¿Tratar de amedrentar a los camioneros con sanciones, hace algún aporte a la construcción de la paz? Yo quisiera recordarle, quisiera poder como cualquier ciudadano hablar con el presidente para ubicarlo en contexto.
El presidente administra el país y no se convierte en el propietario del país. Él debe escucharnos a todos como ciudadanos, debe respetar y evitar a toda costa, como comandante supremo de las fuerzas del orden, que estas maten a los camioneros, indígenas, estudiantes, campesinos, sindicalistas, entre otros, por el simple hecho de que cada vida es sagrada y el estado debe garantizar no eliminarla. El Presidente debe propender a que las voces de todos sean escuchadas equitativamente en los medios. La paz, estimado Presidente, debe garantizar un estado de bienestar a los ciudadanos, debe garantizar la vida de los ciudadanos, debe revestir de dignidad esas vidas.
El presidente es un servidor público y como tal debe servir a los ciudadanos y deslegitimar a los líderes de las protestas. Pero no va a hacer que la protesta en sí acabe, porque los problemas de fondo son mayores. Señor presidente viene usted de un momento que todos consideramos histórico, la firma de un acuerdo con las FARC ¿por qué en su infinita persistencia, esa que ha demostrado en los duros años de negociaciones, no da condiciones dignas de negociación a todos los sectores sociales, para robustecer esa paz que necesita saldar la deuda del estado en la sociedad misma?
Todos los colombianos hemos pasado por las condiciones de miseria de un salario mínimo. Somos agrodescendientes (hijos y nietos de campesinos que aún hoy no tiene condiciones de trabajo menos que precarias y sin derecho a pensión), consumimos nuestros alimentos de las plazas de abastos, transportadas por camioneros que viajan por carreteras en pésimas condiciones. Por nombrar un ejemplo, la vía Panamericana ¿ha visto usted cómo es la panamericana en Ecuador, Perú, Argentina o Chile? Yo sí, y es vergonzoso que el Estado no invierta lo que es debido en un compromiso de interconexión de las Américas de hace más de medio siglo.
Sabemos que nadie hace un paro por gusto o "porque no quiere trabajar". Al contrario, si un colombiano hace paro es porque es un "verraco" que quiere trabajar en mejores condiciones y se le mide "a lo que sea" teniendo en cuenta las condiciones actuales. La paz debe basarse en la escucha y el compromiso con todos los ciudadanos, no con la selección a dedo de a quién sí se ayuda y quién no y se le desprestigia.
Hoy este paro está midiendo su capacidad de negociación con todos los sectores sociales y usted, señor presidente, va perdiendo porque no está bien que invierta mucho esfuerzo en negociar con grupos armados y muy poco con ciudadanos. Esa actitud podría ser el detonante de la necesidad de más armas. Porque de fondo los sangrientos conflictos de Colombia han surgido por la indiferencia del Estado frente a reclamos a lo largo y ancho del país.
Usted ha demostrado que quiere darle un giro a nuestra historia y dar cuenta de que los colombianos no tienen por destino la guerra. Busque mejores herramientas para hablar con los ciudadanos, reconozca los reclamos y no deslegitime a las personas. Todos tenemos algo que decir: no repita los mismos errores de la política y los gobiernos del pasado, pase la pagina y aprenda del pueblo, de la gente; de alguien como Pepe Mujica que dijo: “Cuando sos Presidente, aparecen las alfombras rojas, el insoportable protocolo, gente cobrando para no hacer nada...”.
