¿Dónde queda el bienestar colectivo en los "asuntos de poder"?

¿Dónde queda el bienestar colectivo en los "asuntos de poder"?

Se trata de una lucha sensata donde ganen los ciudadanos. Donde las decisiones sean las más sabias y sobre todo donde no gane el "poder" sino el bien común

Por: Nelvis Ferreira
febrero 21, 2022
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¿Dónde queda el bienestar colectivo en los
Foto: Pixabay

Muchos estudios se hacen en el mundo acerca de las adicciones. Cada día comprendemos mejor cuánta dopamina liberamos ante actividades que van de las más simples, como hacer scroll en la pantalla, pasando por las más complejas y hasta llegar incluso a las ilegales, todas con el factor común de producir las más placenteras sensaciones a quien las practica.

Sería muy interesante un estudio que mida esas mismas hormonas cuando de "asumir y ejercer poder" se trata. En todo ámbito: empresarial, jurídico, político deben ser inmensas las cantidades de dopamina liberadas cuando alguien gana, somete e impone su poder frente a los demás.

Desde el punto de vista evolutivo también se puede reforzar esta idea, pues el ser humano es finalmente el mayor depredador de otras especies y de la suya propia.

En este caldo de millones de años de historia más las hormonas que se exacerban ante esta estimulación, termina casi todo siendo una lucha de poder.

Siendo el principal alimento del ego y a la vez el mayor aniquilador del espíritu. El fin justifica los medios, no importa por encima de qué o quién haya que pasar, lo importante es ganar, ¿ganar qué?, ganar poder.

Esta dinámica resulta aún más interesante cuando alguien reta ese poder, no es lo mismo ganar ante unos sumisos borregos que a unos valientes lobos.

Si le ganas a un lobo obtienes más poder que si sales victorioso ante una docena de mansas ovejas. Sin duda es de las más grandes satisfacciones.

Es en los ambientes políticos donde las figuras de oposición son más que necesarias para una democracia, no es igualmente aplicable esta teoría al ambiente empresarial, donde nada obliga a tal figura de gobierno.

La empresa privada está desprovista de estos dilemas, elegir tener o no una oposición es no solo posible, sino más productivo para una empresa. Hacer caso es más eficiente.

En cambio, en la política, una vigorosa e inteligente oposición es fundamental para reforzar la democracia.

Todo lo demás es tiranía y autoritarismo. El dictador es tan corto de estrategia y adicto de poder, que anula la oposición. No la tolera, la insulta, no la respeta, la hace ínfima para mantener el control.

A su vez el opositor, tiene su dosis de satisfacción en cuestionar, o al menos dificultar aquellas tácticas que no encuentre acorde a su sistema ético o ideología.

Un opositor digno e íntegro es tal vez el mejor de los maestros para un líder. No se trata de hacer zancadilla, eso no sería oposición sino boicot.

No se trata de que la oposición siempre gane, eso es otra forma de autoritarismo. Se trata de una lucha sensata donde ganen los ciudadanos. Donde las decisiones sean finalmente las más sabias y sobre todo donde no gane el "poder" sino el bien común.

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