El director técnico que está quemando a Falcao

El director técnico que está quemando a Falcao

El holandés Louis Van Gaal que manda en el Manchester tiene banqueado al goleador colombiano con un único propósito: bajarlo del pedestal de la fama. Desprecia las estrellas

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febrero 23, 2015
El director técnico que está quemando a Falcao

Juan Román Riquelme acababa de arribar a Barcelona siendo la máxima estrella del fútbol suramericano. De su mano, unos meses antes, Boca había derrotado al Real Madrid de Zidane y Roberto Carlos. Todo hacía presagiar que su paso por el club azulgrana sería exitoso y seguramente así hubiera sido si Louis Van Gaal no se hubiera puesto en su camino.

En el debut el argentino hizo dos pases gol y la prensa lo escogió como la figura de la cancha. El único que no estaba contento con su desempeño era su técnico. “Eres muy perezoso- le decía el holandés en su farragoso español- cuando tienes la pelota eres alguien, cuando no la tienes no eres nadie”. La única temporada de Riquelme en Barcelona fue un infierno. Al otro año se fue al Villareal en donde volvió a demostrar su talento.

A Van Gaal no le gustan las estrellas. Él piensa que los trofeos se levantan a punta de fuerza y no de técnica. Un goleador debe estar allí no sólo para marcar goles, sino para abrirle los espacios a los volantes que llegan desde atrás. Con ese método ha conseguido títulos en todos los clubes que ha dirigido. Los que lo conocen dicen que este ex jugador nunca fue así, que la muerte de su  primera esposa, después de una larga y cruel batalla contra el cáncer, le agrió el carácter. Un año después se quitaría la amargura al salir campeón de las Champions con el Ajax, un equipo en donde la mayoría de los jugadores no pasaban de los 23 años. No había ninguna estrella.

La base de su juego consiste en mantener su portería en cero. En sus equipos un delantero no es otra cosa que un defensa más.

Eso trataba de hacerle a entender a Luca Toni en un entrenamiento del Bayer de Munich. El italiano venía de ser el goleador del elenco bávaro en la temporada inmediatamente anterior. En uno de los primeros entrenamientos le indicaba al ariete que saliera más del área, que con sus movimientos ayudara a buscar espacios. Pero Toni arrugó el rostro y Van Gaal, que es un general al que no se le puede hacer ninguna réplica, le mostró con su índice la zona de los banquillos y mientras el jugador caminaba con la cabeza gacha a la zona de suplentes, el entrenador se bajó la sudadera, se agarró los huevos y le dijo al resto de su equipo “Yo soy el único acá que tengo pelotas”. Una temporada después el Bayern llegaría a la final de la Champions League en donde caería por penales contra el Chelsea, eso sí, al entrenador no se le renovaría el contrato. El grupo no lo podía ni ver, las peleas con Arjen Robben incluían tirada de guayos a la cara y a Ribery lo sobrecargaba de trabajo ya que creía que el francés no era muy adepto al sacrificio por su convencimiento de que las estrellas “Viven en una nube por los halagos que reciben de los medios”.

van gaal-falcao

Después de un buen mundial, en donde llevó a Holanda a semifinales, Van Gaal fue contratado por el Manchester United con la firme intención de hacer olvidar de una vez por todas el prolongado reinado de Alex Fergunson. Los diablos rojos se reforzaron bien. Del Real Madrid llegaba Ángel Di María y el defensa argentino Rojo desde Portugal. Falcao, ya empezada la temporada, desembarcaba desde Mónaco sin que nadie lo hubiera llamado: el entrenador siempre consideró que con Rooney y Van Persie la delantera estaba bien cubierta.

Cada vez que sale a entrenar, después de revisar muy bien la labor del jardinero a la hora de tener listo el césped y de mirar el cielo en busca de drones, como sucedió en diciembre pasado cuando creyó ver un aparato, enviado quizás por sus archirrivales del City, Arsenal o Chelsea, suspendido en el aire acaso con la firme intención de revelarle a Pellegrini o a Mourinho los intrincados secretos de su esquema.

La temporada empezó bien. Aunque el equipo jugaba mal, los resultados lo acompañaban. Renuente a dejarse presionar por la prensa, sólo puso como titular al Tigre en cuatro oportunidades. Entonces la novela que tuvo con Rivaldo y Giovanni en el Barcelona, con Lucio y Van Bommel en el Bayern, se repetía con el samario.

Pero ahora que el equipo sigue jugando mal y los resultados ya no aparecen, Van Gaal vuelve a ser cuestionado. A él las críticas no lo afectan. Una vez deja los campos de entrenamiento se refugia en el amor que le da su familia, se desconecta del mundo, aunque eso sí, siempre tendrá un ojo puesto en el partido de turno que estén dando en la televisión.

Con el inclaudicable y férreo Van Gaal se tuvo que encontrar Falcao justo cuando salía de la peor de las lesiones que un futbolista puede tener. Poco a poco vuelve a estar a tono físicamente y el gol seguramente llegará con el correr de los partidos. De nada vale quejarse, sólo queda callarse y trabajar.

Si quiere demostrar de qué está hecho, deberá convencer al holandés.

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