El campesino que podría reemplazar a Alfredo Molano en la Comisión de la Verdad

El campesino que podría reemplazar a Alfredo Molano en la Comisión de la Verdad

Miguel Ángel Arias es uno de los diez candidatos y espera paciente el llamado de los comisionados en su casa en Inzá, Cauca, donde vive sembrando pitaya y café

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marzo 30, 2020
El campesino que podría reemplazar a Alfredo Molano en la Comisión de la Verdad

En Guanacas, una vereda del municipio de Inzá, ubicada al oriente del departamento del Cauca y a más de 90 km de distancia de Popayán, se dice que las personas más solicitadas son los doctores, el primero Don Antonino Guachetá, médico tradicional que, al lado de una hornilla de leña, sana el mal de ojo, cura el azote del duende, soba torceduras y receta baños de plantas para todos los males.

El segundo, es el Doctor Miguel Ángel o Miguelito como lo conocen en la zona, quien realiza escrituración de predios, legalización de herencias, derechos de petición y tutelas para que remitan a los pacientes a hospitales o se les entregue medicamentos. Miguelito atiende en la banca que está afuera de su casa y cuando los casos son de más cuidado en el comedor.

La historia de estos personajes, héroes sin capa, no tendría por qué importarle a nadie más allá que a las personas que viven en este lugar entre montañas, o a aquellas que comparten las realidades de la Colombia rural, solo que esta vez la historia de uno de estos personajes puede representar interés y esperanza a nivel nacional.

Mediante una notificación vía correo electrónico le avisaron a Miguel Ángel Arias Ortega que él era uno de los diez finalistas de la convocatoria de méritos a la que se postularon 155 personas y que busca elegir al nuevo integrante de la Comisión de la Verdad, vacante que dejo el profesor Alfredo Molano luego de su fallecimiento en octubre de 2019. Cuando se hizo pública la noticia a través de los medios, parece fue imposible remitir información sobre quién era este personaje, tanto así que en la nota digital de El Espectador lo confundieron con un catedrático de una universidad mexicana.

Miguel tiene 46 años y es el mayor de tres hermanos, es hijo de Ángel Arias y Graciela Ortega, quienes llegaron a Inzá como colonos en la década del 50. Ángel estableció un galpón ladrillero artesanal en el cual trabajó hasta que le dieron sus fuerzas, Graciela por su parte todavía hornea en leña la receta más famosa del pan de maíz de la zona, receta que afirma, heredó de sus ancestros.


En la Escuela Rural Mixta de Guanacas, Miguel, garabateó sus primeras letras y aprendió a leerlas en cartillas amarillentas de Nacho, mientras en la casa iba aprendiendo a afilar el machete, a sacar buen barro para hacer ladrillo, a sembrar café y a ordeñar las vacas. Para cuando terminó la primaria tuvo la primera separación de su familia por un anhelo que siempre ha tenido en su cabeza: estudiar. Fue así como empacó maletas y se fue a la Normal Superior de Belalcázar en el vecino municipio de Páez en donde en el año 1990 se graduó con honores como maestro bachiller.

Para el año 93 lo nombraron como docente de la Escuela Rural Mixta de Santa Teresa mediante concurso público y luego pasó a trabajar en la Escuela Rural Mixta de Santa Rosa bajo la tutela la Prefectura Apostólica de Tierradentro quien administraba la Educación. A finales de ese año renunció al trabajo de docente, lo cual pareció una locura, pues dejar un trabajo tan bueno y tan estable no era una buena decisión, pero ahí estaba de nuevo su sueño de estudiar y esta vez en la universidad.

En el año 1996 la Universidad de los Andes, abrió un concurso dirigido a estudiantes de las regiones llamado Programa de Estudiantes para el Talento Regional. y Miguel participó estando más de un mes en proceso de admisión y luego de ser aceptado se matriculó en el Programa de Derecho.

El Derecho fue una elección basada en la búsqueda de elementos académicos que permitieran orientar y apoyar las iniciativas y reclamos de las comunidades rurales, fue desde esta perspectiva que cursó todas las materias de la carrera hasta que finalmente en el año 2003 se tituló como abogado.

En ese mismo año mediante concurso del Instituto de Desarrollo Urbano, se vinculó como abogado en la ciudad de Bogotá. Al mismo tiempo adelantó estudios como especialista en Gestión Pública e Instituciones Administrativas y fue cofundador de la Asociación Protierradentro de Estudiantes, organización que ayuda a cumplir los sueños de estudiar en la Universidad a los jóvenes de la región de Tierradentro y que a la fecha ha visto graduar a más de 70 profesionales en diferentes áreas y que al igual que Miguel Ángel han regresado a apoyar los diferentes procesos en sus comunidades.

Radicado de nuevo en su municipio ha sido Secretario de Gobierno, Asesor Jurídico y también Personero Municipal; en su organización, la Asociación Campesina de Inzá Tierradentro (ACIT) ha ejercido el cargo de coordinador jurídico, en especial en proyectos que ver con las iniciativas por el reconocimiento de la población campesina como sujeto de derechos en Colombia.
Lo del estudio no ha parado, terminó otra especialización, esta vez en Derecho Procesal, además, una Maestría en Derecho en el año 2017.

En su finca se certificó como exportador de pitaya orgánica, siendo el primero en lograr esto en el departamento y actualmente está en proceso de acreditación de un lote de café borbón rosado.

Por estos días al preguntarle que piensa al ser uno de los opcionados para ocupar la silla que dejó Alfredo Molano responde con la sencillez y el decoro que lo caracteriza diciendo que remplazar a esta leyenda es muy difícil, pero al mismo tiempo afirma con toda seguridad que de ocupar la vacante de la Comisión de la Verdad, daría lo mejor de él como profesional, pero sobre todo como ser humano.

Cuando la gente pasa y lo felicita por su nominación, la mayoría de ellos desconociendo la trascendencia de la misma, Miguel les responde con una sonrisa diciéndoles que hay que esperar el resultado hasta el ocho de abril y que mientras tanto hay que seguir con las labores que hacemos a diario, cuidar la pitaya, el café y sacar los huevos a vender porque en este tiempo de cuarentena somos los campesinos los que movemos el país.


*Periodista Radio Campesina

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