En Colombia y el mundo actual se han viralizado ciertas patologías, infecciones, trastornos y perturbaciones en la salud que afectan la calidad de vida de la población. El derecho a la salud ha quedado condicionado al poder adquisitivo y monetario del trabajador. Es decir, a las posibilidades que tiene la gente de poder pagar sus servicios médicos. Todas las afecciones, sufrimientos personales y de las familias terminan con los padecimientos ocasionados por enfermedades contagiosas, bacterias y todo tipo virus que se convierten con el pasar del tiempo en enfermedades graves y/o terminales y en un lamentable recorrido de pacientes de clínica en clínica, de hospital en hospital, en el famoso paseo de la muerte. Enfermedades no solo biológicas, también psíquicas, mentales y sociales asociadas a la manipulación genética de los alimentos, la extrema pobreza o las competencias laborales cada día exigen más productividad de la gente, hacer de la vida laboral un espacio para trabajar más viviendo menos felices. Enfermedades que azotan la población por los contagios en alimentos, en la producción de carnes, verduras y frutas cada vez menos naturales y más controladas transgénicamente ocasionando el fenómeno de más muertes prematuras o aceleradas
Virus como VIH-Sida, Ébola, Papiloma Humano y otra serie de males se propagan hoy generando ganancias monetarias por sus letales efectos. Esta economía desde el control médico de la salud genera miles y miles de millones de dólares. Todo lo anterior, agenciado por los mercados de los fármacos, "atenciones especializadas", pagos habitacionales-logísticos y medicalizaciones de todo tipo, hasta por último la atención funeraria y los pagos del sepelio que miserablemente se ofertan como un servicio de mercado libre en una cadena que exprime al límite los bajos recursos salariales de los usuarios.
Las ganancias de este lucrativo negocio de la muerte, en donde el difunto es sinónimo de dinero, en una economía del más allá de la vida. Ha paralizado las mentes conservadoras de incrédulos moralistas, religiosos, defensores de derechos humanos. Así la ética de actuación de la gran mayoría de EPS, Clínicas y Hospitales se reduce al servicio de la economía del tánatos.
Según cálculos 2015 de Fedesarrollo con cifras del DANE, cada año sube más de 1000 millones de dólares el consumo aparente de farmacéuticos en Colombia y sus ganancias superan los 100 mil millones de pesos anuales que se muestran en los indicadores de productividad y utilización de clínicas y hospitales que crecen exponencialmente. Contrariamente los índices de eficiencia en la prestación del servicio en salud bajan.
Al revisar datos estadísticos en América Latina se evidencia la proliferaron sospechosa de virus como Chikungunya o Zika, los cuales se transmiten por la picadura de los mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus.
También apareció el "Cáncer de parásito" con dato de un paciente que había muerto de un "cáncer no humano". Al igual, la "Hemangiomatosis Capilar Pulmonar" del cual está documentado el caso de un joven chileno que requería desesperadamente de un trasplante de pulmón para evitar, con sus 14 años, la muerte prematura por causa de esta extraña enfermedad.
Todos estos casos nos ponen en alerta investigativa e interrogativa. Ahora, ¿qué nuevo virus o enfermedad vendrá y quiénes se lucraran detrás de tan rentables negocios? ¿En Colombia, qué hace el Ministerio de la Protección Social y la Superintendencia Nacional de Salud al respecto?
