Después de Tumaco, ¿nos queda algo de dignidad como sociedad?

Después de Tumaco, ¿nos queda algo de dignidad como sociedad?

"Hemos perdido hasta el más mínimo sentido de humanidad o le parece que este país, en general, se para duro para defender los derechos de los menos favorecidos"

Por: Laura Gisselly Beltrán Estepa
octubre 09, 2017
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Después de Tumaco, ¿nos queda algo de dignidad como sociedad?
Foto: El Espectador

Lo ocurrido en el municipio de Tumaco es simplemente inaceptable. Lo más trágico es que en un país como este ya nos acostumbramos a la indiferencia. El 5 de octubre, en la vereda Tandil del corregimiento de Llorente en el municipio de Tumaco, agentes de la Policía y el ESMAD dispararon contra campesinos que realizaban un cerco humanitario en defensa de los cultivos de coca, su único sustento ante el abandono estatal. Asesinaron a 9 campesinos e hirieron a más de 50. Esto una masacre del Estado terrorista, para que vayan dejando de pensar que los únicos terroristas en Colombia son las FARC; ayudaría que dejemos la mojigatería y empecemos a llamar las cosas por su nombre.

Los medios se esforzaron por cubrir la masacre como producto de la acción de la disidencia de alias Guacho, quienes según el comunicado de la Policía Nacional, lanzaron cinco cilindros bomba contra los integrantes de la Fuerza Pública y contra la multitud. Lo que pasa es que esa historia, a pesar del esfuerzo hecho, no se la creyó nadie con dos dedos de frente. Primero, porque ningún miembro de la fuerza pública resultó herido. Segundo, porque incluso la Defensoría del Pueblo emitió un comunicado en donde —basada en sus investigaciones y declaraciones de la comunidad— expone que la versión de la Policía Nacional es falsa. Además, hoy el General Óscar Naranjo ha tenido que suspender a 4 miembros de la Fuerza Pública. Y es que este país no puede callar más, hay que exigir que hechos como este, que han sucedido durante toda la guerra, dejen de ocurrir. Como dijeron por ahí "ya ni se toman el trabajo de disfrazarlos para decir que son guerrillero".Corresponde a todos aquellos que defienden la paz y la "democracia" indignarse y manifestarse.

El peor descaro es que los medios afirmen que las disidencias están presionando a los campesinos para que se opongan a la erradicación de cultivos ilícitos en esa zona[1]. Supongo que no conviene denunciar el incumplimiento del Gobierno Nacional al punto 4 de los acuerdos de paz, pero esto no se trata de conveniencia: la masacre pudo ser evitada si se hubiese acogido la solicitud de la comunidad, quien no se opone a la erradicación porque se le dé la gana, sino porque no le han dado alternativas reales de sustitución. El 16 de junio Asominua (que recoge familias de 34 veredas) ratifica la intención de la comunidad de seguir participando del Plan Nacional de sustitución de cultivos Ilícitos (PNIS) y cuestiona que pese a ello se insista en la erradicación forzada; aunque el Gobierno Nacional estableció que no se harán en zonas que tengan la voluntad de entrar al proceso de sustitución, que firmaron el 4 de marzo cartas de intención “para entrar en un programa de sustitución voluntaria y concertada, según el punto 4 de los acuerdos, en donde se debe acordar con las comunidades cada acción a realizarse sobre el territorio”.[2] Y es que, si fuese por presión, ¿el Estado ha ocupado las zonas dejadas por las FARC?

Coincidimos con declaraciones dadas a verdad abierta que afirman que la masacre de Tumaco obedece a la fuerte presión de erradicar que tiene el gobierno nacional (recordar que E.U.A nos vive amenazando —"descertificación"— y gracias a ello el Estado decide violar los derechos de los colombianos), y que estos hechos "no traerán beneficios a una región donde se concentran miles de hectáreas de hoja de coca. El efecto que tendrá es que aleja más a la gente de posibles acuerdos”, y que “es un momento sensible para los procesos de sustitución y erradicación, que puede ser el principio del fracaso de estas estrategias”.

Ya lo había advertido gracias a lo sucedido anteriormente en el Catatumbo: no se manda a erradicar forzosamente, y menos al ESMAD, a ninguna región del país si se quiere reconstruir el tejido social de una población que también ha sido afectada por la falta de presencia del Estado, como garante de derechos, durante muchos años.

Además, Harold Ruíz, asesor de paz y coordinador del equipo de Acompañamiento a la Sustitución de la Gobernación de Nariño, declara que mientras el programa de erradicación forzosa tiene a toda la Fuerza Pública, todos los recursos y el apoyo económico de los Estados Unidos, el programa de sustitución tiene todas las dificultades operativas, logísticas, económicas; la dirección, que está al frente de Eduardo Díaz, solo tiene 60 funcionarios en el país, en Nariño solo hay cuatro personas de la Dirección Nacional de Sustitución, y todo el trabajo lo ha hecho el equipo de la Gobernación.

Con todo esto el Gobierno Nacional manifiesta su poca voluntad de paz. Nos queda a los que defendemos la paz y queremos cambiar este país seguir provocando consciencia en todos aquellos que creen que el acuerdo se reduce a Uribe y a Santos, en quienes hoy aún piensan que este hecho se reduce a "las disidencias de las FARC", en quienes piensan que otro país no es posible. A los resignados, a los conformistas y acostumbrados:

¿No les parece que es hora de empezar a exigir y trabajar un país con derechos para la gente? Sí, para la gente que seguramente no somos ni usted ni yo, para la Colombia profunda; porque así le suene gastado, en las ciudades hemos perdido hasta el más mínimo sentido de humanidad o le parece que este país, en general, se para duro para defender los derechos de los menos favorecidos. La propuesta es como mínimo asistir hoy al Parkway a las 6:00 p.m. No se quite la camiseta de la Selección, ahora sí, quiero ver el orgullo patrio.

 

[1] Policía suspende a cuatro uniformados que serían partícipes de ataque en Tumaco

[2] Tumaco, atrapado entre sustitución y erradicación de cultivos ilícitos

 

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