La Organización Internacional para el Trabajo (OIT) reveló que la alta inflación de este año ha afectado la remuneración de los trabajadores, lo que, junto a la devaluación de las monedas de América Latina, hace que los salarios pierdan capacidad adquisitiva. Para el diario económico La República: “El salario mínimo más bajo de América Latina es el de Venezuela, el cual está en US$15,90, seguido por el de Colombia con US$227; de Brasil; con US$235; luego Bolivia, con US$261; México, con US$262; Honduras, con US$265, El Salvador, con US$304; Guatemala, con US$308; Argentina, con US$322; Ecuador, con US$425; Chile, con US$ 454; y Costa Rica, con US$495”. Agrega el diario que el salario mínimo de América Latina es uno de los más bajos del mundo, y en ella, Colombia está entre los peores.
El Índice de Precios al Consumidor de solo noviembre de este año fue del 0,77 %, mientras que en lo corrido del año el costo de vida de los colombianos se ha incrementado 11,72 % y en el año calendario se disparó a 12,53 %, siendo uno de los niveles más altos desde 1999. “La categoría que más pesa y con mayor variación es Alimentos y bebidas no alcohólicas, que tiene una variación de 1,50 % y pesa 0,29 puntos porcentuales. En el mismo orden encontramos Transporte, Restaurantes y Hoteles, (la primera pesa 1,35 %, 1,18 % la segunda). En este siglo no habíamos tenido un momento en el que vivir fuera tan caro. Lo anterior señala que nuevamente la inflación en noviembre fue impulsada por los incrementos en los precios de los alimentos, principalmente, que se han disparado más de 27 % anual”, dijo el DANE.
El pasado 15 de diciembre de 2022, con show incluido, el presidente Petro dijo: “El salario mínimo crecerá un 16 %, ubicándose en $1.160.000, el subsidio de transporte crece un 20 %, ubicándose en $140.000, para un total de $1.300.000. Esa es la concertación a la que se ha llegado entre empresarios y trabajadores”. Trascendió que para lograr este porcentaje de incremento se tuvieron en cuenta la productividad total de los factores (1,24 %), la inflación de los hogares pobres y vulnerables (14,34 %) y el Producto Interno Bruto (9,4 %).
La “concertación” se hizo tal como el presidente Petro le impuso a las centrales obreras, que habían solicitado un incremento del 20 %, puesto que Petro dijo el 5 de diciembre: “El salario mínimo no va a funcionar con la mayoría de los trabajadores” y sacó el mismo argumento que sus antecesores: “El nivel de vida tiene que ver más con la inflación que con el salario mínimo. La mayor parte de los trabajadores de Colombia ganan menos del salario mínimo. Estamos hablando del 60 % de las personas (...) Con ellos sí funcionaría que bajara el precio de la carne, de la electricidad, del transporte y del arroz”.
El incremento en términos reales, es decir, el aumento del salario mínimo menos la inflación, es inferior al último aumento decretado por el expresidente Iván Duque (10,07 % menos inflación de 5,26 %), el cual fue duramente criticado por el candidato Petro, para quien entonces dichos incrementos debían ser superiores y no producían inflación. Bruce Mac Master, presidente de la ANDI, dijo: “Nos vamos contentos, les recuerdo: La inflación de ingresos bajos es del 14,4 %”, mientras que los trabajadores perdieron la oportunidad de mejorar su capacidad adquisitiva, víctimas de un sector del sindicalismo cooptado y adormilado, que perdió su autonomía e independencia. Importante aumento, pero al final insuficiente: ¡No, aguanta…!
