Andamos muy preocupados en el Hospital Universitario del Valle Evaristo García de la ciudad de Cali. El motivo de nuestra preocupación no es otro que los pacientes. Tenemos que ver cómo día a día llegan y, con dolor en el corazón, les decimos: "Señor aquí no le podemos hacer nada, no hay nada".
Idealización nuestra se convirtió el concepto de hospital nivel IV, pues este lugar, en el cual me encuentro mientras escribo esto, no es más que un centro de salud de siete pisos y esto es gracias al silencio del Gobierno Nacional y departamental, silencio que nos agobia y que mata pacientes. No hay insumos, no hay ni siquiera acetaminofen (es real) y a los médicos no les pagan hace 79 días.
No sé a dónde va a parar este pobre hospitalito, solo espero que la bondad de los humanos se acuerde de su existencia y se rompa el silencio que tanto daño nos ha causado.
Ya lo escribió Federico García Lorca:
"Oye, hijo mío, el silencio.
Es un silencio ondulado,
un silencio,
donde resbalan valles y ecos
y que inclina las frentes
hacia el suelo"
* Estudiante practicante en el Hospital Universitario del Valle
Universidad del Valle, Cali.