El “centro asexuado” ahora sí existe: Gustavo Petro

El “centro asexuado” ahora sí existe: Gustavo Petro

Su campaña, rotulada como de “izquierda”, estuvo dirigida a rechazar cualquier postura que se pareciera al “centro asexuado”. Pero ahora está cerca de esta postura

Por: Jorge Enrique Esguerra Leongómez
julio 13, 2022
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El “centro asexuado” ahora sí existe: Gustavo Petro

Hoy se consolida en la opinión general la idea de que el presidente electo, Gustavo Petro, está conformando un gobierno de centro político. Paradójico a todas luces, porque su campaña desde hace cuatro años, rotulada como de “izquierda”, estuvo dirigida a rechazar cualquier postura que se pareciera a lo que llamó “centro asexuado”, es decir, un “lugar intermedio que es inexistente” asociado a la indefinición entre la vida y la muerte (https://twitter.com/petrogustavo/status/1220101501999353856?lang=es).

Claro, respaldando su visión en blanco y negro, en la práctica se dedicó, equipado con la artillería matona de sus barras bravas, a “quemar” a Sergio Fajardo, el candidato centrista que en las elecciones de 2018 estuvo a punto de derrotarlo, es decir, al que consideraba inexistente.

Son conocidos los ataques que le hicieron a Fajardo las bodegas petristas por haber votado en blanco en segunda vuelta, así como las confesas acciones de una candidata elegida senadora por el Pacto Histórico para involucrarlo por corrupción en Hidroituango, cargos que acogieron los entes de control de bolsillo de Iván Duque, también temeroso de un posible triunfo del centro político. Se evidenció con claridad que los extremos se identificaron para eliminarlo en las elecciones de 2022.

Pero resulta que las más serias críticas en esta campaña a las propuestas claves del Pacto Histórico, la de medioambiente y la económica, provinieron precisamente de la Coalición Centro Esperanza. En primer lugar, Jorge Enrique Robledo, precandidato de esa Coalición, increpó a Petro por su anuncio de que dejaría de explorar y exportar recursos energéticos no renovables, por lo que lo invitó a un debate ilustrado sobre cómo debía hacerse una transición energética responsable (https://www.semana.com/nacion/articulo/gustavo-petro-debe-corregir-jorge-robledo-considera-que-es-un-error-no-firmar-nuevos-contratos-de-exploracion-petrolera/202218/).

El candidato del Pacto Histórico no solo no lo aceptó, sino que calló complacido ante el matoneo que los petristas le hicieron al que fue mejor senador por diez años consecutivos dentro de la Comisión Quinta, la encargada precisamente en los temas de producción y ambientales. Y, en segundo lugar, Sergio Fajardo le criticó con datos, en los debates finales antes de la primera vuelta, la ambiciosa reforma tributaria y pensional que estaba anunciando, al considerar que no se ajustaba a la realidad económica del país (https://www.eltiempo.com/elecciones-2022/presidencia/sergio-fajardo-cuestiona-la-propuesta-pensional-de-gustavo-petro-674685). Petro desatendió las críticas con el mismo desaire conque trataba al centro, y apoyado en la seguridad de que ya lo había “quemado”.

Y cuando salió victorioso en la primera vuelta, aupado por las propuestas populistas “de izquierda”, junto a las componendas politiqueras basadas en cálculos electorales, Petro se dedicó, ya sin competidor serio, a bajarle el nivel a sus extremismos y a atraer al centro y a la derecha a su plan de gobierno. Ya elegido, continuó en esa tarea para ganar “gobernabilidad” y para tranquilizar a los mercados. El resultado de esa intención se refleja en el gabinete ministerial que está conformando.

Comenzó entre otros con el más delicado, el de Hacienda, en el que escogió precisamente a quien acababa de ser el asesor del candidato de la Coalición Centro Esperanza, Sergio Fajardo, el experto economista José Antonio Ocampo; en el de agricultura designó a Cecilia López, exministra en esa cartera de Ernesto Samper, y ahora la noticia es que Alejandro Gaviria, el llamado por Robledo “caballo de Troya” del neoliberalismo en la Coalición del centro, aquel que también Roy Barreras propuso quemar por esa pertenencia, ocupará la cartera de Educación; pero falta conocer la decisión de otros para acabar de configurar el eclecticismo político que se está consolidando en función de mantener fórmulas y preceptos ya comprobados como nocivos para el desarrollo del país.

Pero no es que los nombrados vayan a ajustarse automáticamente a las ampulosas promesas de Petro, sino que cada uno va a tratar de hacerlo a las realidades según su experimentada ortodoxia. Por eso, para empezar por los puntos clave del programa de campaña del Pacto Histórico, la ambiciosa reforma tributaria y el combate al cambio climático, veamos lo que José Antonio Ocampo está observando según la responsabilidad que deben tener las finanzas nacionales. Es decir, pasar de las propuestas populistas a las que se ajusten a las viabilidades económicas, aunque dentro de la disciplina fiscal del FMI y las ‘recomendaciones’ de la OCDE, a las que ya se había acogido Petro.

Por eso, la reforma tributaria que se cocina se está pareciendo a la de Carrasquilla, porque según Rudolf Hommes, el exministro padre del neoliberalismo de César Gaviria, que apoya al presidente electo, después de decir que le gustó la reforma de Duque, la que originó el estallido social, afirmó que “está ilusionado” con el próximo gobierno porque le está quitando el miedo a los grandes inversionistas y porque está bien que grabe a la clase media (https://www.youtube.com/watch?v=TIzqdbV55Yc).

Y con respecto a la transición energética, el nuevo ministro de hacienda de entrada fue claro al anunciar que se mantendrán las exploraciones y las exportaciones de petróleo, porque si no el “problema de la balanza de pagos se vuelve inmanejable”, además para poder hacer la transición a las energías alternativas (https://www.portafolio.co/economia/finanzas/hay-que-seguir-exportando-petroleo-ocampo-minhacienda-de-petro-567756), dándole la razón a las críticas de Robledo que Petro había evadido.

En conclusión, Gustavo Petro está llegando a configurar un plan de gobierno muy cercano al que estaba proponiendo con responsabilidad la Coalición Centro Esperanza, pero distorsionado y en dirección a la derecha, vaya descaro, por su tendencia a continuar las políticas neoliberales de las últimas tres décadas. Ahí están detrás los expresidentes Gaviria, Samper y Santos, también conservadores y los del partido de la U, y hasta con Vargas Lleras ya se ha reunido Petro para concretar programas.

Es el “acuerdo nacional”, un unanimismo en torno al ego del elegido, en el que pareciera que está negociando el “perdón social”, incluido Uribe, con la continuidad de las políticas económicas que han desindustrializado y despojado de su seguridad alimentaria a Colombia. Aunque hay un gran espacio entre el programa de “izquierda” del Pacto Histórico, configuración política construida para el cambio, y el “acuerdo nacional” con sectores de derecha, con visos claros de continuismo, los medios lo están estrechando para tratar de posicionarlo de “centro” y Gustavo Petro, complacido, aunque lo considere “asexuado”, está acabando de aceptar que sí existe.

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