Del comportamiento policial y la sociedad

Del comportamiento policial y la sociedad

"Debemos cambiar los procederes reactivos por los de orden proactivo, proyectivo o prospectivo"

Por: Hernando Copete Ortiz
noviembre 12, 2020
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Del comportamiento policial y la sociedad
Foto: Leonel Cordero / Las2orillas

Las pistolas taser son un arma de electrochoque, que generan 50.0000 voltios, aunque el voltaje cae a 400 voltios en contacto con el cuerpo humano. La reacción del cuerpo frente al contacto con las agujas que transmiten la corriente es imitar las señales nerviosas,  confundiendo así a los músculos en su normal reacción.

Cuando el ser humano utiliza armas de cualquier tipo, desde las contundentes hasta las nucleares, se supone que es una reacción frente a una amenaza, entendida como la percepción de la posibilidad de ocurrencia de algún hecho dañino (siniestro). En otras palabras, la amenaza es un riesgo no evaluado y calificar la amenaza es, en cierta medida, determinar el grado de daño como su extensión.

Podemos partir hipotéticamente de que si la amenaza es muy baja la forma de reacción es utilizar la persuasión o la fuerza física; otros dirían que con el arma taser o una porra eléctrica, que se puede llamar también bolillo o bastón de mando. Si nos vamos al otro extremo, utilizaríamos el arma de fuego. Todo esto en un contexto social donde se debe responder a la resolución de conflictos sociales, donde la transgresión o contravención se debe controlar, y donde las manifestaciones sociales se pueden dar con o sin permisos. Por otro lado, para contextos donde el enfrenamiento es con grupos armados ilegales, el uso de las armas de electrochoque es para generar risas, aquí sí se justifican las armas de fuego.

Los defensores, propulsores o promotores del taser expresan que su uso no es letal (letalidad pequeñita) y lo que hace es inmovilizar a la víctima, pero lo que no señalan es que el dolor que genera (sin secuelas) es una forma de tortura (pena corporal). Podríamos decir de manera análoga que es parecido a la silla eléctrica; lo que cambia, sin tener en cuenta un juicio, es la intensidad, el tiempo de duración y el espacio donde va a recibir el choque eléctrico.

La pregunta clave para quien va usar esta arma es: ¿cómo va a justificar su uso? El componente psicológico y sociológico es muy importante. Para ello debe valorar muchos aspectos, en especial la información sobre la víctima: raza, edad, uso de prótesis, marcapasos, estado de sobriedad, discapacidad, sexo, estrato social, diagnóstico de salud, tanto de orden psicológico como físico. Por otro lado, la experiencia, madurez y responsabilidad del usuario de este tipo de arma. El hecho de creer que su uso se puede dar por la probabilidad de un tipo de amenaza, calificado como “muy baja”, le genera confianza y lo lleva a abusar de ello; el arma de fuego lo lleva a pensar más profundamente.

Existen formas de enfrentar los conflictos sociales de manera más racional. Inicialmente, decidiendo lo justo en consenso (Apel y Habermas). En consecuencia, un buen servicio de seguridad y excelente tratamiento a la ciudadanía se materializa con decisiones orientadas a un buen servicio de vigilancia como forma de prevención; al uso del diálogo o comunicación mediante la persuasión, órdenes verbales o coerción; y a los procesos de enseñanza colectiva de una buena cultura ciudadana.

Para ello se deben tener unas normas claras y justas, con aplicación generalizada y sin discriminación, que deben ser divulgadas; unos funcionarios bien capacitados y ejemplo de comportamiento social; una conciencia comunitaria; una capacitación y educación en los diferentes espacios sociales (educativos, laborales, religiosos, etc.); un buen uso de la tecnología y técnicas de comunicación; unos registros estadísticos que permitan generar información sobre contextos violentos, accesibilidad a la justicia e índices de impunidad; unas alianzas estratégicas, simulacros, mecanismos de alarma y estudios de riesgos.

Para finalizar, debemos cambiar los comportamientos reactivos por los de orden proactivo, proyectivo o prospectivo.

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