El rol docente visto desde la pedagogía, la filosofía y el contexto político colombiano

El rol docente visto desde la pedagogía, la filosofía y el contexto político colombiano

El rol docente juega un papel clave en la transformación social, la justicia y la sostenibilidad, en el contexto político actual. ¿Cómo?

Por: Fernando De Jesús Franco Cuartas
febrero 03, 2025
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El rol docente visto desde la pedagogía, la filosofía y el contexto político colombiano

Al inicio de un nuevo ciclo solar, año 2025, el rol docente, visto desde una perspectiva arqueológica, no solo responde a transformaciones históricas, culturales y pedagógicas, sino también a las tensiones políticas que moldean su significado.

En Colombia, donde las dinámicas sociales y educativas están profundamente influenciadas por los ciclos políticos, el papel del maestro trasciende la instrucción técnica para convertirse en un actor fundamental en la construcción de un proyecto nacional.

Estas líneas exploran el rol del docente desde las perspectivas filosóficas de Hannah Arendt, Jan Masschelein, Maarten Simons y Byung-Chul Han, entre otros pensadores, relacionándolas con las propuestas educativas de Gustavo Petro y los desafíos del contexto colombiano de cara a la campaña presidencial de 2026. La educación ha sido, desde sus orígenes, un proceso dinámico que refleja las tensiones culturales, políticas y sociales de cada época. En este sentido, el rol docente se configura como un constructo histórico que requiere un análisis profundo desde la "arqueología" del conocimiento, concepto propuesto por Michel Foucault (1972).

Contexto histórico del rol docente

Desde la antigüedad, el maestro ha sido considerado una figura central en la transmisión del saber. Sócrates, por ejemplo, planteaba una pedagogía dialógica, en la que el rol del maestro era ayudar al estudiante a "dar a luz" su propio conocimiento, a través de la mayéutica (Brickhouse & Smith, 2000). En contraposición, el modelo educativo medieval, influido por la escolástica, posicionó al docente como una figura autoritaria que transmitía verdades absolutas. Durante la modernidad, el pensamiento de pedagogos como Johann Heinrich Pestalozzi y John Dewey transformó la visión del docente, enfatizando su rol como facilitador del aprendizaje y promotor de la experiencia activa. (Dewey,1916) defendía que el maestro debía crear entornos que fomentaran la curiosidad y la indagación, desafiando las estructuras tradicionales y autoritarias de la educación

Gustavo Petro y la educación como transformación social

En su actual mandato (2022-2026), Gustavo Petro propone una educación que vincule la justicia social, la sostenibilidad ambiental y la equidad como pilares centrales del desarrollo. Entre sus propuestas más destacadas se encuentra la educación pública universal y gratuita, la dignificación de la labor docente y la transformación del sistema educativo para responder a los desafíos del cambio climático y la transición energética. Estas ideas reflejan un entendimiento del docente como un actor político clave, no solo en la transmisión del conocimiento, sino en la formación de ciudadanos críticos y comprometidos con la transformación de su realidad.

Petro también plantea la necesidad de fortalecer el sistema educativo rural, tanto a nivel de educación superior como a nivel técnico con el proyecto en marcha CampeSena, entendiendo que la Colombia campesina y pluriétnica requiere docentes que actúen como agentes de cambio en contextos marcados por la exclusión y el conflicto. Esta visión se alinea con los enfoques de Paulo Freire y Byung-Chul Han, al destacar el poder de la educación para cultivar la esperanza y la capacidad de imaginar futuros alternativos en comunidades históricamente marginadas.

El rol docente en la Colombia actual

En la Colombia de 2026, donde la campaña presidencial vuelve a poner en el centro el debate educativo, los docentes enfrentan desafíos significativos:

Digitalización y brechas de acceso

Si bien las tecnologías digitales han transformado las prácticas educativas, las desigualdades de acceso a estas herramientas siguen siendo un obstáculo importante, especialmente en zonas rurales. Educación en la transición energética. La apuesta de Petro por un modelo de desarrollo sostenible exige una formación integral que articule competencias técnicas con una conciencia crítica sobre el impacto social y ambiental del modelo energético. Educación para la paz. En un país donde los acuerdos de paz y su implementación siguen siendo tema de debate, los docentes tienen la responsabilidad de promover la reconciliación, el diálogo intercultural y la construcción de una ciudadanía activa.

En este contexto, el docente no solo es un transmisor de conocimientos, sino un mediador en procesos de transformación social. Esta visión conecta con las propuestas de Masschelein y Simons, quienes conciben el aula como un espacio público donde se fomenta la participación activa y la reflexión crítica.

La propuesta educativa de Gustavo Petro encuentra eco en las ideas de Byung-Chul Han, quien, en El espíritu de la esperanza (2024), critica la instrumentalización de la educación bajo la lógica neoliberal. Han señala que el sistema educativo contemporáneo tiende a producir individuos funcionales al mercado, para la eficiencia y la productividad, dejando de lado su dimensión ética, creativa y reflexiva.

En este sentido, el docente, especialmente en el contexto colombiano, debe resistir, desde una resistencia pedagógica esta lógica y recuperar la educación como un espacio para la esperanza y la imaginación. Esto implica no solo enseñar competencias técnicas, sino también cultivar la capacidad de los estudiantes para cuestionar, criticar y transformar su realidad; recuperando la educación como un espacio para la contemplación, la imaginación y la esperanza. Esto implica repensar el Marco Nacional de Cualificaciones desde una perspectiva más amplia, que considere no solo las necesidades del mercado laboral, sino también las aspiraciones humanas y sociales que la educación debe cultivar.

La educación, según Hannah Arendt, es el espacio donde las generaciones más jóvenes son introducidas al mundo, pero también donde se les prepara para renovarlo. En Colombia, esta reflexión adquiere una dimensión política crucial, ya que el maestro actúa como un mediador entre un pasado marcado por la violencia y un futuro que busca consolidar la paz y la equidad.

Para Arendt en el contexto del Marco Nacional de Cualificaciones, esta visión plantea una tensión: si el enfoque está centrado únicamente en formar trabajadores competentes, ¿quién educará a las futuras generaciones para imaginar y construir un mundo diferente?

El rol del docente, según Arendt, no puede limitarse a ser un mero transmisor de competencias técnicas. Debe ser un mediador que permita a los estudiantes comprender la complejidad del mundo, cuestionar sus estructuras y participar en su transformación. En el contexto colombiano, donde persisten desigualdades estructurales, este enfoque es esencial para garantizar una educación que trascienda las exigencias del mercado y promueva la justicia social.

De otro lado del pensamiento, para Masschelein y Simons, esta tarea implica proteger el aula como un espacio público de igualdad, donde los estudiantes puedan participar activamente en la construcción de un mundo compartido. Esto es particularmente relevante en un país donde las desigualdades sociales y regionales condicionan el acceso a la educación.

Proyecciones para la campaña presidencial de 2026

En la campaña presidencial de 2026, es previsible que la educación vuelva a ser un tema central. Entre las posibles propuestas destacan:

Dignificación de la labor docente

Reconocer el papel de los maestros como actores políticos y culturales clave, mejorando sus condiciones laborales y garantizando su autonomía pedagógica.

Educación para la sostenibilidad

Incorporar contenidos que articulen la transición energética y la protección del medio ambiente con el desarrollo económico y social.

Fortalecimiento de la educación rural

Cerrar las brechas históricas entre las zonas urbanas y rurales, garantizando acceso equitativo a recursos educativos de calidad.

Espacios para la esperanza

Resignificar el aula como un lugar para la imaginación y la resistencia frente a la inmediatez del mercado.

Contextualizar el MNC a las realidades locales

Adaptar las cualificaciones a las necesidades y potencialidades de las regiones, especialmente en zonas rurales, para garantizar que la educación contribuya al desarrollo sostenible y la inclusión social.

Equilibrar la formación técnica con una educación integral

Incorporar dimensiones éticas, políticas y culturales en el diseño curricular, asegurando que la formación no se limite a la empleabilidad, sino que también fomente el pensamiento crítico y la participación ciudadana.

Promover la educación como un derecho, no como una mercancía

Evitar la instrumentalización de la educación y garantizar su acceso universal, equitativo y de calidad, en línea con los principios de justicia social y sostenibilidad.

Aportes a la conversación pública

El análisis arqueológico del rol docente, combinado con las perspectivas, entre otros pensadores como Arendt, Masschelein, Simons y Byung-Chul Han, y vinculado al contexto colombiano, revela que el maestro es mucho más que un transmisor de conocimientos, es un agente político, ético y cultural. En la Colombia de 2026, marcada por desafíos estructurales y oportunidades transformadoras, como la elección del próximo presidente que recoja los frutos de la siembra de la esperanza del presidente Petro, el rol del docente será clave para construir una educación que fomente la justicia social, la sostenibilidad y la reconciliación.

Estas líneas hasta acá expuestas, que no sólo conecta, sino que intentan vincular filosofía, pedagogía y política, nos invita a repensar la educación no solo como un mecanismo de instrucción técnica, sino como un espacio para cultivar esperanza, imaginación y acción transformadora que en palabras de Han nos recuerda que “Solo en la Esperanza de un mundo distinto y mejor, despierta el potencial revolucionario”, como lo viene sembrado el gobierno Petro. Continúa Han, “Que hoy no sea posible la revolución se debe a que no podemos albergar esperanzas: cuando no tenemos otra cosa a la que aferrarnos que el miedo, la vida se reduce a la supervivencia”; el gobierno progresista actual viene en forma contundente combatiendo, pedagógicamente, el clima de miedo creado e infundado desde la derecha hegemónica en el país y, así escapar de la trampa del tiempo cerrado y de no futuro de la ideología neoliberal.

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