En Medellín avanza la estrategia de yoga para el Esmad, ¿servirá de algo?

En Medellín avanza la estrategia de yoga para el Esmad, ¿servirá de algo?

La iniciativa que busca que los integrantes de esta fuerza desarrollen una mejor capacidad de control ha sido recibida con escepticismo por un gran sector. ¿Dará frutos?

Por: Fredy Alexánder Chaverra Colorado
octubre 08, 2020
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En Medellín avanza la estrategia de yoga para el Esmad, ¿servirá de algo?
Foto: Alcaldía de Medellín

Con sorpresa y expectación se ha recibido la reciente medida de la Alcaldía de Medellín de adelantar jornadas de yoga, técnicas de manejo de la ira y relajación con el personal del Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía Nacional. Con estas jornadas se pretende que los integrantes de la fuerza de choque del Esmad desarrollen una mejor capacidad de control personal durante las movilizaciones que se vienen adelantado en la ciudad y de paso no incurran en abusos de autoridad. Desde algunos sectores se ha tomado esta estrategia con burla o escepticismo; sin embargo, considero que no se debe subestimar porque la práctica habitual del yoga (doctrina filosófica derivada del brahmanismo hindú) permite adquirir un conjunto de técnicas de concentración para alcanzar un mayor control físico y mental. Ahora bien, estas jornadas se deben complementar con una formación integral en derechos humanos y garantía de la protesta social.

A diferencia de las históricas movilizaciones derivadas del 21N, las últimas marchas convocadas en Medellín se han caracterizado por un mayor nivel de confrontación con la Policía. Son movilizaciones catalizadoras de un profundo descontento social y en contra de la impunidad que ha permeado los cientos de casos de abusos de autoridad que le han costado la vida, según la ONG Temblores, a 639 personas en los últimos tres años. Tras el florero de Llorente que significó el asesinato de Javier Ordóñez, el descontento con la Policía se esparció como polvorín y en Medellín se vio reflejado en las tensiones entre los manifestantes y el Esmad muy cerca del Comando de Policía del Valle de Aburrá. A esto se suman los episodios de abuso y capturas arbitrarias registrados en la movilización estudiantil del 15 de junio y el terremoto mediático que implicó la autorización del ingreso del Esmad a la Universidad de Antioquia el 20 de febrero.

Estos hechos han generado una profunda desconfianza con la Policía y su papel en la protesta social. Así se pudo evidenciar el 15 de septiembre cuando el monumento a los militares que se encontraba en el Parque Bicentenario fue derribado e incinerado. En medio de esta situación a Quintero le han pasado factura y desde varios sectores no lo bajan de represor, autoritario y dictatorial (mientras que en otros lo han considerado blando con los manifestantes). Asumiendo su papel como primera autoridad de policía el alcalde ha buscado estrategias para bajar el nivel de tensión y garantizar la protesta social. Sus propuestas se han enfocado en proponer mesas de diálogo (con estudiantes y manifestantes); asignarle a la recién creada Secretaría de No Violencia la función de ser garante del diálogo social; solicitarle a los carabineros que no utilicen a los caballos en el control de las protestas y promover las jornadas de yoga con el personal del Esmad.

Personalmente, considero que al alcalde le preocupa generar consensos en torno a la protesta social. Recuerdo que en su faceta de activista convocó y participó en varias movilizaciones. Recién el año pasado participó en la movilización en defensa de los líderes sociales; promovió varios plantones por la vida y también estuvo en el 21N e inclusive le pidió a la Policía un día antes del paro “proteger la vida de los marchantes”. La última vez que lo vi en una movilización fue en la marcha del 21E que terminó en desmanes al concluir en el Parque del Poblado. Tras esa movilización Quintero asumió una actitud mucho más esquiva con la movilización social (hasta se fue a borrar los grafitis que encapuchados habían pintado en la fachada de un hotel) y refrendó esta posición al autorizar tan solo un mes después el ingreso del Esmad al campus de la Universidad de Antioquia.

A diez meses de haber asumido el cargo su relación con la movilización social sigue siendo tensa. De ahí que su apuesta por promover el yoga que, insisto debe ser complementaría a formación integral en derechos humanos y garantía de la protesta social, sea una forma de dirimir esa tensión al menos con el personal del Esmad. ¿Será suficiente?

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