De dónde vienen las Farc
Opinión

De dónde vienen las Farc

El origen del grupo guerrillero está en la base profunda de todas las discusiones y diferencias de posición entre el expresidente Uribe y el presidente Santos

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julio 29, 2016
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Para participar o para entender, para adoptar una posición racional y objetiva donde hay diferencias, es necesario conocer la contraparte, sus orígenes, sus motivaciones, sus razones, algo de su historia. Es lo que debemos hacer los colombianos que tengamos siquiera un mediano nivel de educación, de capacidad para entender las negociaciones de paz que se han venido sosteniendo en La Habana y tomar la decisión de votar por que sí o por que no se aprueben los acuerdos a que se ha llegado entre los negociadores.

El origen de las Farc de dónde vienen, qué han buscado con su guerrear, está en la base profunda de todas las discusiones y diferencias de posición entre el expresidente Álvaro Uribe y el actual, Juan Manuel Santos Calderón. El primero sostiene y sostuvo durante sus dos períodos de gobierno, que se trata simplemente de un grupo narcoterrorista, el mayor cartel de cocaína del mundo. Sobre esa base manejó todo el tema relacionado con esa guerrilla y su combate, esa concepción le vendió a las grandes potencias y a organizaciones internacionales, y con ello logró que en gran parte a nivel mundial fueran tratados simplemente como una organización terrorista. Muy al contrario, el presidente Santos reconoció pronto la existencia del conflicto interno en el país. Por eso  se habla de rebeldes, insurgentes, y por eso entró a negociar. Se puede negociar con un grupo que se va contra El Estado y sus leyes, pero no con un simple grupo de narcotraficantes. Y se puede creer en quienes se sublevan en busca de unos cambios, de unos ideales, pero no en quienes lo que persiguen es su propio enriquecimiento.

Resulta entonces importantísimo, fundamental, conocer la realidad, la verdad verdadera, cosa que no es fácil ni común hoy, simplemente porque hace muchos años -más de cincuenta-  que se inició todo el proceso y lógicamente sabemos de él dos clases de personas: las  bastante ilustradas y estudiosas de la historia del país y las que conocimos el tema desde esa época y que además, teníamos más de 20 años de edad, para haberlo  mirado con interés y recordar hoy lo que sucedía. Va aquí en seguida un apretado resumen de esa historia del nacimiento de las Farc, la que además, se encuentra con mucho detalle y muchas variantes pero muy coincidentes, buscando por Google como tal, o por República de Marquetalia.

 

 

Dolorosamente, la historia de Colombia
ha estado siempre cargada de violencia
y guerra fratricida

 

Dolorosamente, la historia de Colombia ha estado siempre cargada de violencia y guerra fratricida. A raíz de la muerte del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948, se desató una feroz matazón entre liberales y conservadores por todos los campos del país, con ese tinte partidista durante los siguientes 12  o 15 años. Los campesinos huían sin quien los protegiera y en algunas partes se fueron uniendo en grupos de autodefensa, entre los cuales unos pocos tuvieron orientación y se autodenominaron comunistas, cosa que estaba proscrita y solo se podía ser liberal o conservador, pero los contrarios le perseguían a muerte y algunos grandes aprovechaban para despojar de sus tierras a los más débiles. Varios líderes políticos hicieron presión en el Congreso, dándole a lo que sucedía un cierto cariz de internacional, por lo del comunismo, y de problema gravísimo a la aparición de “repúblicas independientes” como la de Marquetalia, llamando así a un pequeño grupo de hombres y mujeres que querían aislarse y autoprotegerse en esa localidad. El Gobierno de Guillermo León Valencia lanzó entonces en 1964 una operación de sangre y fuego para exterminarlos con gran cantidad de equipos y de ejército, ellos se replegaron hacia el Caquetá y de grupos de autodefensa se transformaron en guerrillas móviles que dos años después comenzaron a usar su denominación actual.

Por esa época las estructuras de propiedad rural que presentaba el país eran de una clara, absoluta y perjudicial inequidad, con altísima concentración en grandes latifundios en las mejores tierras, muchos de ellos mal utilizados o inutilizados, y rodeados de miles de minifundios de pequeños arrendatarios y aparceros, campesinos cuyas familias crecían sin encontrar tierras en dónde trabajar. Era tal el problema que el general Gabriel Rebéiz Pizarro, comandante de las fuerzas militares, y el firmante de la directiva operacional que autorizaba la ofensiva contra el núcleo comunista de Marquetalia, advirtió que las regiones intervenidas "deberían recibir una decidida y rápida acción del Incora y otras entidades del Estado con el fin de resolver problemas urgentes" que apremiaban a la población civil.

Con el objetivo de corregir esa situación, el líder liberal progresista Carlos Lleras Restrepo lideró en el Congreso la expedición de una ley de reforma agraria —la 135 de 1961— que permitía la expropiación de esos latifundios mal utilizados y creaba el Incora —Instituto Colombiano de la reforma Agraria—, para ejecutarla. El presidente Valencia le dio muy poca aplicación en su período (1962 – 66) y al llegar Lleras Restrepo a reemplazarlo logró la expedición de otras leyes que agilizaron la implantación de la muy popular y efectiva reforma. Pero llegó a continuación a la presidencia Misael Pastrana Borrero (1970- 74)  y, reunido con terratenientes y representantes muy destacados de los dos partidos políticos, suscribieron, a comienzos de 1972, en las instalaciones de la Caja Agraria  en Chicoral, Tolima, un “Acuerdo” conocido como el Pacto de Chicoral, lo que luego se plasmó en la Ley 4 de 1973 que introdujo una serie de modificaciones a la de La Reforma que la tornaron inaplicable. Se mató y se enterró así la posibilidad de hacer tan importantes cambios por medios legales y dentro de ellos, y se dieron más y muy claras razones y fuerzas a las Farc para impulsar su lucha por la toma del poder para imponerlos.

Vale la pena consignar aquí que por esa época se respiraba en el mundo entero un ambiente de revolución y cambio a toda costa, lo que incluyó hasta la iglesia católica con la entrega de una carta al Papa Paulo VI cuando vino a Colombia en 1968 a inaugurar la Conferencia del Consejo Episcopal Latinoamericano, Celam, firmada por mil (1.000) sacerdotes, en la que reclamaban abiertamente la aceptación de la lucha armada como un recurso extremo de liberación.  Curas que en nuestro país se unieron en  el muy reconocido “Grupo de Golconda”, del que también  fue miembro importantísimo el famoso e intelectual cura guerrillero Camilo Torres.

Pues bien, queda claro que las Farc nacieron y crecieron por unos ideales, cuando de cocaína y narcotráfico ni se hablaba todavía. Solo a comienzos de la década de los 90, y especialmente por boca del embajador norteamericano Milles Frechet, se comenzó a relacionar esa organización con tales actividades. Quien quiera buscar en los medios de comunicación, nada va a encontrar antes de esos días. Y hay que entender y aceptar que hacer una guerra requiere muy cuantiosos recursos financieros que de alguna parte deben salir, no propiamente de cultivar plátano y yuca sino de actividades extraordinariamente rentables y, claro, ilegales. Así mismo, en todos sus aspectos, debieron ser tantas guerras contra lo establecido, en nuestros países americanos y en el  mundo entero.

 

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