El fracaso de la educación virtual en Colombia

El fracaso de la educación virtual en Colombia

No hay que hacernos los bobos, en el fondo su problema es el mismo que el de la presencial: todavía no se le ha dado la importancia que realmente merece

Por: Andres Felipe Giraldo Madrid
abril 24, 2020
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
El fracaso de la educación virtual en Colombia

La pandemia global del COVID-19 ha traído al sector de la educación colombiana uno de sus más grandes retos. ¿Cómo continuar los procesos educativos y de formación desde casa?

Como para variar, tampoco en este sector, Colombia estaba preparado para ello.

La mayoría de las secretarias de educación nunca habían contemplado de forma seria y sistemática un modelo de educación virtual. Comenzando primero que todo porque en temas de infraestructura este país está en pañales sobre todo en las zonas rurales donde una conexión de internet es un cuento de hadas, salvo para quienes pueden pagar un paquete de datos (probablemente otro cuento de hadas considerando la miseria que se vive en el campo colombiano)

Otra falencia de gran incidencia en el fracaso de la educación virtual de este país es que la mayoría de los estudiantes en Colombia no tienen un dispositivo tecnológico que les permita interactuar en internet. Este problema es multifactorial. No es un solo culpable el responsable del mismo.

Si la corrupción no campeara en nuestro país, como de hecho capea, se podría asignar un computador a cada estudiante a inicio del año e incluso una conexión a internet para que pueda estudiar y no estar por fuera de la era de la información.

Lo mismo ocurriría si la generalidad de las personas no gastara tanto dinero en hábitos malsanos que los ponen en desventaja tanto a ellos como a sus familias cada padre de familia podría comprar un computador para la casa e incluso pagar una conexión a internet. Es que este país, hay que decirlo, está compuesto por muchas personas que a la vez de que en las casas donde ponen un trapo rojo pidiendo ayuda por el hambre, se encuentran los padres de familia tomando cerveza (y digamos cerveza como para decir que son sanos)

No hay que hacernos los bobos, el problema de la educación virtual es en el fondo el mismo problema de la educación presencial: todavía no se ha tomado a la educación con la importancia que realmente se debe de tomar.

Hace poco me enteré de que una docente regaló su único día para salir que le otorga el pico y cédula de su ciudad para dirigirse al plantel educativo donde labora para ayudar a entregar los insumos de la comida del restaurante que por ahora se les está entregando a los padres de familia (Algo que debería hacer el personal del operador privado que se está enriqueciendo con ese negocio del PAE). A la hora de la entrega de los paquetes de comida que da el estado, desde la fila, los padres se quejaban de que porque tan poquita comida, la docente dice que el paquete viene es para el niño, no para la familia. Pero luego continúan los padres quejándose de los docentes que se la ganan de ojo, sin hacer nada, solo mandando y trabajos por internet mientras que ellos, los padres, son los que se los tienen que aguantar en la casa. A continuación sigue una serie de epítetos contra sus propios hijos que no vale reproducir en este medio pero a cuál de todos más lleno de desprecio.

Este evento revela la realidad de la educación en Colombia. Un gran sector de la población considera que la labor de un docente es “aguantar” a su hijo, lo que indica que ellos mismos no los soportan y los consideran un estorbo, una molestia.

Ya nos decía Gabo que la educación debe ser un proceso desde la cuna hasta la tumba y tuvo toda la razón; incluso habría que decir como dijo Napoleón que la educación de un niño comienza diez años antes con la educación de sus padres. Una nación donde un gran porcentaje de la población nace como el producto de una borrachera o de un calentamiento hormonal adolescente no tiene futuro ni la más mínima posibilidad de que su sistema educativo sirva para algo.

La educación virtual en Colombia será tanto o más fracasada que su educación presencial mientras la calidad del sujeto, del individuo colombiano no mejore antes de que mejoren sus condiciones tecnológicas. Pero eso no es una preocupación del Estado colombiano. Después de todo el Estado es más fuerte mientras el sujeto a dominar sea más degradado.

Por ultimo hay que mencionar la nefasta labor de algunos medios de comunicación en esta coyuntura del COVID-19 contra el sector educativo.

En vez de ayudar, de animar, de alentar a los docentes, estudiantes y padres de familia para ver cómo es que mejoramos la situación del sector educativo (no solo durante esta pandemia sino siempre) se han dedicado a satanizar los esfuerzos de los docentes para ver cómo es que ocupan a sus estudiantes en algo que les dé una enseñanza y les brinde un proceso educativo (después de todo, como dijo Asimov, la autoeducación es la única y real educación), algunos medios de comunicación de los cuales no sabemos que tienen en la cabeza sus editores se han atrevido incluso declarar que se llenan de indignación e impotencia ante un hecho tan nimio como el que un docente le dé la oportunidad a un estudiante de hacer mucho mejor su trabajo y lo reenvié con las especificaciones técnicas pertinentes. Les parece eso una afrenta a los estudiantes. Lo que quieren es que el docente les reciba a los estudiantes cualquier cosa y que los estudiantes no mejoren. Esa es el ancla al subdesarrollo que nos ha impuesto: la mediocrización de la población.

A estos medios no les indigna la corrupción campeadora, la delincuencia al alza, ni el país sin esperanzas que están dándole a los jóvenes. Para ellos todo esto es siempre muy bonito. ¡Miserables!

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