Erdogan y Kilicdaroglu en la recta final

Erdogan y Kilicdaroglu en la recta final

Las elecciones del  domingo en Turquía han cambiado el discurso antinflación por el de antinmigración

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mayo 26, 2023
Erdogan y Kilicdaroglu en la recta final

El aroma de Kabuli pulao, una mezcla embriagadora de arroz humeante, cordero marinado y almendras tostadas, se mezcla con el aroma delicadamente herbáceo de las albóndigas mantu en un restaurante afgano, en el distrito de clase trabajadora Zytinburnu de Estambul.

Un camarero trae vasos de chai zafran (té de azafrán) con una sonrisa radiante, pero no hay demasiados clientes en el comedor esta tarde y no son los aromas de la cocina los que preocupan a la clientela.

"Lo siento, lo huelo, lo escucho y ha ido en aumento en los últimos meses”, admite Mansour Tawab* mientras toma un sorbo de su chai zafran después del almuerzo.

Tawab se refiere al hedor del ultranacionalismo que arrasa Turquía antes de la segunda vuelta presidencial del 28 de mayo entre el mandatario y aspirante a la reelección, Recep Tayyip Erdogan, y el opositor Kemal Kilicdaroglu.

El ciudadano afgano de 37 años tiene una tarjeta de residencia turca y puede vivir y trabajar legalmente en este país, pero no puede votar. Sin embargo, el discurso previo a la ronda final lo afecta profundamente y lo ha obligado a repensar algunas de sus posiciones políticas que tanto aprecia.

Se suponía que las elecciones turcas de 2023 tenían que ver con la economía, con la oposición enfocada en la inflación en espiral y la caída en picada de los niveles de vida, debido a la política económica poco ortodoxa de Erdogan de mantener bajas las tasas de interés.

No obstante, en las tensas semanas previas a la segunda vuelta, el nacionalismo crudo ha dejado de lado la economía y los refugiados se han convertido en un blanco fácil para los políticos que maniobran las complejidades del amplio espectro ultranacionalista de Turquía en un intento por ganar votos.

El giro nacionalista ha visto al opositor socialdemócrata Kilicdaroglu subir la retórica contra los refugiados, mientras forja alianzas incómodas con políticos ultranacionalistas.

El pasado miércoles 24 de mayo, Umit Ozdag, líder del antiinmigrante Partido de la Victoria, anunció su respaldo a Kilicdaroglu, confirmándole el apoyo de los ultranacionalistas de cara a la última vuelta de las elecciones generales.

En una conferencia de prensa en Ankara para anunciar su decisión, Ozdag aseguró que su partido y Kilicdaroglu acordaron un plan para devolver a sus países de origen a los inmigrantes dentro de un año, "de acuerdo con el derecho internacional y los derechos humanos".

Para los inmigrantes que se encuentran en el centro de la disputa política, ha sido un momento excepcionalmente difícil, lo que ha llevado a algunos a sacar conclusiones políticas que pueden no ser lo mejor para la democracia liberal en Turquía.

Lo que hay detrás de un nombre

Seis años después de llegar a Turquía en 2012 desde su Siria natal, Ahmad Ajjan obtuvo una nueva nacionalidad y un nuevo nombre.

Cuando el traductor, originario de la ciudad de Alepo y de 44 años, se encontraba en proceso de solicitar la nacionalidad turca surgió el tema de su apellido durante una entrevista con un funcionario de inmigración.

Ajjan en su nuevo país sonaba demasiado similar al turco ‘ajan’, que significa agente o espía. Se le pidió entonces que eligiera un apellido turco y en la agitación del momento se decidió por Erdogan.

Ajjan, un acérrimo partidario del presidente turco, hoy se siente en conflicto por su elección. “Me siento muy feliz cuando me reúno con los seguidores del (presidente) Erdogan, pero me siento muy infeliz cuando me encuentro con opositores a él”, explica.

En un país amargamente dividido, Ajjan se ha conformado con un nombre que refleja sus identidades duales. “Soy Ahmad Ajjan y mi nombre oficial es Ahmet Erdogan”, señala.

Sin embargo, sobre el tema de sus lealtades políticas, Ajjan es contundente. “Apoyo a Erdogan porque me dio la oportunidad de volver a vivir”, afirma, recordando cómo huyó de la represión del presidente sirio Bashar al-Assad contra los manifestantes y activistas antigubernamentales.

Ajjan votó por Erdogan en las elecciones presidenciales de 2018, así como en la primera ronda de los comicios generales de 2023, el pasado 14 de mayo. Asegura que el próximo domingo volverá a respaldar en las urnas al líder que le ofreció seguridad.

“Erdogan tiene una agenda, tiene un plan para 2050, 2071. Estos políticos de la oposición no tienen un plan para el día después de las elecciones”, sostiene con desdén. “Además, apoyo a Erdogan por otra razón diferente: desde la perspectiva islámica, apoya a los musulmanes de todo el mundo”, agrega.

“Culpar de todo a los refugiados sirios”

Erdogan fue uno de los mayores partidarios de los grupos anti-al Assad en la guerra de Siria, brindando refugio a los musulmanes predominantemente sunitas que huían del régimen baazista aleví de Damasco.

Turquía fue el único de los países vecinos de Siria que otorgó ciudadanía en masa a las personas de esa nación que huían de la brutal guerra civil.

A medida que aumentan los resentimientos turcos por la educación y la atención médica gratuitas que se brindan a los sirios, han surgido rumores de un plan demográfico de Erdogan para aumentar su base de votos con los recién llegados.

Desde el levantamiento de 2001, Turquía ha proporcionado la ciudadanía a más de 200.000 sirios, según el Ministerio del Interior. La cifra resulta insignificante en un país de 84 millones de personas para influir en unos comicios.

Pero con 3,7 millones de refugiados en su suelo, Turquía se ha convertido en el principal país de acogida de refugiados en el mundo, según la ONU. Con la crisis económica, el tapete de bienvenida para los "Sorkys", un término peyorativo para referirse a los sirios que apoyan a Erdogan en Turquía, comenzó a deshilacharse.

“A los turcos les gusta disfrutar de la vida. Cuando la situación económica se vuelve difícil, se quejan. Cuando se quejan, culpan de todo a los refugiados sirios”, señala Ajjan.

En agosto de 2021, Ozdag formó el Partido de la Victoria, un movimiento antiinmigrante, pidiendo explícitamente a los refugiados que abandonaran Turquía. Y el ascenso de Ozdag en solo dos años en la política nacional, con su respaldo a Kilicdaroglu en la segunda vuelta presidencial, refleja el creciente sentimiento contra los refugiados en muchos sectores de la sociedad turca.

En las elecciones parlamentarias del 14 de mayo, los nacionalistas y ultranacionalistas barrieron con el 22 % de los votos, lo que ubicó a políticos como Ozdag y al candidato presidencial Sinan Ogan, que obtuvo el 5,2 % de los votos en la primera vuelta, en una posición de reyes antes de la segunda vuelta del 28 de mayo.

Apenas unos días después de la primera ronda electoral, mientras los partidarios de la oposición luchaban por aceptar el 49,5% de los votos de Erdogan, Kilicdaroglu publicó un video de campaña en el que el político, normalmente afable, prometía enviar a casa a "10 millones de refugiados" si ganaba la segunda vuelta.

Desafiando a la Policía, un sabor de hogar

Durante un suntuoso almuerzo afgano en el distrito Zytinburnu de Estambul, Tawab se describe a sí mismo como un hombre de izquierda, simpatizante de Kilicdaroglu y opuesto a la represión de Erdogan contra la disidencia.

En agosto de 2021, cuando los talibanes tomaron el control de Afganistán, Tawab estaba en Turquía completando una maestría en administración de empresas. El joven afgano, que había trabajado en el sector de las ONG en Kabul, perdió inmediatamente el acceso a su tierra natal y no ha visto a sus familiares durante dos años.

El discurso de “10 millones de refugiados” de Kilicdaroglu se sintió como una herida de cuchillo, explica Tawab. “Estoy realmente decepcionado con su discurso. No estamos aquí para divertirnos. Estamos aquí para agregar valor, para trabajar duro, y solo nos está pidiendo que nos vayamos de inmediato, únicamente para obtener votos. Estoy muy preocupado por mi futuro, estoy decepcionado”, remarca.

Como afgano calificado que trabaja de forma remota para una empresa estadounidense desde Estambul, Tawab está mejor que sus hermanos afganos menos afortunados en esta ciudad. Pero a medida que aumenta el sentimiento antiinmigrante, incluso Tawab no está exento del acoso policial por estos días.

“Vivo a unos 10 kilómetros de aquí. Solía venir aquí mucho por la comida, pero en estos días, no vengo a menudo porque tengo miedo”, asevera.

Zytinburnu ha sido durante mucho tiempo un barrio de inmigrantes afganos, lo que refleja los lazos históricos y culturales entre Turquía y Afganistán. En los últimos años, el distrito desarrolló un aspecto irregular al convertirse en una plataforma de lanzamiento para los afganos que intentaban la ruta migratoria hacia Europa.

Mientras que los miembros más ricos de la comunidad viven en otras partes de Estambul, la comida auténtica en Zytinburnu siempre ha atraído a los afganos que añoran el sabor de su hogar, pero se está volviendo más arriesgado en estos días, dice Tawab.

“Cuando vengo aquí, siempre llevo tres documentos de identidad: mi tarjeta de residencia, mi licencia de conducir y el pasaporte. Soy residente legal, pero siempre temo que me detengan. La Policía siempre nos detiene para verificar nuestras identificaciones. A veces, incluso cuando tenemos identificaciones válidas, nos llevan al centro de detención y nos retienen durante horas antes de que nos liberen”, subraya.

La campaña electoral de 2023 ha sacudido su sentido de seguridad, así como sus ideales políticos. “Entiendo por qué Kemal Kilicdaroglu está haciendo esto. Entiendo por qué a los ciudadanos no les gusta que 5 millones de refugiados (cifra oficial más cercana a los 3,7 millones que indica la ONU) vengan y obtengan todos los beneficios de la educación y la atención médica gratuitas”, indica.

Pero con el aumento de los sentimientos contra los refugiados, sus apuestas personales en las elecciones presidenciales de 2023 han cambiado. “Ahora, preferiría que Erdogan gane estas elecciones”, confiesa. “Es un deseo muy egoísta, pero mi vida y mi seguridad son más importantes que quién es el dueño de este país”, enfatiza.

 

 

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