“Y no sabe uno de dónde carajo sale tanta gente, de un solo ojo, artistas, intelectuales, escritores, todos con su cariño a cuestas; todos alrededor de una persona que rompió los paradigmas solemnes de la muerte, con el cinismo suficiente para convertirla en una fiesta de canciones, de rifas y alegrías. Yo hago acto de presencia, un poco desde lejos, sabiendo que estaré con vos para asegurarme de que cerrarás los ojos, que agotaste el último latido: médico de mierda, amigo tuyo diferente y de trastienda. Las palabras para vos ya las escribieron quienes saben de papeles y de tintas, las canciones las cantaron los trovadores de tu vida. Pero yo te tomaré la mano y cerraré tus ojos a la vida”.
-Luis Eduardo Sarria, su médico anestesiólogo
Cuando lo visité hace una semana en su departamento de Popayán, me explicó que su decisión de poner fin a su periplo vital a través de la Eutanasia a sus 78 años, no obedecía solo a su Párkinson avanzado, ni a una malograda operación de cataratas -que por un error médico le costó la visión del ojo derecho-; tampoco a una vida con marcapasos o a un reciente andar con bastón; sino a una depresión de décadas mal tratada.
Su testimonio vale la pena incorporarlo dentro de los casos clínicos, ya que refleja la imposibilidad de los psiquiatras de darle a un hombre inteligente un tratamiento adecuado (le formularon los mismos fármacos que se solían dar hace 20 años) y no tuvieron un proyecto de vida para rehacer la felicidad a sus 78. Parecen los mismos que dejaron morir por su cuenta a Sándor Márai.
Creo que de haber recibido un tratamiento con ketamina a tiempo, Juan Manuel habría puesto fin a su decisión.
BIPOLARIDAD Y DEPRESIÓN
Los pacientes bipolares sufren una fase maníaca y otra depresiva. En la fase maniaca pueden desarrollar afición al juego o ludopatía, también hacer negocios con una sensación de poder absoluto; y en la fase depresiva, agotados de la anterior a nivel de neurotransmisores, pueden desarrollar depresión mayor, y llegar a infligirse la muerte.
Mi amigo que era paciente, me informó que venía madurando dicha decisión de quitarse la vida desde muy temprana edad. A los 16 años, como lector precoz, había devorado casi todas las obras de Dostoyevski. Con Rodrigo Valencia hacían algo de teatro y confrontaba a los curas en el Liceo de Varones Alejandro Humboldt.
Le preguntó a su hermano el escritor Víctor Paz Otero si no habría alguna obra de Dostoyevski que hablara sobre el suicidio, y Víctor le compartió “Los Demonios”. Cuando leyó el discurso de Kirillov, aquel personaje de ficción creado por el escritor que soportó la prisión gélida en Siberia, ponía fin a una densa discusión dialéctica cazada con los nihilistas, exigiéndoles coherencia y valentía con la siguiente frase que cito:
“Todo el que quiera la libertad suprema debe tener el atrevimiento de matarse”.
Dostoyevski y Juan, llevaron así a una zona álgida la fe judeocristiana, pero también a otras cosmovisiones, en las que no encontraron estos hombres pletóricos de sustancia espiritual, pero sin salidas comprobables, sentido o sosiego a través de una fe muda.
Heidegger se preguntó en “El Ser y el Tiempo” -obra con la que casi me sumo a la decisión de Juan- si vale la pena o no vivir, ya que somos seres para la muerte y tenemos la angustia de “ser-sin-saber” y de “ser-en-el-mundo”. En aquel entonces, contaba con 18 años y tuve como lo relató el Dr. Raymond Moody Jr. una experiencia cercana a la muerte.
Mientras tanto Kant, solo se limitó a preguntarse de manera platónica, si esta experiencia de la conciencia era real o no.
Por su parte Albert Camus decía en “El Mito de Sísifo”:
“No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio, y ese es el suicidio”.
Camus se distrajo un tiempo de las ideas trascendentales y de la idea del suicidio, sobornándolas con su incursión en política (como tal vez nos ha pasado a todos), donde dijo que los únicos verdaderos herederos del nihilismo eran los bolcheviques; idea ya llevada al límite por Dostoyevsky como ya lo dijimos.
Víctor Frankl, por su parte, también se hizo esta pregunta recluido en un campo de concentración nazi, fundamento esencial de su obra humanista “El Hombre en búsqueda de sentido”.
En la Biblia encontramos siete suicidas: Abimelec; Saúl; el escudero de Saúl; Ahitofel; Zimri; Judas y Razías.
KETAMINA: UN PROTOCOLO NO IMPLEMENTADO EN POPAYÁN.
El suicidio para aliviar las cargas de la cultura y de una psicología desprovista de ayudas lo suficientemente actualizadas y científicas, en un mundo donde apenas se descubren los efectos duraderos de la ketamina, protocolos que aún no son propios de un municipio atrasado como Popayán; y no hay un proyecto de vida para la soledad a los 78 años que renueve las esperanzas y las ganas de vivir de un hombre por encima de la media.
Hace ya varios años, publiqué una entrevista que hice con el director de psiquiatría del hospital de Yale al respecto, sobre los efectos inmediatos de esta medicina:
Evidentemente, no ha hecho eco sobre los psiquiatras de Popayán, aunque ya en Bogotá empezaron a tratar pacientes depresivos con esta herramienta científica.
JUAN: UN SEMINARISTA SIN RELIGIÓN.
UN GUERRILLERO SIN GUERRILLA.
UN ECONOMISTA SIN ERARIO.
…UN VELORIO SIN DEFUNCIÓN.
Juan Manuel Paz, como hombre sincero con sus convicciones de cada momento, abrazó en algún pasaje de su juventud la fe católica como seminarista, para abandonar ese proyecto en aras de entrar en la guerrilla que lideraba el cura Camilo Torres -el sentido social del cristianismo con la Teología de la Liberación-. Disuadido por una amiga, e incapaz de empuñar un fusil, vertió su alma en las ánforas académicas como economista, logrando una beca en Chile para especializarse con la CEPAL, poniendo toda su ilustración y talento al servicio de los más necesitados, condición intelectual que lo acompañó hasta su vejez.
Al Departamento del Cauca no le han servido desde hace muchos lustros, la inteligencia ni la empatía de sus más ilustres hombres, suplantadas en cambio por la ignorancia, la astucia, la estulticia y la maldad, por lo que Juan nunca incursionó en la política. Sirvió a su Departamento organizando las cifras de planeación departamental, y como profesor universitario dejó la investigación de su vida en doce tomos. Probablemente ningún economista tuvo tan claro su Departamento como él ni vivió con tanta honestidad, pero justamente eso lo hacía despreciable ante los ojos de los políticos.
VELANDO UN FANTASMA VESTIDO DE GUAYABERA
En Popayán invitó a sus amigos y familiares para compartir sus últimas horas de vida. Contaba y valoraba cada segundo del tiempo al punto de decirnos: “ya solo me quedan con ustedes 72 horas”. En el hospital, un día antes de su eutanasia también me dijo “ya solo faltan 18 horas”.
Con sus hijas, nos arropamos con el poema “Llorar a lágrima viva” de Oliverio Girondo. También leímos a Alfonsina Storni, suicida argentina, siendo algunos de sus versos musicalizados por la concertista payanesa Natalia Franco en la residencia del intelectual al que llamábamos maestro.
Le dije confiado en su espíritu jocoso que había otro poema de Oliverio llamado “Dicotomía Incruenta”, que tal vez podría hacer parcialmente justicia a su momento, pero que no olvidara que Ciorán, aquel que ponderó el suicidio durante casi toda su vida, terminó muriendo de vejez.
“Siempre llega mi mano
más tarde que otra mano que se mezcla a la mía
y forman una mano.
Cuando voy a sentarme
advierto que mi cuerpo
se sienta en otro cuerpo que acaba de sentarse
adonde yo me siento.
Y en el preciso instante
de entrar en una casa,
descubro que ya estaba
antes de haber llegado.
Por eso es muy posible que no asista a mi entierro,
y que mientras me rieguen de lugares comunes,
ya me encuentre en la tumba,
vestido de esqueleto,
bostezando los tópicos y los llantos fingidos”.
Su despedida transcurrió para sus adeptos como una película de David Lynch. De forma bizarra, “transmutando lo trágico en lo lúdico” como lo sentenciara en notable carta de despedida su hermano el novelista y poeta Víctor Paz Otero.
ALGUNAS ANÉCDOTAS SOBRE EL HUMOR DE JUAN
Aceptada más no normalizada su situación, su hija María Virginia le dijo que recibiría sus cenizas unos días después de su cremación, a lo que Juan agregó: “Espero estar presente”.
También nos dijo en ese último almuerzo, donde nos acompañó su hermano Rodrigo y familia, su sobrino Herman, que a raíz de una mala operación de una catarata había perdido la retina y ya no podía llorar por el ojo derecho.
Conscientes de las tendencias políticas de Juan, agregamos que “Juan solo llora por la izquierda”, lo cual fue un momento hilarante que alivió la tensión de tan doloroso momento.
Juan organizó una rifa para lúdicamente desprenderse de lo que quedaba de su patrimonio. Y entre risas y llantos, vivimos lo que era “un velorio con el muerto vivo”. Le dije que solo le faltaba lanzar la corona fúnebre como se hace con el ramo matrimonial, para saber quién sería el próximo en la lista.
En sus últimas horas de vida le pregunté al salir de la habitación del hospital, si quería que le trajera unas bailarinas exóticas, a lo que respondió: “No me las puedo llevar…”.
DOS DÍAS ANTES DE LA PARTIDA
Cantamos con él las canciones de Alberto Cortez “Cuando un amigo se va” y “A mis amigos”. Lloramos con “Espumas” de Jorge Villamil, y no pudieron faltar “El Sotareño” para los payaneses; y “Al Sur” para los amigos huilenses. Y dijo que a partir del 5 (ya que moriría el 4) pagaría sus deudas…y realizaría milagros.
Prohibió que lleváramos sus restos fúnebres al Paraninfo de la Universidad del Cauca (una hermosa joven, Lus Ángela Albán, replicó al oír dicha dicha decisión: “cuánto lo amo!”).
La concertista Natalia Franco tocó para él durante dos horas y se escuchó entre su repertorio ese verso lapidario, como hecho para el instante por Mercedes Sossa:
“A mi propio entierro fui sola y llorando” de la canción “Como la Cigarra” -que puede haber inspirado un verso de Alberto Cortez “mi alma incorregible de cigarra”-.
En nuestro último encuentro para almorzar, acordamos vernos en la Torre del Reloj de Popayán a las 13, presagio seguro de que nos encontraremos en un tiempito.
MI ÚLTIMA HORA CON JUAN: HIZO BROMAS HASTA EL ÚLTIMO MOMENTO.
Una hora antes de su partida me despedí de él. No me quedé hasta el último minuto pues debía hacer check out en el hotel antes de la 1 p.m., entregar sus libros en un almuerzo a la antropóloga María Cecilia Velásquez López que los llevaría mientras abordaba mi avión al Banco de la República, y la verdad, sentía que me iba a desmayar si permanecía un minuto más. Tenía que transmitir serenidad a su familia. También era justo que esos minutos fueran solo de ellos. Contuve mis lágrimas en las cuencas de los ojos, pero un par de lágrimas se deslizaron de su ojo derecho. Bromeé diciéndole que tuvo que esperar hasta el final de su vida para llorar por la derecha… Luego le dije que se portara mal, a lo que me respondió: “Trataré en lo que me resta de vida” -reímos-. Y me pidió decirle a Natalia Franco que cantara “Hasta Siempre” de Carlos Puebla a sus cenizas. Le dije que mandé a hacer una guitarra con el fusil que nunca tuvo, a lo que replicó: “Yo le pongo las balas”. Entonces le dije “así sea, ¡hasta el próximo golpe de Estado!, Juan”. Nos abrazamos, chocamos los puños y nos despedimos en la habitación 2015 del cuarto piso del hospital San José de Popayán. Llegué para su procedimiento a las 3 p.m. Juan se fue de este plano a las 3:17 p.m. en medio de tributos de respeto y afecto de sus familiares y amigos.
EMOCIONES ENCONTRADAS
A veces, quisiéramos despertar a todos y decirles que esto, como lo planteó Pedro Páramo; como lo refirieron todos los grandes santos y místicos, es solo un sueño. El poeta Mahoma también dijo al respecto: “Solo los locos alcanzarán a Dios”. Y el hermano de Juan, Víctor Paz escribió un aforismo que dice: “Para encontrar la lucidez, hay que perder la razón”.
Mi pluma le dedicó, sacado de Uni-Versos, ofrendados a Sant Rajinder Singh, santo que aceptó abrazarlo:
FIN DU SIECLE
Soñé en un des-sueño de ilusiones
despertado de mi propia vigilia
por otro al que soñaba.
* * *
Entro,
plenamente consciente
a una verdad sonámbula
y alegre como tú
...y demoliendo el ventanal de humo
de esas, mis defensas infantiles
subo a la cumbre de mis canículas
de hombre cansado,
pienso, y me arrojo,
me arrojo al vacío profundo
y aterrador de unos Ojos.
* * *
Flotamos juntos como las aves
o como cipselas de un diente de león
asidas a las tenues alas del viento.
Somos entonces
Susurro de Dios
Silencio de Dios
Música de Dios
Una corchea como una nube cerúlea
en el Atlas de las Nubes.
Y llegamos a ese puerto
donde terminan todos los éxodos
y odiseas;
todos los periplos.
Donde encallan las pasiones
y los recuerdos
donde las pulsiones se silencian
donde atracan las culpas
y el eje de la vida es un ancla sencilla.
Mata Rita, Hazur, Kirpal, Darshan,
Abuelo, Abuela.
Al hacerse más pesado
mi corazón se suelta
y se incineran en la balanza
las plumas del pavo real
los miedos y deseos
como naves que encuentran
la promesa inexorable
de su destino.
La mar es cristalina
la belleza de la arena
acoge todo rayo vidrioso
y lo hace sol.
Un hermoso anciano
yace en el suelo.
No pertenece a una época
pero encaja en todas
sin perder su ropa.
Un arcaico reloj
se abre en su mano.
Un arcaico reloj
sobre su mano en el suelo.
Es el Sol que se abre
es el sol que al fundirse,
ha marcado con su muerte
E L N A C I M I E N T O
D E L A E T E R N I D A D .
ENTREVISTA SOBRE SU DECISIÓN
Video y edición: Leyder Duban Banguera Carabali
Comunicador social.
EL LEGADO DE PAZ
Video Banco de la República
Cortesía de Da. Carol Estefanía Guerrero Buchely, directora del área cultural.
Viernes 31 de enero de 2025. Despedida del mundo académico.
Video y edición: Leyder Duban Banguera Carabali. Comunicador social.
TOMOS DE ECONOMÍA
Cortesía de D. Jesús Alberto Tobar Solarte. Encuadernación y digitalización de archivos históricos de la Biblioteca de Unicauca.
TOMO 1
TOMO 2
TOMO 3
TOMO 4
https://drive.google.com/file/d/1wPc1ywIlrU6EiP8ytlYKL0orNtufMJ4m/view?usp=sharing
TOMO 5
TOMO 6
FRAGMENTOS DE LA CARTA DE SU NIETO
“Esas charlas cuando jugamos billar, que aunque cortas, significaban tanto para mí. Era la primera vez que tenía una charla de nieto a abuelo como una persona en proceso de madurez, y la manera en que siempre encontrabas una forma de hacer sentir bien esos últimos momentos que vivimos juntos. Esos instantes, por pequeños que parezcan, son los que guardo como un tesoro, porque en cada uno de ellos sentí tu amor y tu esencia única, de profesor apasionado por la lectura, la historia y la economía (…) La enseñanza más grande que tuviste la oportunidad de darme fue en el último momento que nos vimos, donde sin querer queriendo me enseñaste el valor de la vida y su fragilidad a la vez (…) mientras tanto te prometo verte en mis sueños”.
-Pablo Mejía Paz
OBITUARIO EN VIDA
Dejamos un saludo solidario en estos momentos, a la madre de sus hijas, Maria Isabel Garrido; y a ellas María Virginia y Margarita María Paz Garrido; a sus nietos: Pablo Mejía Paz, Tomás y Emilia Alfonso Paz. A sus hermanos vivos: Rodrigo, Cristina, María del Carmen, Víctor Hernán; y como recuerdo de sus hermanos fallecidos: Ana Felisa, Dolly Alina y Olga Inés. También a sus sobrinos, algunos de los cuales lo tuvieron como un padre, consejero y amigo.
Hasta pronto, Juancho.