La mermelada lejos de desaparecer se está fortaleciendo en este gobierno, liderado por quien fue crítico agudo de los partidos tradicionales, de los políticos miembros del “establecimiento” y de la compra de apoyos a través de puestos públicos y contratos. Logró el vergonzoso apoyo del partido conservador, el más opuesto a sus tesis y propuestas, que por las prebendas ofrecidas a sus congresistas vendió todos los principios, doctrinas e ideología heredada de sus fundadores y de los grandes filósofos en cuyas fuentes bebieron tradicionalmente sus miembros y representantes en los gobiernos en que participaron dentro del respeto a sus valores. Hoy quienes dicen ser voceros de ese partido no tienen mas intereses que sus propias ambiciones y negocios.
También consiguió poner junto a sus huestes, por los mismos métodos, al partido liberal, igualmente heredero de principios y valores lejanos a sus planteamientos; de la misma manera que al partido de la U, que ha contado entre sus afiliados con personas de otros pensamientos, pero que evolucionaron hacia el deseo voraz de los recursos del presupuesto.
Pero para asegurar esos compromisos y los votos necesarios en el congreso, en la reforma política incluyó la posibilidad de que los congresistas puedan ser ministros, una nueva forma y empaque para la mermelada, que había sido prohibido por la constitución del 91, con buenos resultados y algo más de independencia para el legislativo.
Ya esa reforma avanza viento en popa en el congreso y congresistas pertenecientes a los partidos declarados como de gobierno acarician esa ambición y ese sueño, a cambio de su apoyo, su voto y su defensa de las reformas que presentará el gobierno, así vayan contra los que fueron sus principios, perjudiquen y lleven al país a grandes riesgos, o hayan defendido y votado en su historia política por proyectos y programas totalmente contrarios a estos.
Los partidos políticos siguen siendo base de las democracias, pero partidos organizados, con fundamentos sólidos y miembros comprometidos. Los nuestros murieron, en gran parte por algunas reformas de la constitución del 91 y en otra muy importante, porque la ética, las normas del derecho natural y positivo ya no tienen ningún valor ni respeto, en general y especialmente en la clase política
Que triste evolución para Colombia.
