Más atónito que el video del exviceministro Carlos Ferro, me ha dejado la actitud silenciosa y por ende cómplice del Senador Hernán Francisco Andrade, quien fuera presidente del Senado en el año 2008, tiempo en el que fue informado -- ni más ni menos-- por el entonces director de la Policía, general Óscar Naranjo, sobre un presunto caso de acoso sexual a un policía, por parte de un senador cuya identidad no viene al caso, pero que al menos hasta hoy, era un caso silenciado pese a lo delicado del mismo.
Yo pregunto: ¿Este caso no debió ser denunciado en su momento ante las autoridades? ¿Acaso estamos violando la vida íntima de una persona, cuando esta pasa de sus meras "preferencias sexuales" a cometer un presunto acoso sexual que estaría siendo cometido ni más ni menos que por un padre de la patria?
No nos hagamos tarugos, ni dejemos que el "dolor de patria" que hoy tienen muchos por la violación de la intimidad de una familia nos lleve a pasar de moralistas a impunes.
Al pan pan y al vino vino. Senador Andrade, con su silencio, usted podría ser cómplice de la presunta comisión de un delito gravísimo. No puede usted venir a decirle con desfachatez al país que sí sabía pero no hizo nada, máxime cuando este no es un chisme que le contó una vecina suya. Quien le informó de la situación fue el mismo general Naranjo, uno de los hombres más laureados y respetados en la historia de los más de 120 años de existencia de la Policía Nacional, institución que hoy está lacerada en su honor por cuenta de unos sinvergüenzas que entre delito y delito le han hecho daño.
Entienda, senador Andrade, que en gente como usted, los colombianos han depositado además de su confianza, un mandato que le permite y le obliga a velar por los derechos de todos. Dejemos atrás los moralismos infames que nos están llevando a convertirnos en un país impune, donde un senador en ejercicio -y hasta hoy sin rostro- pudo haber cometido un delito que usted ayudó a silenciar durante casi ocho años, por Dios.
Senador, usted debe responderle al país, no desde los medios sino desde los estrados. Aquí el general Naranjo no le pidió que expusiera a la luz pública al presunto implicado ¡Bastaba con haberlo denunciarlo a tiempo ante las autoridades!
