Petronio tiene su heredero

Petronio tiene su heredero

Esteban Copete absorbió de su abuelo los ritmos del Pacífico que lo han convertido con los siete instrumentos que interpreta en el Dios de ébano

Por: Karla Arcila
agosto 16, 2015
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Petronio tiene su heredero

Esteban Copete no logra salir de la tarima. Un puñado de mujeres lo esperan para tomarse una foto con aquel negro de 1.90 de estatura, tatuajes tribales en los brazos macizos y afro de rockstar, pero a él no le importa ser un sex symbol, lo odia porque quiere ser recordado como su abuelo Petronio Álvarez, el mítico compositor de `Mi Buenaventura´. Esteban lucha porque sus raíces salgan al mundo.

Era solo un niño cuando su mamá le enseñó las melodías a través de la flauta dulce, en el Chocó, la tierra que lo vio nacer,  esa es la manera como acercan los niños al sonido de los instrumentos. En su casa había una marimba de chonta y cuando empezó a tocarla por puro instinto, porque la chirimía la tiene en su ADN, se enamoró del instrumento por el sonido acuoso que genera, que lo transporta a la selva con sus ancestros, por eso aprendió como autodidacta a interpretarla de manera magistral.

Esteban creció con la música del pacífico, pero sus inquietudes lo llevaron a escarbar mucho más atrás en su herencia, en esa forma de arte musical que el crítico alemán Berendt describe sobre el Jazz y que se originó en los Estados Unidos por la confrontación de los negros con la música europea, pero cuyas armonías de blues se derivan de ritmos africanos. En esa búsqueda el artista llegó a Cali y se perfeccionó en la academia donde para él la enseñanza profesional de la música tradicional es incipiente y se graduó como saxofonista de la Universidad del Valle.

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Hay casa llena en la Unidad Deportiva Panamericana donde cada agosto se dan cita unas 600 mil personas que rinden culto al litoral pacífico en el Festival Petronio Álvarez, creado hace 19 años en honor a su abuelo. Los pañuelos blancos se menean al ritmo de los currulaos, fugas, abusaos, chirimías y arrullos de quienes se pelean ganar este certamen que ha catapultado como a Esteban, a tantos artistas que le apostaron a internacionalizar esa tradición sonora. Mientras tanto en la zona reservada para invitados especiales no lo dejan en paz, aunque se rodea de los mejores músicos con los que comparte jam sessions habitualmente,  saluda y se toma fotos con quienes saben de su palmarés musical y con las extranjeras que estallan de euforia después de verlo en escena.

Copete hace parte de las nuevas generaciones que alguna vez siendo desconocidos pisaron la tarima de dicho concurso y se llevaron los premios.  Agrupaciones como ChoquibTown, ganadores de un premio Grammy  Latino y  Herencia de Timbiquí, que se quedaron en el 2013 con la gaviota de plata en el  Festival de Música de Viña del Mar en Chile, son como él los llama  `hijos  del Petronio´ y ahora recorren importantes escenarios no solo en el país, sino en Suramérica y Europa.

La conexión con el público extranjero es inmediata cuando se presenta con su agrupación Kinteto Pacífico, lo vivió recientemente en International Jazz Festival de India hasta donde exportó géneros colombianos como el bambuco viejo, bambazú chocoano con songo cubano y algo de jazz con sonidos del pacífico. De su recorrido nació el nuevo éxito Delhi, como un homenaje a la tierra de Gandhi que además registró en un video.

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Esteban Copete honra su apellido y la dinastía musical que heredó de cuna, obtuvo el Premio Shock en la categoría Mejor Nuevo Artista o Pura Sabrosura, además,  su álbum fue ubicado en el top 10 de los mejores discos colombianos en el 2012 por la revista Semana.

El `piano de la selva´ y su saxofón lo han hecho famoso, es todo un `showman´ en acción y hasta debutó como actor en la película “Chocó”, la ópera prima de  Jhonny Hendrix  en un papel protagónico al lado de la actriz Karen Hinestroza, pero Esteban prefiere que la gente recuerde su participación en la banda sonora del filme, en la que la marimba y la música son un personaje más, con el mismo protagonismo que el de la realidad de las comunidades negras.  Prefiere que el público  aplauda que colaboró en los sonidos de la cinta de la mano del maestro Hugo Candelario y el grupo Bahía, que por veinte años ha llevando por casi todo el planeta el folclor del sur del Pacífico.

En medio de la euforia que se vive en el Petronio Álvarez, Copete recuerda que le hubiera gustado que los policías que lo trataron como un delincuente en un retén sólo por ser negro porque no debía nada, lo respetaran como los seguidores que se le acercan como abejas al melao,  por eso empuja por un país en el que el tinte de la piel no sea sinónimo de fechoría. El acto de discriminación fue noticia y la policía por intermediación de la fundación Chao Racismo tuvo que pedirle excusas públicas.

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Esteban que domina varios instrumentos, canta y compone, se convierte en un deleite para los oídos más exigentes y eruditos, pero también el de los comunes, propios o extraños. Esteban es  también un encanto visual para las mujeres de su etnia, de las mestizas  y especialmente para las arias. En Cali algunas de sus seguidoras lo llaman el `Dios de ébano´, ese sentimiento que genera en las féminas incluso ha sido plasmado en poemas. Julieta Parra, escritora reconocida de la región por su poesía erótica le dedicó unos versos que Esteban aún no ha leído y espera que algún día tengan cadencia de  marimba de chonta, bombó, cununos, guasá, saxofón y bajo electroacústico, que son los instrumentos que él usa en sus producciones musicales.

Dios de Ébano

¿Has visto alguna vez a un Dios de Ébano?

Con el pacifico en sus ojos, profundos y misteriosos

Con la piel cubierta de melao

Con la selva en la mirada

Con el legado ancestral en el pecho

Con su encantador tumbao

Quiero ser el saxofón que acaricia con  sus manos

La  extasiada marimba que contagia sus euforias

Tan intensa y deseable su figura como su música

Como una  fiesta sensorial, festiva, alegre, única

Es la fascinante  fusión  de África, Chocó y mucha testosterona

Heredero del  Místico ritmo que agita cuerpos y  feromonas

Yo lo he visto por las calles de Quibdó, Cali y Buenaventura

Enloqueciendo a negros y blancos con su genuina sabrosura

Esteban le llaman

¡Y ya no sé si quiero escucharlo, verlo o tocarlo!

Que me perdone don Petronio.

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