El reencuentro de Pablo Beltrán, comandante del ELN, con sus bases en el Chocó

El reencuentro de Pablo Beltrán, comandante del ELN, con sus bases en el Chocó

El jefe de la negociación se escapó de Quito para saludar en la selva a los guerrilleros del Frente Occidental, quienes han sido escépticos de los diálogos de paz

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octubre 25, 2017
El reencuentro de Pablo Beltrán, comandante del ELN, con sus bases en el Chocó

Deje la mente en blanco por unos segundos. Ahora imagine un pueblito pequeño, casas de madera con techos de zinc de color oxidado por la lluvia y la salobre brisa del Pacífico. No más de quinientas casas repartidas en 3 o cuatro calles de barro y piedra. Un pueblito a borde del Río San Juan en el Departamento del Chocó. Olvidado por el Estado como tantos otros no solo del Pacífico, sino de todas las latitudes de Colombia.

Ahora, imagine que varias decenas de guerrilleros uniformados y con sus dotaciones descienden de pangas (lanchas) y botes en ese pueblito o caserío, para ser más precisos. Cualquiera pensaría que es una toma militar y que la gente tendría que salir despavorida al ver tantas armas y uniformes juntos. Pero, pasa lo contrario; niños curiosos, madres con niños de brazos y esposos que apenas van a comenzar el día de labores se acercan a este nutrido grupo a saludar. Saludos, sonrisas, apretones de mano y muchos abrazos, todo con arraigado sentimiento y cariño. La gente del caserío recibe a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Los elenos llegamos a su caserío a compartir un evento histórico para nosotros. Uno de los miembros del Comando Central (máximo organismo de dirección del ELN) ha venido de visita a la región y ahora comparte con el pueblo, la gente, que ha visto y nutrido, desde hace años, al Frente de Guerra Occidental Omar Gómez (FGOc-OG), que es la estructura regional del ELN en el Chocó y otras subregiones del occidente colombiano.

El personaje es el Comandante Pablo Beltrán. A ratos, rodeado de niños, indígenas y afrodescendientes, parece una personalidad a la que todos desean ver, tocar, saludar. Él escucha a los que puede y trata de recordar sus nombres y solicitudes. Trata de prestarle atención a todos los problemas que se le plantean, a las quejas de la gente porque el Estado, inútil y desinteresado en lo que pasa en este lugar, no aparece, no resuelve, no ayuda, no cumple. Inquietudes de las comunidades sobre cómo participar en el gran diálogo nacional y hacer escuchar su voz; muchos se le acercaban preocupados ante el temor de que el ELN también se desmovilice y los abandone a su suerte.

Para variar, en una de las zonas con más alto nivel de pluviosidad en el planeta está lloviendo, esa agua menudita que puede caer por los siglos de los siglos, que deja todo con una capa de rocío, que no es un chaparrón que cae, pasa y deja todo lavado; no, es un agua continua, que permite hacer a regañadientes. Así, con el cielo gris y la lluviecita cayendo, se pone de pie Beltrán en la tarima de aquel caserío que no llega a los 1500 habitantes; en la plaza del pueblo, con la gente atenta a lo que el Comandante de los elenos va a decir.

Pasan 5 personas del público a preguntarle algo a Pablo Beltrán. Algo sobre las dudas que tienen las comunidades, sobre la solución a los problemas que los aquejan, algo sobre la diferencia de la mesa de negociaciones del ELN con la de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo. Cinco voces que le recordaban al Comandante que el pueblo, que es a quien se debe el ELN, sigue siendo explotado, humillado, dejado de lado, que sigue teniendo hambre y necesidad de dignificarse, así como hace 53 años. Cinco campesinos que personificando toda una región, invitaban al ELN a no desfallecer en la lucha  y a que contaran con su apoyo irrestricto.

Pablo Beltrán, cansado ya de una larga jornada de visita, con el rostro marcado por los años de guerra que por allí han pasado, que habla pausado y con cada palabra milimétricamente exacta, le responde a ese pueblo. Y su respuesta no es solo para el campesino que pregunta, no solo responde a ese pequeño caserío olvidado a orillas de un Río; le responde también a cada pueblo excluido de Colombia. Su respuesta, clara y firme. El ELN siempre ha estado y va a estar junto al pueblo, y que, como lo dijo uno de los fundadores y Comandante del ELN:

“La clase popular no decide sobre la vía para la toma del Poder; ella ya ha decidido que lo ha de tomar tarde o temprano; la oligarquía es la que debe decidir cómo lo va a entregar. Si lo entrega pacíficamente, la clase popular lo tomará pacíficamente. Si no lo quiere entregar sino por las malas, la clase popular lo tomará por las malas”.

 

*Comandante Uriel. Voz editorial del Frente de Guerra Occidental - Omar Gómez del ELN.

*Texto publicado originalmente en: http://comandanteuriel.blogspot.com.co/2017/10/visitas-que-marcan.html "Visitas que marcan".

 

 

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