A temprana edad mostró las dotes de bandido,
concejal, gobernador de ingrata recordación
y alcalde insano, por lo cual fue destituido
por el presidente en ese entonces.
Y en tal ocasión, como premio de consolación,
llegó a la Aerocivil a dar cientos de licencias a la narcoaviación.
Desde siempre, mantiene relación nada sutil
con mafiosos, sicarios, matones, gente brutal;
creó grupos de autodefensa con mucho fusil,
que a punta de miedo, e intimidación general,
cooptaron la elección, y, al fin, en la presidencia.
Cuatro años de odio, guerra y violencia descomunal.
Mucha obsesión por acabar con la disidencia,
y al final, la cámara aprueba la reelección.
¡Un cuatrienio más, oh pueblo ingenuo, que inconsciencia!
Después, queriendo perpetuarse, sin vacilación,
apoyó a su exministro Nacional de Defensa.
¡Montado ya (el hombre zorro) lo sacó de tacón!
No soportó lo que a su juicio era una ofensa
y empezó su oposición de manera pertinaz,
con pasionales peones de maldad inmensa.
Cuando el zorro alcanza el premio, justo además,
arrecia su odio, su sectarismo “democrático”,
pretende retornar a la guerra y destrozar la paz.
Pero el Nobel, estratégico y diplomático,
fortalece el proceso en defensa de la vida,
que tiene sus defectos y ha sido traumático.
Pasa el gobierno de Juanma y el tipo enseguida
busca en Palacio de Nariño
ser amo y señor tras bambalinas,
pues no hay reelección de por vida.
Y lanzó a un hombre nuevo, de vallenatos cantor,
jurista, conservador, tempranamente cano,
contra todo un coloso y combativo opositor.
Con fraude y mucho billete, el mafioso enano
se salió con la suya y Porky es el presidente.
Mucho escándalo pero ahí sigue el pérfido anciano.
¿Cómo este hombre delinque tan impunemente
que no lo procesen ante tanta investigación?
¿Que pese a claros indicios de hampón inclemente,
funja de líder político de gran condición?
¿Que amenace a su antojo al que quiera este maldito,
que tenga al gobierno y al Senado a disposición?
Es un ser peligroso, ruin y poco erudito,
sin escrúpulos, defensor del todo se vale.
Sin embargo sigue libre, es algo inaudito.
Hasta ahora en las cortes con la suya se sale,
fiscales bandidos y fueros lo han protegido;
ha logrado que hasta la justicia le resbale.
Pero el tiempo inexorable no toma partido,
está un poco enfermo y de pronto se nos muere
sin castigo ejemplar, el viejo mal nacido.
Se necesita el cambio, Colombia lo requiere,
un modelo diferente de ejercer el poder.
Dar bienestar al vulgo que de hambre hoy se muere
sin esperanzas, desde el mismo instante de nacer;
hay que dar vuelco completo a tan trágica historia,
pensar que es posible soñar un nuevo amanecer.
