Bogotá Depredadora: la destrucción del Humedal Madre Agua por la administración de Claudia

Bogotá Depredadora: la destrucción del Humedal Madre Agua por la administración de Claudia

"Lo ocurrido demuestra que el ecologismo es una bandera atractiva para atraer votos; pero no es el eje de su propuesta política, ya que en la práctica parece despreciarlo"

Por: Omar Yezid Barrera León
febrero 01, 2021
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Bogotá Depredadora: la destrucción del Humedal Madre Agua por la administración de Claudia
Foto: Twitter @J_Maldonado0

El humedal Madre de Agua o la Chamicera estaba ubicado en la calle 12, en el trazado proyectado para la construcción de la avenida Guayacanes, entre carreras 71c y 71 bis, en la localidad de Kennedy. Era el último espacio superviviente de un ecosistema de meandros y humedales que hacían parte del trazado original del Río Fucha, antes de su canalización, aunque ninguna autoridad ambiental le reconoció el estatus de humedal. De hecho, humedales como El Burro y Techo también hacían parte de ese ecosistema integrado.

El humedal Madre de Agua, al igual que otros ecosistemas de su tipo, había sufrido procesos de perturbación a causa de intervenciones urbanísticas, disposición ilegal de residuos sólidos, y en 2015, durante la administración de Gustavo Petro, la construcción de una trocha que destruyó casi la mitad del área de ese hábitat, y supuso la extinción en ese humedal de los últimos ejemplares de cuy sabanero (cavia anolaimae). La administración de Enrique Peñalosa, un decidió promotor de la expansión inmobiliaria, contrató la construcción de la avenida Los Guayacanes, una avenida que discurre de sur a norte, desde la localidad de Bosa y que culmina en la calle 12, donde gira para dar acceso al proyecto inmobiliario que se construirá en los predios de la antigua planta de Bavaria, hasta llegar a la carrera 68d, y conectar a través de ella con la Avenida Centenario (Calle 13/Calle 17), en lugar de avanzar los 1100 metros que la separan la calle 12 de la Avenida Centenario, a lo largo de la carrera 89.

El día 28 de enero en pocas horas, los contratistas del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), a cargo de la obra, descapotaron la zona donde estaba ubicado el relicto del Humedal Madre de Agua para dar paso al trazado de la Avenida los Guayacanes. Aunque informaron haber rescatado algunas serpientes, renacuajos y ranas sabaneras, que fueron entregados a la Secretaría Distrital de Ambiente, que según informó fueron trasladados a un Parque Ecológico Distrital de Humedal, el cual no fue especificado.

Durante los días previos a la destrucción del Humedal diversas agrupaciones ciudadanas intentaron evitar la intervención, aunque fueron desalojados de forma por la Policía, bajo órdenes de la autoridad de policial de la ciudad, la alcaldesa Claudia López. En una muestra más de desprecio de esa administración, por las personas y por la naturaleza.

Una parte de Bogotá se perdió para siempre, fue destruido por la administración de un partido político autodenominado Verde, que, a diferencia de los partidos verdes del mundo occidental, como, por ejemplo, el alemán Bündnis 90 / Die Grünen (Alianza 90/ Los Verdes) a quienes incluso copiaron su bandera de fondo verde y un girasol. No tienen una doctrina de ecología política, no defienden un capitalismo sostenible, ni a la defensa de los derechos civiles, parece aborrecer la idea del feminismo individualista, la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, y su animalismo parece reducirse solo a los derechos de las mascotas.

En realidad, la administración López, al igual que la mayor parte del Partido Verde en Colombia, son férreos defensores del fascismo de izquierdas, cuya doctrina de gobierno es el totalitarismo cultural, la dictadura de lo políticamente correcto, la misandria o desprecio a lo masculino, el abortismo como política de contención a la pobreza, la violencia política a través de las redes sociales, el populismo judicial donde el criminal que atente contra la vida o la propiedad es visto como una víctima de la sociedad merece indulgencia, pero el contradictor político o el criminal de delitos de género es linchado mediáticamente en contra del debido proceso y de hecho le revierten la carga probatoria, es decir, es públicamente culpable hasta que demuestre lo contrario. Algo así, como lo que hemos visto en estos días, para descalificar a Gustavo Petro, a quien se le acusa de machista y homofóbico por su ineptitud para plantear un debate político en el ámbito de las ideas contra Ángela María Robledo, Claudia López y Angélica Lozano.

La Bogotá Depredadora de Claudia López demuestra que el ecologismo y el animalismo son banderas políticamente atractivas para atraer votos de la clase media-alta; pero en realidad no son el eje de su propuesta política, ya que en la práctica parece despreciarlos. Otros ecosistemas sensibles y únicos de la ciudad, como el separador de la autopista norte, hogar de curíes de los humedales y otras especies, el humedal de los lagos de Torca, o la reserva forestal Thomas Van der Hammen, están en riesgo de desaparecer. Cualquier forma de resistencia civil para defender esos hábitats naturales no será tolerada por la tirana que gobierna Bogotá, y el daño que ocasione esta administración será irremediable.

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