Respecto a las reflexiones que hace la periodista Jineth Bedoya en relación a la forma en la que se está ejerciendo el periodismo actualmente en Colombia, considero conveniente precisar sobre el tema de la responsabilidad social que debemos asumir en el desempeño de nuestra labor, más con la llegada de las nuevas tecnologías de la información que han venido transformando la forma de hacer periodismo. De ahí radica la importancia en la preparación de esta profesión, porque en las manos de quienes la ejerzan está la responsabilidad de hacer visible la realidad que muchos desconocen y hacerla llegar de forma más comprensible.
La misión del periodista no debe limitarse al hecho de contar una noticia, debe trascender más allá y eso implica, desde mi perspectiva, saber aprovechar el poder que se tiene sobre la palabra para crear conciencia, para incentivar la reflexión crítica, para producir algún cambio importante en la sociedad, para compartir conocimiento, para aportar en la comunidad, para visibilizar los temas de los que nadie quiere hablar, para ayudar a la humanidad (tal como lo expresaba Kapuscinski, destacado periodista e historiador polaco) y para generar confianza y credibilidad en la información que se transmite.
Es por esto que nuestra labor no puede faltarle al compromiso que tiene con la verdad, pues además de presentar la información de forma imparcial, debe abstenerse de ocultar información que pueda complementarla y que la dotan de significado. En ese sentido, uno de los desafíos principales que se debe asumir en este ejercicio profesional “consiste básicamente en informar sin tratar de sesgar o deformar la percepción de los demás”.
Evitar caer en el periodismo carroñero también hace parte de nuestro desafío. La empatía es un elemento clave para brindar un periodismo de calidad, que ayude a sensibilizar, que se convierta en un medio para humanizar a la sociedad. Intentar ponerse en el lugar del otro es vital para contar de forma más sincera y transparente las historias de la gente o los hechos que acontecen. Por eso debemos insistir en la necesidad de humanizar la información que llega a nuestras manos.
De poco sirve realizar completas investigaciones si no se logra conmover a nuestra audiencia respecto a las realidades que se están relatando, razón que nos obliga a no seguir formándonos como periodistas egoístas y superficiales que solo les importa tener la primicia, sino que debemos esforzarnos para comprender el mundo de los demás. Necesitamos transformar el periodismo, hacer un periodismo más social, necesitamos hacer más periodismo con la gente para derribar las fronteras de lo virtual, pues, como lo decía Bedoya, la verdadera escuela del periodismo está en las calles.