Bravuconadas petristas que pagará Colombia
Opinión

Bravuconadas petristas que pagará Colombia

Grave y costoso error de Petro frente al conflicto árabe-israelí. No fue elegido monarca para imponer sus puntos de vista a costa de los intereses de los colombianos

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octubre 16, 2023
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Mientras la mayoría de las naciones y personalidades demócratas rechazan los actos terroristas del 7 de octubre de Hamás, Petro, que no aporta nada a la solución del conflicto árabe-israelí, consideró que lo oportuno era alzar la voz contra las políticas de Netanyahu. Navegando bajo sus propias coordenadas mentales, el presidente cree que lo apropiado en este momento de ira, dolor y rabia por el ataque, es subrayar las atrocidades del gobierno israelí. Es un grave error que le costará mucho al país si no se activan los mecanismos para corregirlo como lo advirtieron los excancilleres.

Bajo la particular forma de pensar de Petro, las acciones terroristas de Hamás contra los judíos en Israel son consecuencia de años de maltrato contra los palestinos en Gaza. Petro considera que en este punto es donde se debe centrar la atención. Diluir la violencia del 7 de octubre en el sinfín de actos violentos del conflicto israelí-palestino es una forma de apoyar un tipo de violencia frente a la otra. Es una manera de legitimar un terrorismo frente a otro. ¿Acaso son diferenciables? ¿Por qué es para Petro moralmente aceptable la masacre de 1200 civiles inocentes pero inmoral la del estado israelí contra los ciudadanos de Gaza?

Que el gobierno de Netanyahu convirtió a ´Gaza es una prisión sin techo´ es una posición que comparten demócratas alrededor mundo. Por supuesto es inaceptable que regímenes democráticos cometan las barbaridades que las fuerzas de seguridad israelíes han cometido contra los palestinos. Así lo reflejan decenas de condenas en miles de foros y en las Naciones Unidas. El malestar que generó el gobierno ultraderechista de Netanyahu es enorme como lo son las consecuencias negativas para las democracias occidentales que se desdibujan con el respaldo a ese régimen, que a su vez se aprovecha de su importancia geopolítica para cometer sus abusos.

Mientras terceros países y potencias avanzaban por la vía civilizada convenciendo al resto de naciones árabes en la necesidad de distensionar el conflicto, Netanyahu intentaba quedarse en el poder. Trató de asumir facultades dictatoriales anulado el control de las cortes sobre sus normas, generando la mayor división de la historia entre la ciudadanía israelí. Los estadistas y pensadores que promueven nuevas soluciones democráticas avanzaban en los acuerdos que, si significaban cercar a Netanyahu y a los extremistas palestinos, pero se paralizaron con el ataque del 7 de octubre.

A los defensores del uso de la violencia para acabar los conflictos, el asalto los fortaleció. El estado de Israel guiado por un líder ya derrotado prepara una guerra más de venganza que dé solución. Las fuerzas de Hamás preparan una resistencia que haga costoso a su enemigo reocupar el territorio de Gaza. El problema sigue empantanado en sangre. Con el asalto ganaron los extremistas que consideran que aumentar la violencia llevará a una convivencia por sometimiento, o peor aún, por exterminio.

El grave error de Petro es creer que subrayando las prácticas inhumanas de Netanyahu contra los palestinos aporta a la solución. Parte de una premisa tan equivocada como imposible de digerir. Implica justificar las barbaridades de Hamás a partir de las barbaridades de Netanyahu. Es una insensatez que afecta los intereses de los colombianos y pone en entredicho los valores de la cultura colombiana. Un país con tanta historia de violencia, con un líder que la usó, no entiende el significado de su uso indebido a pesar de gobernar un país gracias a la democracia.

Petro parece no entender que el ataque del 7 de octubre significó el fracaso de las políticas de seguridad de Netanyahu. Este gobierno se jactó de fortalecer las fuerzas de defensa, su capacidad de inteligencia electrónica y de levantar una muralla infranqueable para que sus ciudadanos pudieran vivir en paz en los territorios fronterizos colonizados. Todo esto se derrumbó el 7 de octubre cuando 1500 comandos entraron por tierra, mar y aire amparados por una cortina de 2500 cohetes, a masacrar judíos. Usaron técnicas artesanales y sistemas de espionaje humanos que inutilizaron el gran potencial tecnológico y la gran superioridad bélica de su enemigo.

Las fuerzas de seguridad israelíes fueron incapaces de anticipar el golpe que se planeó durante meses, incapaces de reaccionar a tiempo para neutralizar el ataque, incapaces de proteger a sus ciudadanos que creyeron que estaban seguros. El fracaso de la política Netanyahu no puede ser más visible. Israel tendrá que buscar un nuevo liderazgo para elaborar con sus aliados demócratas otra política que garantice la seguridad interna de su ciudadanía y la estabilidad en la región. Mientras logran ese cambio, viene la venganza, la reacción furiosa ante la humillación y el dolor.


Estar al lado de quienes promueven la violencia, justificar sus actos, creer que violín mata piano, es actuar por fuera de los principios democráticos y promover la violencia.


¿Cuál es el rol en ese escenario de los gobiernos y los pensadores democráticos?  Estar del lado de las soluciones que llevan a buscar mediante vías civilizadas los acuerdos para llegar a formas de convivencia aceptables. Esa búsqueda, ese llamado, ese impulso es lo que corresponde a los gobiernos demócratas. Estar al lado de quienes promueven la violencia, justificar sus actos, creer que violín mata piano, es actuar por fuera de los principios democráticos y promover la violencia.

Los regímenes extremistas y dictatoriales necesitan visiones como la de Petro para avanzar con sus arbitrariedades. Los que piensan que una violencia justifica la otra iluminan el camino de los dictadores. Los que consideran que es imposible negociar con palestinos o con israelíes, son quienes promueven la violencia porque es el único argumento que les queda para intentar el exterminio.

“Desubicado” es la explicación del director del Inter-American Dialogue frente a la posición de Petro. Sin duda lo está. Los efectos negativos para los intereses colombianos son graves. Además del aislamiento, Petro ubica a Colombia como un país que abandona las causas de sus aliados, a los países que lo protegen, que lo financian, con los que comercia, donde habitan el 90 % de los 8 millones de colombianos que han migrado buscando mejor futuros. Habrá que encontrar los mecanismos democráticos para frenar el daño que Petro le hace a la institucionalidad y a la democracia colombiana con este tipo de posturas. Petro no fue elegido monarca para imponer sus puntos de vista personales a costa del deterioro de los intereses de los colombianos.

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