El Progresismo y la Alcaldía de Bogotá

El Progresismo y la Alcaldía de Bogotá

Los problemas a los que se enfrenta el partido de Petro

Por: Camilo Cárdenas
mayo 13, 2015
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El Progresismo y la Alcaldía de Bogotá
Foto: tomada de pulzo.com

*Este análisis tomará por hecho que Hollman Morris será el candidato único que representará a MAIS-Progresistas en Bogotá debido a que ha tenido un rendimiento mayor en las encuestas que su contrincante María Mercedes Maldonado, quien, por ejemplo, según una «gran encuesta» [1] obtuvo sólo 0.3% frente a un 5% de Morris.

a) Relativo personalismo
Algunas personas dicen que Hollman Morris es igual a Petro. Y aunque Morris es un declarado continuador de las políticas sociales de la Bogotá Humana, en cierto sentido esa igualdad es demasiado rebatible: ni Morris ni Petro tienen el mismo capital político —medible en número de votantes— ni la misma trayectoria. Petro antes de haber sido alcalde fue excandidato presidencial y mucho antes representante a la Cámara y posteriormente senador. Para mal o para bien su nombre suena en la mente de la mayoría de votantes, alguna idea se forman de él. Pero no es el caso de Hollman Morris quien no ha incursionado en la política institucional, aunque su larga trayectoria periodística haya sido por sí misma un espacio político, menos publicitado, de constante denuncia e investigación. De Morris algunas personas, sinceramente, no saben quién es. Y por esa razón lo descartan sin darse la oportunidad de escucharlo.

Entonces, Progresistas tiene un problema: Petro tiene demasiado capital político, no así la mayoría de sus copartidarios salvo casos como el de Navarro Wolf, quien actualmente es senador por la Alianza Verde y respaldará a Carlos Vicente de Roux. ¿Cómo Morris, así, para una mayoría, aparecido de la nada, podría ganar unas elecciones?

b) El discurso de la gerencia
Otra dificultad de Morris, relacionada con la falta de capital político, es la falta, de momento, de un perfil administrativo-gerencial. Es decir, algunas personas encuentran en Pardo un candidato idóneo por su capacidad de complacer a múltiples sectores económicos mediante, dicen, una adecuada administración y ejecución de recursos públicos. Aunque en campañas políticas tristemente es difícil ser ecuánimes, Morris tendría que, no sobreenfocar la atención en los logros sociales del proyecto de Bogotá Humana sino tratar racionalmente las acusaciones de improvisación y falta de gerencia que acompañaron a Petro y mostrar que él es capaz de administrar y ejecutar adecuadamente los recursos de la capital del país.

No obstante, la buena administración ha de ir acompañada tanto de un adecuado manejo y ejecución de recursos como de una intencionalidad política que mejore la calidad de vida de los ciudadanos y que, además, disminuya la brecha existente entre el representante (alcalde) y los representados. En lo último, si el debate electoral no se radicaliza ni polariza, Morris tiene una ventaja y uno de sus sellos distintivos será, si bien no volver a traer la «cultura ciudadana» de Mockus —la cual de una u otra forma cambió la mentalidad de muchos bogotanos aunque cuya evocación nostálgica también debe reflexionarse— preparar a la ciudadanía para el surgimiento de una memoria histórica colectiva que lleve a pensar sobre las consecuencias que ha dejado el conflicto colombiano y sus causas históricas con el fin de aprender de la historia para no volver a repetirla. Esa dirección guía su idea de metro para Bogotá.

c) El peñalosismo
Sobre el fondo ideológico, el peñalosismo y el antipeñalosismo son y probablemente serán protagonistas hasta el final de las campañas. Morris ha soltado puyas del tipo: «hay alcaldes-gerentes que prefieren ver la ciudad como una cajita de negocios» [2], lo que da a entender una campaña marcada por el antipeñalosismo. ¿Pero ha habido un trabajo juicioso para plantear lo que fue Peñalosa en Bogotá (pros y contra)? Que Peñalosa no reconozca avances en la alcaldía de Petro no implica que Morris tenga que subirse al carro de la polarización. Mucho menos cuando el discurso de Morris se dirige a «nuevas ciudadanías» o contra «maquinarias políticas» que controlan medios de comunicación y tienen un «viejo estilo» de hacer política. En eso la pericia del talante liberal de Pardo le llevará ventaja si no se cambia de estrategia.

d) Falta de unidad en la izquierda
Por si fuera poco, Morris tiene que enfrentarse a Clara López, la cual dejó ver en Bogotá, en las pasadas elecciones presidenciales, un capital político importante: «alrededor de 500.000 votos» que al parecer se ven reflejados en su favoritismo en las encuestas, aunque, comparados con los más de 700.000 que tuvo Petro en 2011, de mantenerse el umbral, por sí mismos no serían suficientes para ganar la alcaldía. López tiene un problema y es que tiene que explicar adecuadamente a la ciudadanía —y no dar ese capítulo por sobreentendido— cuál fue su participación en el tristemente célebre gobierno del destituido alcalde de Bogotá Samuel Moreno para, de ese modo, retirar imaginarios ideológicos sobre su candidatura.

Los representantes de la izquierda democrática se encuentran divididos, entre otras causas, por diferencias de Petro, cuando hacía parte del Polo, respecto a la elección en 2009 del fallecido Carlos Gaviria como «presidente de la colectividad» [3], diferencias que se atenuarían por la relación del Polo con Samuel Moreno quien fue denunciado por el propio Petro y el candidato Carlos Vicente de Roux. Si, por ejemplo, la campaña ideológica de «12 años de fracaso de la izquierda» tiene eco en los votantes, a pesar de la división de la derecha, una eventual alianza entre Morris y López podría mantener a los representantes de la izquierda democrática en el poder. Una alianza agruparía a los progresistas indecisos y a quienes apoyaron a López en las pasadas elecciones presidenciales sin haber sido polistas ni progresistas, es decir, los dichosos «votos de opinión» que en las últimas dos décadas han definido las elecciones en Bogotá. ¿Pero es posible esta unión? En realidad pareciera que López confía en que no necesita ninguna clase de unión y, de momento, Morris es presentado por los grandes medios de comunicación (Semana, El Espectador, El Tiempo…) como un candidato menor, como ese candidato que muy pocos conocen y que obtiene votaciones entre el 1 y el 5%.

e) La unidad en torno a Pardo
En el artículo publicado por La Silla Vacía: La orden de Vargas Lleras: ¡Quietos con Peñalosa! [4] se muestra que una de las estrategias de Cambio Radical —aunque Pardo haya manifestado que su campaña no es ni hará alianzas contra la izquierda— efectivamente sí es impedir que ese partido se divida en torno a las candidaturas de Pardo y Peñalosa y de esa forma obstaculizar que se allane el terreno para una victoria de Clara López. La orden del «líder natural» de Cambio Radical, Vargas Lleras, de «quedarse quietos y mantenerse unidos» y el reciente nombramiento de David Luna —quien era parte del Equipo por Bogotá de Peñalosa— como ministro de telecomunicaciones, se pueden interpretar como estrategias en favor de la unidad en torno a la candidatura de Pardo. Ya en días anteriores Roy Barreras, senador por el Partido de la U, había expresado que paradójicamente la candidatura de Peñalosa —que se dará por firmas— garantizaba «el triunfo de la izquierda» [5].

Así las cosas, mientras Peñalosa, quien renunció a la Alianza Verde, no es apoyado por ningún partido político —lo que puede hacerlo ver como una opción «independiente»— detrás de Pardo —si se da el apoyo oficial de Cambio Radical, que es lo más probable— estará toda la maquinaria política de la coalición oficialista de la Unidad Nacional (Partido de la U, Partido Liberal, Cambio Radical…). Es decir, teniendo en cuenta el aislamiento de Peñalosa como jugada política, detrás de Pardo estarían ni más ni menos que los intereses del actual presidente Juan Manuel Santos y del vicepresidente Germán Vargas Lleras en el segundo puesto político más importante del país. Es probable que antes de la entrada oficial en la campaña, los partidos políticos, apoyados por ciertos medios de comunicación, presionen la salida de Peñalosa como candidato.

Entonces, ¿qué le queda al Progresismo?
Ante las anteriores dificultades del Movimiento Progresistas para mantener la Alcaldía de Bogotá, la pregunta es: ¿qué hacer? Una respuesta es, por supuesto, buscar hacer alianzas con otros partidos políticos afines.

Esa Alianza Verde, la que unió al Movimiento Progresistas con el Partido Verde, esa misma que también sacará candidato propio —Carlos Vicente de Roux, antiguo polista y progresista—, esa misma que agrupa, como lo cuenta La Silla Vacía, «el corazón del progresismo que eligió y gobernó con Petro» (Antonio Navarro, Inti Asprilla, Angélica Lozano y al propio De Roux) [5], esa misma Alianza que ha cargado con el karma de la presencia de Peñalosa, ya directamente sin él, curiosamente parece una opción real para hacer alianzas políticas, si es que no se vuelve a decantar por la Unidad Nacional, por el propio Peñalosa o simplemente decide apoyar a Clara López.

Lo cierto es que estamos ante tres partidos políticos que, a pesar de todo, tienen ciertas afinidades ideológicas (Polo, Alianza Verde, MAIS-Progresista) y que reúnen a algunos representantes de la izquierda democrática. ¿Pero podrían concretar una unión real para vencer a la coalición de gobierno de «centro-derecha» y a la «derecha purasangre» del Centro Democrático? Responder sí o no es especular demasiado. Pero es posible que al final de cuentas sea la Alianza Verde (si apoya a Clara López o a Hollman Morris) quienes inclinen la balanza a favor de la izquierda en Bogotá. Por supuesto, el escenario sería mucho más favorable para la izquierda si López y Morris concretaran, a pesar de las diferencias, una unión real, aunque esta opción sea una posibilidad remota.

Fuentes:
[1] Revista Semana: «Así están las apuestas para la Alcaldía de Bogotá». http://www.semana.com/nacion/articulo/la-linea-de-partida-para-la-alcaldia-de-bogota/426265-3
[2] Declaraciones de Hollman Morris en el programa El Primer Café: https://www.youtube.com/watch?v=vS_HcE_0_XA
[3] http://www.terra.com.co/actualidad/articulo/html/acu19284-senador-gustavo-petro-renuncia-al-polo-democratico.htm
[4] La Silla Vacía. «La orden de Vargas Lleras: ¡Quietos con Peñalosa!»: http://lasillavacia.com/historia/historia-50288
[5] La Silla Vacía. «Progresistas: mucho candidato, poco partido»: http://lasillavacia.com/historia/progresistas-mucho-candidato-poco-partido-49501

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