Colegios privados ¿esclavitud moderna?

Colegios privados ¿esclavitud moderna?

La educación privada en Colombia existe porque nuestro estado, no es lo suficientemente capaz para satisfacer la necesidad de educación de todos los habitantes

Por: Camilo Lesmes
diciembre 27, 2018
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Colegios privados ¿esclavitud moderna?
Foto: Alcaldía de Bogotá

En esta época, miles de profesionales se sumergen en la angustia intentando encontrar la manera de poder sobrevivir otro año más lleno de impuestos, deudas y gastos como cualquier trabajador. Sin embargo, en Colombia existe una crisis de empleo y pésimas condiciones laborales que se han convertido en el pan de cada día de miles de profesores.

Aunque año tras año hemos conocido, escuchado e incluso padecido los paros desarrollados por los docentes a través de FECODE, su frecuencia ha desdibujado las necesidades que poseen los docentes en el país. Si bien la posición laboral de quienes trabajan en el sector público es bastante diferente a cualquier otro trabajador, el caso de los docentes públicos no es del todo perfecto, pues solo comparando con la condición de otros profesionales del sector público, o trabajadores del estado, ellos son los profesionales peor pagos de la burocracia estatal colombiana.

Sin embargo aunque dichas condiciones puedan ser perfectas para algunos y pésimas para otros, existe en Colombia una gran parte de docentes que diariamente trabaja en condiciones paupérrimas, no solo en lo salarial, sino también en su dignidad como trabajadores y seres humanos.

La educación privada en Colombia existe por dos razones; la primera, porque nuestro estado, no es lo suficientemente capaz ni económica ni políticamente para satisfacer la necesidad de educación de todos los habitantes y la segunda, porque en la ley, nuestra educación es concebida de manera ambigua como un derecho fundamental y como un servicio al mismo tiempo.

Esto ha permitido que muchas personas con los recursos suficientes decidan incursionar en el “negocio” de la educación, creando colegios que son estructurados desde los principios de una empresa que produce cualquier mercancía que debe estar lista para vender y así poder generar ganancias que les permitan acumular. Sin embargo no se percatan que un colegio no es una empresa cualquiera y que los estudiantes no son una mercancía cualquiera. La escuela es el centro de toda sociedad, pues allí se forma a los ciudadanos que el país necesita.

No obstante, no es la calidad ni la responsabilidad social lo que orienta la gran mayoría de estas instituciones, pues las condiciones de los maestros y de los mismos estudiantes son pésimas y la educación que allí se recibe es pésima, reproduciendo mediocridad, irresponsabilidad y corrupción social a diario. Por un lado los docentes en su calidad de profesionales son pésimamente remunerados, existen instituciones donde el pago no asciende a más de un millón de pesos, los sistemas pensionales y de seguridad social de los mismos son como los de cualquier trabajador, el trato de directivas y dueños hacia los mismos es bastante humillante, pues el docente siempre tiene la culpa de cada error del colegio y jamás tendrá la oportunidad de queja alguna, pues “debe cuidar el trabajo” y si no bastara, las horas de trabajo son excesivas, pues la jornada completa, no permite que en el lugar de trabajo se desarrollen todas las actividades laborales y se deba trabajar en el hogar y muchas veces sábados y domingos.

Con respecto a esta situación, las instituciones siempre tienen un haz bajo la manga para justificarlo, se puede escuchar que el colegio no puede pagar bien porque no tiene los recursos, sin embargo el afán de acumulación de quienes son sus propietarios es bastante evidente, la calidad de la educación es pésima pues sumado a las malas condiciones laborales de los docentes, se suma el desinterés por mejor infraestructura y peor aún, el afán de mantener a los estudiantes (clientes) obliga a diferentes estrategias de retención (recuperación) de los mismos, dejando que estudiantes que no asisten a las clases, que no son productivos académicamente, que son irrespetuosos logren pasar de la misma manera que los pocos que si cumplen satisfactoriamente con cada requisito exigido para la aprobación del proceso educativo.

Es necesario exigir, la defensa no solo del quehacer docente, es necesario exigir la calidad de la educación en nuestro país, pues esta es la fuente del cáncer de la corrupción que aqueja a Colombia, y esto no es labor única de los docentes, pues la mayoría se encuentra con las manos atadas con sus pésimas condiciones laborales y de vida, esta es obligación y responsabilidad de estudiantes y padres de familia también, pues se paga por educación de calidad y evidentemente según pruebas y estándares, se recibe lo contrario.

Y ahora: ¿Quién podrá defendernos?

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