El titánico reto de investigar en Colombia

El titánico reto de investigar en Colombia

Aunque es de gran trascendencia para el desarrollo y avance de las sociedades, parece que acá aún no comprenden su relevancia

Por: Dustin Tahisin Gómez Rodríguez
mayo 09, 2019
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El titánico reto de investigar en Colombia
Foto: Pixabay

No existe un país que no haya generado desarrollo y crecimiento económico sin un capital humano competente. Una de las variables que contribuye en estos propósitos es la investigación, en virtud de que los resultados de la misma ayudan en la especialización del talento humano y generan valor agregado en los bienes y servicios. Además, la ciencia permea la calidad de las personas. Sin embargo, en Colombia, esto no ocurre. De hecho, una gran cantidad de personas se vanaglorian de ser ignorantes y los últimos indicadores internacionales lo confirman: existe un gran cúmulo de retos que son necesarios superar.

Uno de ellos es que el Estado colombiano, tomando solamente como referente el continente americano, es uno de los peores promotores de la investigación. En efecto, el dato más sorprendente es que en relación con el PIB, solo se contribuye con menos de uno por ciento a la investigación del país, lo cual es insignificante, dadas las necesidades de una sociedad que está en proceso de posacuerdo. Por otro lado, si se mira desde la relación con el aparato productivo es casi que inexistente, reflejándose en los niveles tan mediocres de competitividad, tanto de muchas organizaciones como de profesionales del país. Esto es evidente al indagar los indicadores de competitividad global. En el mismo sentido, al observar los procesos de Colciencias, ente rector de la investigación en Colombia, se puede ratificar la desidia con los pobres resultados. Solo en el anterior gobierno hubo 8 directores en 8 años, manifestando que no existe una política de investigación a corto ni a mediano plazo sino un ente político con el cual se sostiene la cuota burocrática de los partidos.

De igual modo, si lo miramos desde la apropiación de las universidades, se ve que su acercamiento es superfluo. Lo anterior, en virtud de que existe una gran cantidad de instituciones educativas superiores (IES) de garaje, que entienden la investigación como un gasto, no como un costo, perjudicando aún más los resultados. Precisamente, hay IES que les interesa la investigación cuando vienen los representantes del Ministerio de Educación Nacional a verificar los procesos de “calidad” y es cuando son importantes los investigadores, antes son vistos como gente problemática y gastadora de sus ingresos, evidenciando como muchas de ellas solo ven clientes y no estudiantes, aunque digan que son sin ánimo de lucro. Sin embargo, me gustaría ver una IES que no genere excedentes.

De igual modo, están los comandos Excel, es decir los administrativos de la academia que consideran, muchos de ellos, que esta dinámica es completar formatos. Pareciera que la transformación o la generación de nuevo conocimiento se basa en completar, remitir. Acotando que en promedio nadie los lee pero ellos puedan evidenciar trazabilidad, aunque en el presente en vez de mejorar, atosigan las dinámicas propias de la investigación como de los docentes, que se la pasan llenando estos documentos más que preparando, estudiando e investigando, perjudicando notablemente el aporte de los formadores a la sociedad.

Para terminar, aunque el panorama se ve trágico no se puede negar los aportes de universidades públicas, sobre todo, y de algunas privadas que tratan de enriquecer como ampliar el acervo científico del país. Así como las participaciones de grandes investigadores colombianos formados algunos en el exterior y otros en Colombia que piensan que sus contribuciones mejoran la calidad de la vida de las personas como lo son: Maldonado, Rendón, Isaza, Forero, Kalmanovitz, Flórez, Moreno, Losada, Navarro, Milanés, Patarroyo, Anaya, Castillo, Posada, Pardo, Martínez, Vries, Marreno, Bené, Lopera, Guhl, Rincón, Trujillo, Aguilera, Barbosa, Garay entre los que me acuerdo.

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