Después de leer esto, no le dará pereza reciclar

Después de leer esto, no le dará pereza reciclar

"De las más de 11,6 millones de toneladas de residuos sólidos que se calcula que se generan al año en Colombia, solo aproximadamente el 17% del total de desechos son reciclados"

Por: Mariana Farfán
agosto 14, 2017
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Después de leer esto, no le dará pereza reciclar

Es hora de sacar la basura al basurero del conjunto o al andén de enfrente y usted por primera vez se pregunta: “¿A dónde va a parar toda esta basura?, ¿en qué lugar del mundo hay espacio para toda mi basura junto con la basura de todos los demás? y… ¿qué pasa en ese lugar del mundo con todo ese pocotón de basura?” Para muchos, pareciera que los 0,95 kilos de basura que en promedio produce cada colombiano diariamente, se deshicieran y esfumaran en el horizonte como por arte de magia. Conforme se disipan las luces del camión de basura y se desvanece el sonido rechinante de las ruedas de las carretillas que usan los recicladores, se nos va olvidando que día a día es mucha, más de lo que quisiéramos admitir, la cantidad de basura que producimos, que en realidad no tenemos certeza ni claridad de cómo son manejados nuestros desechos y que, con toda sinceridad, no estamos reciclando a consciencia.

LAS VERDADERAS IMPLICACIONES DEL RECICLAJE

Es bastante probable que usted haya sido víctima de más de una campaña de reciclaje tan aburrida que aunque le hayan repetido 30 veces que las servilletas no son reciclables, siempre antes de tirar su servilleta usada, usted titubea y, equivocadamente, la arroja en la caneca de desechos reciclables. Por tanto, antes de dejar de leer, déjeme explicarle como algo que aparenta ser tan simple como lo es la práctica del reciclaje, tiene impactos que van mucho más allá de prevenir la extinción de los osos polares.

A los recicladores les toca duro

La recolección de materiales reciclables ha estado a cargo, en su mayoría, del sector de trabajo informal. Fue hasta el año pasado que se firmó el Decreto 596 con el cual, fundamentalmente, se busca formalizar la labor de los recicladores y mejorar tanto sus condiciones laborales como su calidad de vida. La implementación de éste está planificada dentro de un plazo de 5 años y junto con la Resolución 788 de 2017 se espera que los recicladores se establezcan como trabajadores del servicio público de aseo. Y a pesar de que estás son excelentes noticias, aún puestos en práctica los decretos, los recicladores se enfrentan a diario a la ardua, desagradable y potencialmente peligrosa tarea de separación de desechos. Si alguna vez se sienta a conversar con la persona que le revisa toda su basura en caso de que no haya reciclado bien y que tiene que entrar en contacto con ella para separarla como es debido, seguramente le dirá que la peor parte del trabajo no es el hecho de que tengan que manipular todo tipo de desechos sino que las jornadas se les alargan indefinidamente por la cantidad de tiempo que toma separar el plástico de los orgánicos, el vidrio del plástico, el plástico limpio del plástico sucio, el papel sucio del papel utilizable y las servilletas sucias de los reciclables (si, las que usted botó).

Esto genera una serie de problemas, pues si los trabajadores no alcanzan a llegar a determinada hora a las plantas de reciclaje, les toca quedarse esperando con toda la basura hasta que les permitan entregar lo que recogieron. Adicionalmente, muchas veces es tan laboriosa la tarea que los recicladores no logran separar toda la basura y la totalidad de ésta se termina llevando a un relleno sanitario; inclusive el material con la capacidad de ser reciclado. Asimismo, la remuneración por las interminables jornadas es sin duda desproporcional y en extremo insuficiente para estas personas cuyo sustento depende de lograr separar la cantidad suficiente cada noche, para poder pagar la comida del día siguiente. Finalmente, como es evidente, la salud de estos trabajadores se ve seriamente comprometida si bien la mayoría no tienen acceso al equipo idóneo para realizar esta labor. De tal suerte, la vasta mayoría se encuentra expuesta continuamente y por repetidas veces a la semana a materia fecal, alimentos en descomposición y diversas sustancias toxicas.

De manera que separar los residuos de manera correcta garantizará que el trabajo de los recicladores sea más digno, justo y seguro.

Estamos enterrando plata, literalmente

De las más de 11,6 millones de toneladas de residuos sólidos que se calcula que se generan al año en Colombia, solo aproximadamente el 17% del total de desechos son reciclados. Mientras que en países como Holanda y Suecia el 99% de estos desechos se reciclan para ser aprovechados al transformarlos en energía o nuevos productos. Y si bien Colombia no es ni Holanda ni Suecia, y por tanto no se puede comparar con ellos, lo cierto es que dichos países son ejemplo de que es posible hacer uso de la gran mayoría de desechos para utilizarlos como materia prima en otras industrias. Los desechos son un recurso, y por tanto tienen valor económico del que se puede sacar provecho. Es como quemar un terreno con árboles porque no hay suficientes personas para talarlos; no tiene sentido alguno.

Ahora bien, si se aprovechase un mayor porcentaje de estos residuos, no solo se estaría incentivando el crecimiento de la industria del reciclaje sino que adicionalmente se estaría habilitando una inmensa cantidad de recursos con el fin de evitar explotar recursos naturales innecesariamente.

Y claro, estamos contaminando el medio ambiente

Pero eso usted ya lo sabe. Lo que probablemente usted  no sabe o no ha reflexionado, es que ese escenario fantástico-apocalíptico que nos plantean las estadísticas, las películas y las novelas futurísticas, en donde los países entran en guerra por recursos naturales, las personas mueren de sed y de hambre, las especies se extinguen de forma masiva y el clima se torna imprevisible, es un escenario más cercano a la realidad de lo que nos gustaría admitir.  Es que el cambio climático es un fenómeno que ya no se puede ignorar, por más irrelevante y aburrido que parezca. Nuestro hogar y el único lugar en el que la vida puede florecer, hasta el día de hoy, es el planeta Tierra. Ignorar los efectos del cambio climático es como ignorar que a su compañero de apartamento se le haya inundado el cuarto solo porque no es su cuarto; teniendo en cuenta que en cualquier momento se inunda el suyo y encima todo el apartamento también. Los efectos del calentamiento global no repercuten únicamente en los osos polares y en los monos del Amazonas, sino que también representan una amenaza apremiante a la supervivencia de las poblaciones de personas más vulnerables en el mundo. Y también, si seguimos por el mismo camino, el cambio climático cambiará drásticamente su, hoy cómodo, estilo de vida en un futuro espeluznantemente cercano. Y ni hablar de cómo las acciones del presente definirán el destino y la forma de vida de sus hijos y sus nietos. Porque acuérdese que la cosa solo se pone peor con el pasar de los años.

¡Pero no todo son malas noticias!

La buena noticia es que usted si puede ayudar: interiorice y acepte el hecho de que le toca adaptarse al fenómeno del calentamiento global y tratar de dejar el menor impacto negativo en la Tierra; gústele o no. Con su granito de arena le puede facilitar el trabajo a los recicladores, ayudar a aprovechar eficazmente todos recursos que tenemos disponibles en el país e incluso a disminuir los impactos que genera y generará el cambio climático tanto en los osos polares como en los cientos de millones de personas que en solo un par de años podrían estar sufriendo de escasez extrema de agua potable y claro, como en su familia e hijos.

No espere que el gobierno haga campañas educativas para explicarle (como ya le han explicado varias veces) cómo reciclar ni que destine más recursos a la preservación del medio ambiente, entre tantas otras cosas que solemos pedirle. El gobierno está haciendo un esfuerzo importante por darle un adecuado manejo a los desechos y por formalizar y regular la industria del reciclaje, pero no espere más que eso. A decir verdad, nuestros gobernantes ya tienen una que otra cosa con la que lidiar. Por ejemplo, el adaptar y reconciliar a un país entero de una guerra que tomó lugar por más de medio siglo o el solventar los inauditos y absurdos casos de corrupción que se destapan a diario, como para ponerse en la tarea de enseñarle dónde debe botar su servilleta sucia. La mejor manera de crear una cultura de consciencia y colectividad es empezando por dar ejemplo.

Y si bien es cierto que reciclar, por si misma, es una práctica que no va a salvar a la humanidad ni resolverá todos los problemas medio ambientales, es una práctica muy sencilla que pueden llevar a cabo su familia y usted en todos los escenarios de su vida cotidiana, que tiene un impacto tangible en distintas áreas de la sociedad y a la que se acostumbrará más rápido de  lo que cree. ¡Pero tampoco se quede ahí!, cada día son más las opciones y las oportunidades de llevar una vida cada vez más alineada con los principios de sostenibilidad y consciencia social. No olvide que en la regla de oro de las tres R’s (reducir, reusar, reciclar) reciclar va de última, por tanto es imprescindible que todos adoptemos prácticas de consumo verdaderamente responsable y donde no estigmaticemos las tiendas de segunda mano.

Por ahora concéntrense en reciclar correctamente, que es lo más simple y en lo que más fallamos. Recuerde que el calentamiento global es una problemática que le concierne a su persona incluso si todavía está indignado por los 25 pesos o más que le cobran por cada bolsa plástica. Y finalmente, no olvide, por ninguna circunstancia, que las servilletas de papel NO son reciclables; aquí abajo le dejo una foto recordándoselo de la manera más simple, por si las moscas.

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