Carta de una colombiana desde el aislamiento obligatorio en Argentina

Carta de una colombiana desde el aislamiento obligatorio en Argentina

"Aprovechemos la ventaja que nos dio la vida, el virus demoro en llegar a nuestros suelos. No lo tomen como una exageración, la salud es algo que no tiene precio"

Por: Camila Charris Pérez
marzo 21, 2020
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Carta de una colombiana desde el aislamiento obligatorio en Argentina

Desde el viernes 20 de marzo, bajo el decreto realizado por el presidente Alberto Fernández, Argentina se encuentra viviendo un aislamiento preventivo y obligatorio: lo mismo que va a vivir Colombia en contadas horas.

Soy colombiana, tengo 23 años y tome la decisión de irme hace un año, al igual que miles de colombianos que salieron de sus casas para estudiar o conseguir posibilidades, que tal vez en sus ciudades, no lograron conseguir.

Mi cuerpo está en Buenos Aires pero mi mente permanece en toda Colombia, allá están mis padres, mi hermano y mi familia entera. Yo me encuentro sola, escribiendo esto en un pequeño cuarto en una residencia estudiantil, rodeada de chicos de varias nacionalidades que al igual que todos tenemos miedo -no es fácil vivir esto y menos tan lejos de tu hogar.-

En la nación del "mate" y de los besos, se fueron acabando los saludos cercanos y ahora ya no se comparten las bombillas para tomar su famosa bebida. Si ellos lograron cambiar su cultura a través de una alteración en sus costumbres, ¿Por qué nosotros no seríamos capaces?

Hay que ser sinceros, a partir del momento en que se hizo publica la noticia del aislamiento obligatorio aquí, no paran las notas sobre inconscientes que quieren aprovechar para viajar o de las largas filas de personas fuera de los supermercados sin cumplir con lo simple que se les pide: "quedarse en casa"o por lo menos mantener la distancia.

Pero si algo hay que resaltar de Argentina, es que algo positivo también empezó a ocurrir, en el país de la "Grieta" política y donde las personas están acostumbradas a manifestarse por cualquier cosa que no les parezca: por primera vez empezó a existir una unión.

Cuando llegué hace un año (justo para las elecciones presidenciales) existía una polaridad ideológica tan grande entre los llamados "kirchneristas" y los "peronistas" contra los de "derecha". En estas últimas semanas, la gente ya no pelea por eso, los políticos se escuchan sin ser del mismo partido o sin tener siquiera la misma opinión.

Esto ya no es cuestión de quién voto a quién o si fue una buena elección o no. Hay que vivir un cambio en nuestro "chip" de conflictos, especialmente el de Colombia, un país donde la guerra, la disparidad y el egoísmo nos persiguen desde el principio de los tiempos.

El enemigo es invisible y créanme que infecta tanto al que apoya al presidente como al que no. Aquí la gente es descendiente directa tanto de italianos como de españoles, por eso las noticias duelen (al igual que en todo el mundo) pero tal vez un poquito más que allá. Es difícil conocer a un argentino que no tenga familia cercana en alguno de esos países, supongo eso ayuda a buscar ese cambio de paradigma para sobrellevar la situación.

Es lógico que no podamos comparar situaciones, cada país vive su propia historia y ha tenido sus propios errores. Además, en el nuestro, la salud es un desastre y el empleo informal es un drama social gigante. Los famosos y las altas "élites" nos invitan a quedarnos en la casa, nos muestran sus mansiones y es complicado vernos reflejados en ellos.

Mi mamá (al igual que tantos hombres y mujeres) gana al día con lo que logra vender en su pequeño negocio (y entiendo que hay casos mucho peores que ese), pero toca hacer un esfuerzo gigante en estos momentos tan difíciles. No entremos en pánico: las cosas se van a solucionar.

Por primera vez, seamos un ejemplo positivo para el mundo entero. No pensemos solo en nosotros mismos o nuestros cercanos, salgamos de esa realidad: todos contamos, todos somos indispensables, todos tenemos derechos y en especial, todos podemos ayudar.

No esperemos al castigo, no nos creamos más "vivos" que el otro. Saquémonos de raíz eso que no nos deja progresar. Nosotros no nos rendimos, somos "echados para adelante", "camelladores" y tenemos algo que en muchos lugares del mundo les falta: un corazón de oro.

Entendemos que nuestro sistema de salud no es el mejor, tiene tantas falencias que enumerarlas es algo tan innecesario. Además, esa tontería de los "estratos sociales" nos ha logrado separar por tanto tiempo, dándonos ideas tontas de resentimiento o discriminación social: al momento de que el virus llegué a una persona, créanme que no le va a pedir un recibo de la luz o del agua para saber a qué grupo pertenece.

Por favor colombianos, para quién sea que lea esto, cumplan las medidas. Aprovechemos la ventaja que nos dio la vida, el virus demoro en llegar a nuestros suelos. No lo tomen como una exageración, la salud es algo que no tiene precio.

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