Acérrimo: o bueno, como se llame esa ‘quema de archivos’: como decían en la dictadura brasileña, cuando no querían que se supiera nada.

* (Bogotá, Colombia, 1957) Padre de Santiago & Valentina. Escritor, periodista, crítico literario, de cine y de jazz, catedrático, conferencista, corrector de estilo, traductor y, por encima de todo, lector.

Colaborador de El Magazín de EE, 2012, y columnista, 23/mar/2018. Su libro Ocho minutos y otros cuentos, Colección 50 libros de Cuento Colombiano Contemporáneo, fue lanzado en la XXX FILBO (Pijao, 2017). Mención de Honor por Martin Luther King: Todo cambio personal/interior hace progresar al mundo, en el XV Premio Int. de Ensayo Pensar a Contracorriente, La Habana, Cuba (2018). Siete ensayos sobre los imperialismos – Literatura y biopolítica, en coautoría con Luís E. Soares, fue publicado por UFES, Vitória (Edufes, 2020). El libro El estatuto (contra)colonial de la Humanidad, producto del III Congreso Int. Literatura y Revolución fue lanzado por UFES, el 20/feb/2021. Autor, traductor y coautor, con Luis E. Soares, en el portal Rebelión, EE y Las2Orillas. E-mail: [email protected]

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