En el marco del SOUK, el mercado del Red Sea International Film Festival (5-14 diciembre) que tiene lugar en Yeda, Arabia Saudita, tuvimos la oportunidad de conversar con Mohamed Sayed AbdelRehim, actual director de Cairo Industry Days en el Festival Internacional de Cine de El Cairo. Mohamed compartió con entusiasmo la rica historia del cine egipcio, su importancia en la región y su potencial conexión con América Latina.
¿Qué lo trae al Red Sea International Film Festival?
Este año estoy aquí como invitado representando al Festival Internacional de Cine de El Cairo, pero trabajé como programador aquí desde 2019, incluso antes de que el festival se lanzara oficialmente en 2021. Me mudé del Red Sea Film Festival al Festival Internacional de Cine de El Cairo en enero pasado.
¿Qué tan importante es la industria cinematográfica egipcia a nivel mundial y en la región?
El cine egipcio es muy importante porque el pueblo egipcio conoció el cine muy temprano, apenas dos meses después de que se proyectara la primera película en París en 1895. La primera proyección en Egipto fue en Alejandría, y desde entonces tenemos más de 130 años de cine. Los egipcios han producido películas durante más de un siglo. La primera película narrativa corta data de 1907, y el primer largometraje se estrenó en 1927.
Actualmente, Egipto produce alrededor de 45 largometrajes al año, además de cientos de documentales y cortometrajes. Hubo años, como en las décadas de 1950 y 1980, donde se produjeron más de 90 largometrajes en un solo año. Egipto fue pionero en la región, estableciendo estrellas desde los años 30 hasta la actualidad. Por ejemplo, Mona Zaki, una de las grandes estrellas egipcias, fue homenajeada recientemente en el Red Sea Film Festival. Su nueva película es la selección egipcia para los Premios Óscar en la categoría de película internacional.
Además, contamos con directores importantes que han ganado premios en festivales como Cannes, Venecia y Berlín, entre otros. Figuras como Youssef Chahine son reconocidas mundialmente, y otros directores actuales, como Sherif Arafa y Marwan Hamed, también están marcando tendencia.
El cine egipcio une culturas. Los países árabes y otras naciones comparten la conexión cultural que Egipto ha transmitido a través de su cine. Incluso en los años 50 y 60, muchas películas egipcias eran populares en América Latina, especialmente las musicales, debido a la gran comunidad árabe en la región.
¿Cómo fue su experiencia trabajando en el Red Sea Film Festival y cómo compara esa experiencia con su trabajo actual en el Festival Internacional de Cine de El Cairo?
Tuve la oportunidad de asumir una mejor posición en un festival prestigioso como el de El Cairo, que está en su 45ª edición y es de categoría A. Contribuí al establecimiento del Red Sea Film Festival desde sus inicios, escribiendo el único libro publicado por el festival y creando experiencias únicas.
El Festival de El Cairo es diferente en su enfoque, promoviendo el cine egipcio y de la región, mientras que el Red Sea Film Festival se centra más en impulsar el cine saudí emergente. Sin embargo, existe una conexión fuerte entre Egipto y Arabia Saudita, con colaboraciones frecuentes en producciones y festivales.
Entre los 14 festivales de categoría A, ¿qué hace único al Festival Internacional de Cine de El Cairo?
Es el único festival en África, el Medio Oriente y el mundo árabe que pertenece a la categoría A. Esto lo convierte en una plataforma crucial para promover cineastas emergentes y producciones artísticas independientes, que suelen enfrentar dificultades de financiamiento en la región.
El festival se enfoca en descubrir películas nuevas y darles visibilidad, en lugar de promover películas ya conocidas o premiadas en festivales como Cannes o Venecia. Este año presentamos 192 películas, entre largometrajes y cortos, provenientes de una amplia diversidad de países.
¿Cuál es la relación del festival con el cine latinoamericano?
Soy programador de películas de América Latina y África. Estas regiones son difíciles de programar debido a la falta de acceso a catálogos y distribución, a diferencia de Europa y Asia. Países como Brasil y Argentina producen muchas películas, mientras que otros, como Perú, tienen menos producción.
Este año, logramos una buena selección de películas latinoamericanas, tanto descubrimientos como películas galardonadas. Sin embargo, enfrentamos regulaciones que dificultan incluir ciertas películas en la competencia oficial. Aun así, buscamos estrenos mundiales o internacionales y películas que no sean fácilmente accesibles en plataformas.
¿Qué tan presentes están las películas egipcias en festivales y audiencias de América Latina?
Actualmente, no creo que las películas egipcias estén bien distribuidas o sean frecuentes en festivales latinoamericanos. En los años 50 y 60, muchas películas egipcias se proyectaron en América Latina, pero ahora parece que los distribuidores egipcios no saben cómo alcanzar a las audiencias de esta región.
El Festival de Cine de El Cairo podría ser una plataforma ideal para crear intercambios con América Latina. Espero que en futuras ediciones podamos fortalecer la cooperación con instituciones y festivales latinoamericanos.