Buenos vecinos ¡Que viva la yerba!

Buenos vecinos ¡Que viva la yerba!

La anarquía de la nueva comedia norteamericana

Por:
junio 26, 2014
Buenos vecinos ¡Que viva la yerba!

Yo no sé ustedes pero a mí la nueva comedia americana, esa que comenzó a finales de la década pasada con Virgen a los cuarenta y que ha convertido a Seth Rogen en un ícono de esta generación, a mi cada vez me gusta más.

Ayer, después de la goleada de Colombia a Japón y atrapado en medio de una masa embravecida por el aguardiente y el triunfalismo desbordado, decidí meterme en una sala de cine y escapar, por un momento, de las vuvuzelas y los si, si Colombia, si,si, Caribe. No había nadie en taquilla, miré los afiches y desdeñando Encerrada y otros bodrios escogí a Buenos vecinos.

Ya había visto los cortos y sabía que detrás de la cámara iba a estar Nicholas Stoller, el mismo de la deliciosa Get him to the Greek y que bueno, Rogen, el genio creador de esa obra maestra absoluta del cine-ganya que es Este es el fin, era el protagonista… entonces, para que más.

Allí tenemos a nuestro fumón preferido, un poco más viejo y más gordo que en la última juerga que le vimos con James Franco. Ahora se ha casado con Rose Byrne y ambos tienen una niña preciosa con la que se distraen disfrazándola de Walter White o Donald Draper. Tienen una casa amplia en los suburbios de la ciudad y aunque su nuevo rol como padres les impide frecuentar todas las fiestas de mañana, ese par de ex jóvenes aún creen tener la suficiente energía para ser considerados cool.

Bueno, esa placidez cambiará cuando a su lado llegue Zach Ephron y su fraternidad de universitarios fiesteros. Entonces, al unir dos géneros que hasta el momento habían estado separados, el de las comedias de parejas jóvenes que tienen un hijo y el de las comedias de muchachos enrumbados e irresponsables que lo único que quieren es estar borrachos y fumados , Nicholas Stoller consigue realizar una película repleta de gags y chistes originales y graciosísimos, aunque eso sí, absolutamente incorrectos y escatológicos. Muy escatológicos.

Una señora que estaba al lado mío, con el rostro sepultado en maizena, salió espantada de la sala al ver la escena en que una bebé…¡se chupa un condón que acaba de encontrar en el jardín de su casa! Lo peor es que, a pesar de lo escandalizado que puedas estar, no podrás parar de reírte, y no podrás parar porque todo funciona, hasta burlarse de los novatos que quieren entrar a la fraternidad y que son sometidos al más despiadado y denigrante de los matoneos. No puedes hacer nada mi hermano, ninguna plegaria elevada al cielo te salvará, hasta los torturados lo están disfrutando y aman sus cadenas,es el apocalipsis, es Seth Rogen con su maldita incorrección política, es la yerba que, consumiéndose lentamente en un barril ardiente, te atrapará con sus brazos de humo y te someterá, sin tocarte, al ardor de su beso.

Buenos vecinos refleja lo relajado que están los Estados Unidos de Obama con el tema de las drogas. Hace una década, cuando el señor del mal mandaba, los personajes de las comedias gringas eran jóvenes muy bonitos que se reunían a las tres de la tarde en un Mall, a hacer locuras mientras atestaban de cosméticos sus carritos de mercado. Ahora los vemos queriendo romper todo, las aulas de las universidades, los diplomas, los convencionalismos, el mundo.

Amo la anarquía de la nueva comedia norteamericana. A mí acá no me pregunten por aspectos técnicos de la película, si la historia alcanza a describir con eficiencia a sus personajes o todas esas chorradas que a veces, con prepotencia y por  no tener nada más que decir, escribimos los críticos de cine. Nada, Buenos vecinos, al igual que Proyecto X, está hecha para ser disfrutada, bebida y fumada como la más feliz de las drogas. Lo único que tienes que hacer es acomodarte en la silla, no resistirte y dejarte llevar. Hacer lo contrario podría causarte un aneurisma.

En estos días de fiesta, de carnaval futbolero, en donde los desconocidos se abrazan, en donde en las esquinas he visto a parejas de ejecutivos muy bien vestidos y peinados compartir el veneno de la cannabis y después darse un beso apasionado, en donde las madres le agregan unas cuantas gotas de ácido lisérgico a la leche con la que alimentan su bebé para que ya no lloren tanto, esta es la película ideal para ir al cine y reventarse a risa.

Pdta: Se recomienda ver la película bajo la influencia de la yerba. En algunas regiones del país todavía es algo mal visto pero créanme que es más sano y barato que una caja de crispetas acompañada de una gaseosa.

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