Electricaribe, el virus que azota a la costa colombiana

Electricaribe, el virus que azota a la costa colombiana

Un muchacho de 17 años ha sido testigo de los abusos de esta empresa

Por: Bernardo José Pineda
febrero 22, 2016
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Electricaribe, el virus que azota a la costa colombiana
Foto: laotracara.co

Recuerdo que tenía cuatro años y estaba enfermo. Había oscurecido ya cuando llegó la cuadrilla a suspender el servicio. Mi tía trató de convencerlos de que me haría daño el calor, pero ellos hicieron caso omiso. La familia recuerda aquel episodio como algo jocoso, porque yo, que supuestamente no tenía ánimo de nada, llené de aire mis pulmones y les dije: ¡hijueputas!

En el año 2008 tuvimos nuevamente la visita de la cuadrilla de ELECTRICARIBE. Se presentaron a nuestra casa alegando que el contador estaba alterado y acto seguido, sin importar las quejas de mi hermana (que en ese entonces tenía 13 años) y se encontraba sola en la casa, decidieron cambiar el contador. Mi hermana llamó a mi mamá y ella llegó en cuanto pudo. Al llegar, los señores de ELECTRICARIBE ya habían cambiado el contador y se estaban subiendo a su vehículo y acto seguido, se bajaron de inmediato y sin dar explicación alguna fotografiaron a mi mamá. Ella pidió explicaciones y uno de los empleados solo se limitó a decir “Acérquese a la empresa”. Yo, que en ese entonces tenía 9 años, vi la cara de desconcierto de mi mamá y sabiendo que algo malo estaba ocurriendo les grité “algunas palabrejas” ellos actuaron con total normalidad, se subieron al carro y arrancaron. Ahora veo que ya deben estar acostumbrados a los insultos.

A partir de esa misma noche tomamos medidas para consumir menos energía, porque dudamos del consumo de ese nuevo contador al que la gente del barrio llamaba “Montoya” y “Correcaminos”. Desconectábamos la nevera, dormimos en el mismo cuarto, incluso utilizamos velas para iluminar lugares claves de la casa. Esto lo hicimos durante un mes, y cuando vino el recibo, como era de esperarse, la luz disminuyó, comprobándose así que nuestro contador viejo no tenía ninguna avería y el actual “correcaminos” no pudo probar ningún fraude.

Acompañé a mi mamá cuando se dirigió a la Defensoría del Pueblo y durante 8 meses ella formuló quejas, reclamos, derechos de petición… al final todos los organismos del Estado que supuestamente están hechos para “defender los derechos del pueblo” terminaron doblegándose a los intereses de la empresa y desde 2008 hasta hoy (2016) hemos estado pagando durante todos los meses una multa de casi dos millones de pesos, los cuales no sabemos hasta cuándo dejaremos de pagar porque al acercarnos a la empresa se limitan a respondernos “Venga otro día, tenemos que buscar en los archivos que están en bodega” y está la dichosa “cuota pactada” recordándonos a diario que somos solo pieza insignificante del engranaje neocolonial.

La historia no termina ahí. A principios de diciembre del año pasado, mientras nuestra casa se encontraba sola, se acercaron empleados de esta empresa y cambiaron el contador. Al final del mes solicitamos cambiar acometidas para instalar un aire acondicionado de 220; ellos dijeron que debía hacerse otro cambio de contador. En los primeros días de enero realizaron la instalación del nuevo medidor. Para sorpresa nuestra en esos días llegó el recibo de diciembre, en el que se incrementaba exageradamente el consumo de 10 kilovatios diarios a 20 kilovatios diarios. Nos acercamos a la oficina y llamamos solicitando la revisión de ese contador que tuvimos por un mes y el cual estamos convencidos que estaba en mal estado, pero hicieron caso omiso y tocó pagar un recibo por más de 300 mil pesos.
Al mes siguiente vino el recibo (Enero) del contador nuevo con un promedio de 10 kilovatios diarios. Es decir, el contador que nos colocaron durante el mes de diciembre estaba falseado a su conveniencia.

El sábado 20 de febrero del presente año se presentó la cuadrilla a suspender el servicio. De inmediato interrumpimos nuestro desayuno y salimos desconcertados, ya que el recibo de la luz estaba pago. Sin embargo, ellos con gran altanería y prepotencia dijeron que había ocurrido un “error” al transcribir el recibo y teníamos que pagar $12.560 pesos ya. Mi mamá trató de buscar un punto Efecty para realizar el pago pero le fue imposible porque ya ese código había sido empleado. La jefa de patrulla amenazó con regresar “en una hora y cortar desde arriba” y aquí estoy yo tratando de defenderme con ésta, el arma más poderosa: la palabra.

Exhorto a todas las personas que vivan en la Costa Caribe: tenemos que estar alerta con esta modalidad de robo de la empresa ELECTRICARIBE. Cambian los contadores de forma arbitraria, alegan que encontraron avería y cobran sumas millonarias; y ahora, están teniendo “errores” de transcripción y nos toca pagar más de lo que viene en el recibo.

ELECTRICARIBE es la peor plaga que ha llegado a la Costa Caribe, peor que el Chikunguña y el Sika juntos. Incluso, esta empresa criminal es peor que las FARC EP y el ELN unidos, más aún, peor que los paramilitares. Porque mientras los grupos armados asesinan o secuestran ilegalmente, ELECTRICARIBE le roba cada mes a 9 millones de costeños, pisoteando nuestros derechos y destruyendo la dignidad de un pueblo; y lo peor, de manera TOTALMENTE LEGAL.

 

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