"El arte sirve para tranquilizar el alma": José Armando Vásquez

"El arte sirve para tranquilizar el alma": José Armando Vásquez

Es maestro en artes plásticas. Tiene gran experiencia como docente y pintor, y es dueño de un trabajo admirado y reconocido en el mundo del arte

Por: Manuel Tiberio Bermúdez
octubre 06, 2022
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Fotos: Manuel Tiberio Bermúdez

Hay quienes descubren sus intereses artísticos desde pequeños, hay otros seres que son inducidos por sus padres a tomar un camino por la vida; hay muchos que de tanto estar rodeados de sucesos o haceres van siguiendo caminos en imitación, y hay quienes nacen con impulsos de hacer arte.

José Armando Vásquez, mi invitado para esta entrevista, dice que nació con la pintura. Es maestro en Artes Plásticas, egresado del Instituto Popular de Cultura. Tiene gran experiencia como docente y pintor y es dueño de un trabajo estético admirado y reconocido en el mundo del arte.

¿De qué manera llega al oficio de pintor?

“Yo nací con la pintura. Desde que tengo uso de razón, pinto, dibujo. Toda la vida el arte ha sido para mí, aparte de Dios, lo más importante. Yo no puedo vivir sin pintar. Desde pequeño me di cuenta de que tenía facilidad para el dibujo y rayando en papeles y paredes fui encontrando los caminos del arte”.

“Alguna vez siendo muy pequeño vi un dibujo que había hecho mi padre. Era un dibujo de Cristóbal Colón, para mí representó, en ese momento, la perfección de la figura humana”.

“Desde aquel momento quise hacer dibujos y esto se me convirtió en un deseo constante. Quería ser un artista algún día y desde entonces siempre he trabajado en ese propósito”.

¿Qué fue lo primero que hizo que recibió elogios por parte de quienes lo apreciaron?

“Yo trabajaba empíricamente y hacía dibujos. Pintaba las paredes de mi cuarto con imágenes y quienes las veían les gustaban porque decían que tenía talento. Tenía un amigo que estudiaba en Bellas Artes, y me dijo: “Vos tenés talento, vos debés entrar a Bellas Artes”.

“En aquella época el arte no se consideraba parte esencial de la formación del individuo. Los padres buscaban que los hijos se hicieran profesionales: mi mamá quería que yo fuera arquitecto, pero yo le dije que quería ser pintor. Tuve dificultades, hasta el punto de tener que dejar mis estudios secundarios porque tuve muchos enfrentamientos en mi casa, pues andaba con artistas que eran hippies y mi familia decía que esos amigos andaban en el vicio. Terminé dejando los estudios”.

“Me fui al ejército y al regreso validé el bachillerato y luego ingresé al Instituto Popular de Cultura, IPC a estudiar. Cuando hice mi primera exposición colectiva como estudiante, invité a mi madre y a mi hermano para que vieran lo que había hecho. Ese día ellos quedaron impactados y se dieron cuenta de que realmente mi camino era ese”.

A partir de aquel momento empezó una serie de éxitos, ya que en el IPC fue el mejor en pintura de la carrera. Posteriormente, en 1989, le llamaron como profesor de figura humana. Allí estuvo como docente durante 11 años. Fue un cúmulo de experiencia que le sirvieron para perfeccionarse en el oficio de pintor.

¿Para qué sirve el arte?

“El arte sirve para tranquilizar el alma –dice Armando- porque el arte es parte de nuestra espiritualidad, es porción de nuestra esencia. Yo pienso que todos somos artistas. Podemos pintar, podemos bailar, tocar algún instrumento, cantar. Desafortunadamente, no hay los mecanismos ni las posibilidades para que un niño pueda continuar, pues cuando estamos niños todos somos artistas, pero cuando vamos creciendo, no solo la vida, sino la misma sociedad se encarga de truncar los sueños de las personas por falta de posibilidades o de incentivar los talentos”.

¿Cuál es su propuesta como artista?

“Estoy trabajando, en este momento, dos frentes: la cotidianidad del ser humano. Los temas con niños, sobre todo los niños afrodescendientes, porque quiero hacer una crítica y hacer notar que casi siempre se pinta a la gente de tez blanca, la élite, la burguesía, pero se olvida a la gente afro que ha sido subyugada y subvalorada”

“Yo quiero que la gente vea que ellos, los afros, al igual que todos los seres humanos sentimos, tenemos emociones, dificultades y alegrías, pero que estamos luchando. Por ejemplo, dice señalando un cuadro en el que unos chicos juegan alegremente en el agua. Este cuadro referencia la alegría; esos chicos son libres, alegres y están felices. Esos chicos saben que la alegría es parte de su esencia”.

“Otro tema que estoy manejando es la parte antigua. La añoranza: trabajo candados, carros viejos, puertas añosas. No muestro todo el carro, sino algunas partes que cuentan del paso del tiempo y la belleza del auto o del objeto pintado”.

¿Se puede vivir del arte?

“Yo creo que sí. De manera juiciosa y responsable, realizando cosas nuevas hace que se pueda vivir del arte. No como uno quisiera, pero sí de manera digna”.

¿Hay aprecio verdadero de la gente por el arte o se compra obra para presumir o como decía alguien para que le combine con los muebles de la sala?

“Yo creo que eso ha cambiado. Es cierto que hubo una época en que ese era el propósito: la gente buscaba que el marco saliera con los muebles, por eso nosotros no vendemos obra enmarcada. Hoy vemos que la gente se acerca más a las obras desde la sensibilidad, lo que la obra le trasmita. No faltará quien busque lo decorativo. Lo que queremos es que el espectador, frente a un cuadro, reaccione emocionalmente”.

“Yo pienso que eso es lo que se hace en el Parque El Peñón, que la gente se está sensibilizando respecto al arte. Si recordamos, hace algunos años la gente poco iba a las galerías, le daba pereza, les parecía elitista, que no servía de nada. Las muestras en El Peñón, ha servido para sensibilizar a los seres humanos que nos visitan”.

¿Qué es lo mejor de ser un artista?

“Lo mejor de ser artista es poder comunicar. Poder trasmitir a la gente la interioridad del ser, y generar en ellas emociones.

¿Algún tema que quisiera emprender y aún no lo ha hecho?

“No es tanto el tema. A veces la falta de recursos impide que uno pueda hacer una propuesta diferente. Yo acabo de llegar de la ciudad de México y pude darme cuenta como el arte está por todas partes: en la arquitectura, en los monumentos, en las calles, en el gusto de las gentes”.

A nosotros nos falta el hecho de poder romper con los estereotipos. Realizar obras monumentales, pero no podemos, porque como nosotros vivimos de la pintura estamos pensando en pintar un cuadrito para poder subsistir. Pero si existiera el apoyo de los entes encargados de la cultura o del gobierno, se podría lanzarse a otro tipo de obras. Se habla mucho de la ayuda al arte, pero mi pregunta es ¿a qué parte del arte está llegando esa ayuda? Nosotros trabajamos con las uñas y debemos someternos a que la gente no valore nuestro trabajo y nos pida rebaja por un cuadro porque dicen que es muy costoso”.

¿La gente que compra subvalora el arte?

“Bastante, bastante –enfatiza José Armando-. Hay quienes le dicen a uno: pero por qué tan caro si eso lo hace en un rato. No saben que hay cuadros que a uno le toman un mes o más hacerlo trabajando ocho horas diarias. ¿Cuál sería entonces el costo del cuadro?”

“La gente no valora, y si uno pretende entrar a afrontar otros espacios, otros temas que impliquen una propuesta más elaborada, la pregunta es ¿Quién los va a comprar? Nadie al ver la obra terminada evalúa el tiempo del artista, los materiales, la creatividad, la experiencia. El artista tiene familia, hijos, paga impuestos, recibos del agua y de la luz, merca, etc. La situación del artista no es fácil y si miramos un poco hacia atrás, en tiempo de la pandemia fue harto difícil, no tuvimos espacios en donde mostrar la obra, luego no se pudo vender”.

¿Hay cultura artística en Cali; definida esta como los conocimientos adquiridos por una sociedad por medio del arte?

“¡Yo digo que no! En ninguna parte de nuestro país hay conciencia de cultura, sobre todo en lo que tiene que ver con el arte pictórico. Como le decía acabo de llegar de México y me doy cuenta de que aquí estamos en pañales. Allá por donde uno pasa es arte: arte, te bombardean con arte. Y no hablo de grafitis. Hablo de obras de arte, esculturas monumentales. Quedé impresionando con todo el arte que se ve en México”.

“Aquí uno camina y no encuentra sino grafitis y uno que otro monumento abandonado. No estoy hablando mal de los grafitis, pero de verdad, no hay una propuesta que haga que la gente diga que el arte es un eje cultural en la ciudad”.

¿Hay unión entre los artistas en Cali, o cada cual camina su propio sendero?

“Hay todavía desunión entre los artistas. Cada cual lucha por mantener su estatus y a veces no se valora al otro”.

¿Hay algún artista que sea referente en su vida?

“Cuando empecé quería parecerme a Salvador Dalí, pero con el paso del tiempo uno va descubriendo un estilo propio, un modo particular de pintar; adquiere su propia técnica y su propio lenguaje para expresarse. Eso es madurar”.

 

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