El arte es magia que transforma

El arte es magia que transforma

Lo conocen como “Yes”, pero su nombre real es Yessi Eduardo Santos Ramírez. Es un hombre muy joven para la trayectoria artística que le acompaña

Por: Manuel Tiberio Bermúdez
marzo 26, 2017
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El arte es magia que transforma

 

Quienes miran sus obras no resisten la tentación de buscar la cuerda de energía y el interruptor que enciende sus pinturas, que son como avisos de neón. Impactan, deslumbran, destellan. Son como una explosión sicodélica que pone en duda la cordura del espectador.

El autor dice que su propuesta es una mezcla de “arte pop y abstracción lírica”. Es una vibración luminosa de curvas y líneas continuas llenas de colorido,  con las que Yessi busca enamorar al espectador. “Es una pintura –dice- en la que se genera mucho movimiento, ya que mis obras las elaboro con colores  vibrantes que se difuminan con el blanco generando un efecto lumínico como si fueran neones”

Como todos los artistas, Yessi busca atrapar al espectador, llenarlo de sensaciones cuando se ponga delante de su trabajo. “Quiero que el espectador tenga emociones diferentes, que quien observa la obra, encuentre el mensaje que está implícito en ella, pero es el espectador quien debe descifrar las claves, y por ello para todos y cada uno de quienes lo observan tiene un mensaje diferente. En algunas ocasiones, de incognito, en mis exposiciones me he puesto a observar las reacciones de los espectadores y todos tienen una explicación distinta para cada obra. Es una gran gama de ideas, de elucubraciones,  mas sin embargo, la que me motivó a realizar la pintura, por lo general difiere de la  del espectador”.

El artista no se conforma con hacer un derroche de color, lo que quiere es que el observador tenga una idea de transformación, de cambio interior, de cómo mediante el quehacer artístico también ha ido evolucionando. “Yo, por ejemplo, hago una iguana, pero a esa iguana le hago una pata pequeñita, y otra grande. Es decir, yo deformo la figura, la transformo. Es esa transformación la que yo he realizado también en mi vida como artista. He ido transformando poco a poco los productos finales de mi trabajo”.

Y es que ese evolucionar viene desde la niñez. Yessi creció en un hogar que tenía algunas carencias pero en el que había mucha comprensión y amor.

“Mi padre era un hombre de Manizales, de esos  paisas creyentes y correctos. Su familia de raza blanca y adinerada, mas sin embargo, la de mi madre era muy humilde y  con una herencia indígena notoria. Esto hizo que la familia de mi padre rechazara la relación con mi madre. Pero mi progenitor, decidió dejar la riqueza de lado y se lo ganó el amor hacia lo que su corazón dictaba”.

“Pero, la vida fue dura, y en mi hogar no hubo muchas comodidades para vivir. En mis épocas de estudios primarios y secundarios,  yo me ganaba las “onces” para los recreos, pintando dibujos: próceres, mapas, en fin, mis amigos decidían entregarme todo lo que ellos no eran capaz de realizar y a cambio, recibía meriendas y bebidas. Me iba bien, para que los recreos no fueran de carencias y siempre  tuve la posibilidad que comer y tomar a pesar que no llevaba nada desde casa”.

“Desde entonces me gustó el arte y aunque no asistí a ninguna academia, pues soy totalmente empírico, el Ministerio de Educación Nacional de Colombia, me otorgó la tarjeta profesional de artista plástico y visual, logrando durante varios años de trabajo y promoción del arte, ganarme el respeto,  reconocimiento y acreditación como artista, ”.

Con el pasar del tiempo, Yessi empezó a asistir a cuanta exposición se daba cuenta que se realizaba. Miraba detenidamente los cuadros, tomaba notas mentales de lo que observaba, y descubría, por intuición, como hacían los expositores el oficio.

¿Cómo llega al mundo del arte?

“La vida es extraña, -señala Yessi-. “Yo estudie producción de Radio, Televisión y Locución y además Mercadeo y Ventas. Trabajaba en estas áreas y ganaba buen dinero, entonces empecé a invertir en las obras que me gustaban de las exposiciones a las que iba, en una palabra, me volví comprador de arte. En el Tolima, asistí a una exposición en la que hice muy buenos amigos, que me dijeron, bueno usted tiene buen ojo para el arte,  ¿porque no intenta pintar? Yo argumentaba que una cosa era el gusto por el arte y otra ejercer como artista”.

“Pero, alguna vez llegó un pintor del Ecuador, con unas obras muy buenas, pero todas eras copias de gran perfección. Y empezó a venderme obra a muy buen precio y yo utilizaba esos cuadros para hacer regalos a mis familiares y amigos. Un día le dije: Quiero una obra de dos metros de ancho por un metro de alto, que tenga un caballo blanco corriendo sobre la arena, que exprese fortaleza y libertad, además  sobre él, un hombre cabalgando junto a una mujer y una niña pequeña, que representaba a mi esposa, mi hija y yo. Le di el dinero y por ahí al mes me llamó y me dijo: “listo, ya está el cuadro terminado”.

“Fui al taller del pintor y me llevé una gran sorpresa, pues había pintado un caballo como si fuera de esos de madera. La idea que yo le había propuesto era que todos fuéramos cabalgando sin ropas en representación de libertad y que el viento ondeara nuestros cabellos, pero, a mí me había pintado como un vaquero de sombrero y pistola junto a mi esposa e hija  con unos vestidos inmensos  y en lugar de realizar un entorno de mar, arena y viento, hizo una tormenta horrible. Le pedí que lo borrara  y volví a darle para los óleos y demás implementos,  le dije que ya no pintara a la familia, sino que hiciera un grupo de caballos corriendo por la playa, pero que todos fueran blancos, esbeltos y hermosos. Entonces me dijo la gran frase. “Listo yo le hago lo que me pide, pero usted debe traerme la foto”.

“Recordé entonces que un amigo pintor  había hecho unos caballos, pero de distintos colores. Era una obra hermosa y con los parámetros que yo requería. Le llevé la foto del cuadro a mi pintor y le dije. “Hágame esos caballos pero que todos sean de color blanco”. “Listo me dijo”.

“Como al mes y medio volví, cuando me dijo que ya tenía la obra.  Y efectivamente, allí estaban los caballos, frente al mar, las crines al viento, pero, igualitos a los que había hecho mi amigo: caballos de colores: uno blanco, uno negro, uno café, etc. Yo de todas maneras me llevé el cuadro. Lo puse en mi sala y mi esposa me vio como acongojado con el cuadro. Entonces le conté la historia. Ella me dijo: “si tu quieres algo a tu gusto, como tú lo sueñas, hazlo tú mismo”. Pero es que yo no soy pintor –respondí-. Pero tú tienes talento, respondió ella, te he visto hacer dibujos,  ¿por qué no lo intentas?

“Cuando ella se fue a dormir me puse en la tarea de pintar el cuadro que yo quería. Pinté toda la noche. Al otro día cuando ella se levantó,  yo aún seguía pintando. Se acercó y  me dijo: “No lo puedo creer, esta hermoso el cuadro” Yo había cambiado todos los caballos coloridos a color blanco, tal como yo lo quería”.

“Luego algunos amigos artistas a los que yo les compraba obra vieron mi trabajo y me decían. Ese trabajo es muy bueno. ¡Anímese a pintar! Entonces me decidí a pintar una ermita, una iglesia que tiene mucha historia de la época de la colonia en nuestro país, ubicada en la región donde yo vivía.  La hice pero al estilo de Vang Gogh. Un amigo me invito a participar en una exposición a la que iban algunos artistas de renombre internacional de la ciudad de Ibagué”.

“Participe sin ninguna expectativa, lo hice para mostrar mi obra, por escuchar opiniones. Al momento de anunciar los ganadores me llevé tremenda sorpresa, fui uno de los ganadores de la exposición de arte. ¡Casi me desmayo!.

Además los ganadores recibían una estatuilla y un premio en dinero, con la invitación a participar en el Festival Folclórico de Ibagué, en la muestra pictórica que organizaba la Gobernación del Tolima. Para la ocasión hice además dos obras que tenían que ver con el folclor de la región Tolimense y preciso, allá llegó la directora  de Artelandia, una revista de arte de Carvajal que circulaba por toda Suramérica. Vio las obras, le gustaron y fueron publicadas. Así empecé”.

Desde ese momento hasta hoy Yessi pinta, expone, cada día con más entusiasmo, con más entrega.

Y para ese comprador inicial de arte, hoy ya artista, qué es el arte para él?

“Para mí el arte es magia. Es poder transformar a mi modo lo que veo en mi entorno y cotidianidad, en algo diferente, lleno de color, de trazos continuos  y vibraciones luminosas, que genere en el espectador emociones que perduren en su ser. Creo que la máxima expresión de los seres humanos es el arte”.

En éste mundo tan frívolo, tan loco, que le rinde culto al dinero y al éxito como nuevos dioses, ¿para qué sirve el arte?

“Hace poco una niña me escribió a mi Facebook contándome que había asistido a  una exposición individual que hice en la Galería El Gato de Bogotá,  y me decía que le había encantado la obra. Me decía además que sus padres quieren que estudie ingeniería, pero “yo quiero estudiar arte”, escribió. Lo que  vi en su exposición me gustó  y por eso quiero que me diga si puedo estudiar arte, pero mis padres se oponen pues me dicen que los artistas se mueren de hambre”.

“Yo le respondí: puedes tener todas las opiniones del mundo, pero déjate llevar por lo que manda tu corazón, lo que dicta tu instinto y tus talentos. Alguna vez Shakira, la cantante dijo: “yo nunca imaginé que iba a vivir de la música y ahora la música me lo ha dado todo. Déjate llevar por la pasión, si sientes pasión por el arte no renuncies, sigue adelante con ello, que algún día vas a vivir muy feliz, sin pensar solamente en la parte económica, sino espiritualmente, vas estar totalmente colmada de felicidad y satisfacción, porque hiciste lo que te encanta”.  Con eso quiero decir que el arte para mi es mi vida, es mi pasión”.

“Cree que a veces al público le da dificultad descifrar los códigos de los mensajes que Ud. quiere trasmitirle?

“La mayoría de las veces un pequeño grupo de público capta mi mensaje, porque de alguna manera los mensajes son subliminales. Mi obra es transformación continua, pero me encanta que las personas opinen de forma diferente al mensaje que yo quiero dar”.

¿Qué lo motiva a pintar?

“La pasión por el arte, ese es mi motor. Hace unos 6 años decidí –pues siempre he trabajado en ventas con empresas editoriales- renunciar a ello y dedicarme a vivir exclusivamente del arte y me fui a vivir a Argentina pues allá hay mucho apoyo para los artistas. Estuve en Uruguay, Ecuador, Brasil, Paraguay, observando, pintado, compartiendo. Por allá si se dan incentivos para crear arte, mientras en nuestro país muy poco. Aquí en Colombia había participado en varias exposiciones, pero colectivas. Quería hacer una individual pero siempre en las galerías de arte me decían: ¿usted tiene historial como pintor en otros países? Por eso, por mis propios medios empecé a viajar, porque si no se tiene un padrino, para salir adelante, hay que hacerlo solo”.

“Me fui de mochilero. Empecé por Ecuador y lo primero que hice cuando llegué a Quito, me fui a las mejores galerías y les enseñaba cuál era mi obra. Me decían tráigala, y yo iba y pintaba pues no lleve obra.  Mis pinturas gustaban y en todo ese recorrido por Suramérica, viví del arte, de lo que hacía”.

¿Cómo es nuestro país en lo que tiene que ver con el arte?

“Colombia es duro. Yo retorné porque aquí está mi familia y porque la lejanía es dura, pero gracias a mis viajes, pude volver a las galerías que antes me cerraron las puertas y pude hacer exposiciones individuales”.

¿Qué significa para usted MAI Colombia Internacional?

“Es un hecho importante en mi vida de artista. El vínculo con MAI ha sido una gran experiencia, me ha ido muy bien, pero sobre todo, siento que somos una gran familia en la que recibimos gran apoyo en el ámbito artístico, pues se tienen convenios con agremiaciones de artistas de otros países, galerías, museos y recintos dedicados a promover las artes. Con MAI Colombia Internacional he logrado exponer mi obra en varios países como España, Italia, Brasil, Ecuador, Chile, Argentina, México, Perú y La Alianza Francesa con una exposición itinerante en Colombia y luego en Europa. Además de las exposiciones que se han realizado en algunas importantes ciudades de  Colombia, por lo tanto estoy muy orgulloso de pertenecer a esta maravillosa fundación cultural  y  vamos para adelante con  MAI”.

Una reflexión sobre el arte como experiencia de vida

“Pienso que si a todos los niños les inculcamos el amor al arte, vamos a tener en el futuro personas de grandes sentimientos, de corazones abiertos y seres humanos que miraran la vida con felicidad, con amor y con gran entereza”.

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